Estoy muriendo de hambre, a pesar de que llegamos temprano, ocho de la mañana para ser precisos, las pruebas son algo tardadas y ya pasan de las once, siento como mi estomago gruñe mientras estamos a la espera de resultados, me retiro las gafas un momento e inclino mi cabeza hacia atrás cerrando mis ojos
—¿Estás bien? —
Pregunta Andrew yo solo niego con la cabeza y pongo mis manos sobre mi estomago sin abrir los ojos
—Tengo mucha hambre—
—Tranquila, de verdad de lo compensaré, tienes razón es tarde, pero dime que tú no quieres tener los resultados ya—
—Si tengo curiosidad, pero el hambre puede más, ¿acaso tú no desayunas? —
—Si lo hago, pero creo que, si puedo soportar el hambre más que tú, pequeña glotona—
Sonrío al escuchar eso, la verdad me agrada mucho su compañía, es un tipo divertido, solo espero que no sea de esos casos en el que es un gran chico y luego se vuelva un grano en el culo; escucho como la puerta del consultorio se abre y abro los ojos, me acomodo las gafas de nueva cuenta y Lucius toma asiento frente a nosotros
—Bien, traigo noticias, aunque no estoy seguro de como las tomarás Harper —
—Solo quiero saber lo que ocurre, aunque puedo estar segura de mi locura —
Respondo y él solo me observa, sus labios forman una línea muy fina y suelta una pesada respiración, del folder en sus manos comienza a sacar uno a uno los resultados y las imágenes, para después colocar una pen drive en su ordenador y abre un archivo, gira un poco en la pantalla permitiéndonos ver fácilmente la imagen
—Este es tu cerebro, es el de una persona normal, no hay alteraciones, no hay reacciones diferentes, físicamente está en los parámetros normales, en resumen, no tienes ningún tipo de mal formación a nivel cerebral, en ese sentido estás sana—
Explica mientras veo las imágenes en la pantalla, frunzo el ceño, este tipo de estudios son muy familiares para mí y siempre aparecen cosas extrañas en las imágenes
—Y ¿Qué pasa con las demás pruebas? —
Pregunto y su mirada va de mi a Andrew, sus ojos centellean azulino y parpadeo un par de veces tratando de no perder la razón, toma las hojas con resultados junto a un resaltador y comienza a subrayar cada uno de los resultados
—Todos tus niveles son completamente normales, todos y cada uno de ellos, tú no estás enferma, Harper, jamás lo has estado—
—¡¿Qué?! No, esto debe ser una jodida broma—
Respondo alterada, mis manos comienzan a temblar y siento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, no puede ser cierto, llevo años lidiando con las jodidas alucinaciones
—Harper, no es una broma, hice que te tomaran más muestras para hacer dos veces cada prueba y no hay dudas, aquí puedes ver tus niveles de dopamina, epinefrina, norepinefrina, bueno en si todos tus neurotransmisores, están en los parámetros normales, lo único que tienes es anemia según la biometría hemática que se te realizó y es mínima—
Niego con la cabeza con una sonrisa nerviosa, ¿me está diciendo que todos estos años han sido una mentira? Todos estos psiquiatras, terapias y medicamentos, ¿todo fue una maldita farsa? Me levanto de mi asiento, debo salir de aquí, necesito aire
—No, eso está mal, todo está mal—
—Nath, debes calmarte—
Suelta Andrew poniéndose de pie, pero me alejo un par de pasos hacia la entrada
—No puedo estar aquí, ¡todo está jodidamente mal! —
Protesto y salgo corriendo por los pasillos, tengo miedo, ¿Por qué carajos veo esas cosas si aquí dice que estoy bien? Eso es imposible, no pueden estar todos mal y esto bien; el pasillo se me hace eterno hasta que al fin logro llegar a la salida del hospital, debo irme, no puedo estar aquí, pero al salir al estacionamiento me detengo en seco, siento como el vello de mi nuca se eriza y a unos tres metros veo a un tipo frente a mí, me observa y sus ojos comienzan a volverse completamente negros como el carbón, trago en seco al notar su sonrisa torcida, esto no está bien, no es el momento para alucinar, comienzo a temblar y corro a toda velocidad tratando de alejarme, pero veo como más tipos con rostros distorsionados aparecen en mi camino, ¡no! No puede estarme pasando esto, no de nuevo, corro atravesando las calles, los cláxones no se hacen esperar cuando me atravieso en un semáforo en verde
—¡Fíjate! ¡Maldita loca! —
Escucho a uno de los tipos en su auto, yo solo corro, necesito huir, choco contra algunas personas, algunas con rostros normales y con expresiones molestas al ser golpeadas accidentalmente por mí, y otras con rostros distorsionados que me dan sonrisas torcidas, llego hasta un callejón donde paro para tomar un poco de aire, me quito las gafas y me paso una mano por mi rostro, necesito calmarme, necesito estar bien
—No estarás bien hasta que saltes, corderita—
Mis ojos se abren como platos, siento un fuerte escalofrío y nerviosa me acomodo las gafas, me giro en mis talones y justo ahí a solo unos pasos de distancia esa alucinación, la sombra sin rostro, doy unos pasos atrás tratando de alejarme
—No por favor—
Suplico, retrocediendo, pero la sombra parece estar más y más cerca, caigo de culo al tropezar con algo y comienzo a arrastrarme para alejarme, las lágrimas caen recorriendo mis mejillas, soy presa del pánico de nuevo, cuando está alucinación se presenta solía ser porque tenía pesadillas, pero desde ayer, aparece atacándome, esto suele ponerse más violento, mi corazón martillea con fuerza y el latido es ensordecedor, cuando la sombra está solo a unos centímetros de mí veo formarse una neblina negra a sus espaldas ¡Carajo! No otra de esas criaturas, por favor no, cierro los ojos temblando, no sé qué hacer, solo puedo llorar, me siento sin salida
—Aléjate de ella—
Escucho la voz de Andrew, pero no me atrevo a abrir los ojos
—Tarde o temprano la haré saltar—
La voz hueca de la sombra se extingue en su última palabra, mis hombros tiemblan y unas manos se colocan sobre mis hombros sobresaltándome
—No me hagas daño—
Suelto en un sollozo sin siquiera poder mirar
—Nathalie, pequeña, por favor, mírame, soy yo, soy Andrew, no te haré daño—
Sin pensarlo dos veces me abalanzo a sus brazos y me sujeto con fuerza de él, pareciera que es el único que puede darme paz, tengo un miedo de muerte y esto se vuelve insoportable
—Esas cosas estaban aquí de nuevo, ya no quiero verlas, por favor, a este paso, si funcionara, sería capaz de un pacto con el diablo con tal de ya no verlos, es horrible, ya no puedo—
Digo entre sollozos, él me acaricia la espalda mientras me ayuda a ponerme de pie, hundo mi cabeza en su pecho y tomo una profunda respiración
—No puedes hacer un pacto con el diablo, tu alma es demasiado bella para eso—
—¿Tú qué sabes de almas?, entiende que estoy desesperada—
—Nath, yo también los veo, te lo dije, y ahora que sabes la verdad de que no estás enferma puedo explicarte lo que pasa, pero primero necesito que te calmes y que confíes en mí, además con esa anemia debes comer, así que te llevaré por algo—
—Parecieras minimizar mi situación—
Me toma por los hombros y me aleja de él, agacho la cabeza, pero cuela su mano bajo mi barbilla haciendo que lo mire, sus ojos centellean esmeralda, y me sonríe
—Tú puedes ver cuando hago esto ¿cierto? —
Solo puedo asentir, luego sin apartar la mano de mi barbilla, levanta la otra mano y chasquea sus dedos
—Revisa tu bolsillo trasero—
Hago lo que me pide y siento algo en él, lo saco y es un pequeño brazalete, uno de plata fina, yo no tenía un brazalete, ¿Cuándo lo puso ahí?
—¿Cómo lo hiciste? ¿acaso eres mago o algo así? —
Pregunto sin apartar la mirada del brazalete, escucho un suspiro y mis ojos van hacia los suyos
—Te pedí tener la mente abierta, así que ¿estás lista para saberlo? —
—No me tengas con la intriga, por favor, al grano—
—Nath, soy un demonio—
Suelto una genuina carcajada, no, esto debe ser una jodida broma, definitivamente mi salud mental es nada comparado con esto
—Y yo la reina Isabel—
Suelto entre risas, pero él me mira serio, sus ojos centellean de nueva cuenta
—No es una broma, te lo voy a demostrar, dame la mano—
No me queda de otra, en verdad creo que está tan chiflado como yo, le doy la mano sujetando la suya, un fuerte escalofrió me hace estremecer y mis ojos se abren como platos al ver esa neblina negra formándose a nuestro alrededor
—¡Pero que mier…! —
Mi expresión se ve interrumpida cuando en un abrir y cerrar de ojos todo es n***o y luego de nueva cuenta claro y aparecemos justo en el estacionamiento al lado del auto
—¿Co-como hiciste eso? —
—Te dije que soy un demonio, no es broma, pero si quieres que me aleje lo haré, solo antes debo decirte que tú no eres alguien común y corriente y lo que ves en realidad son seres que buscan atormentarte si no dominas tus habilidades—
—¡oh, oh! Más despacio vaquero, a ver deja proceso todo esto, ¿Cómo que los demonios existen? Estás hablando del tipo con cuernos y esos cuentos de terror que nos decían de niños para asustarnos o ¿Qué carajos pasa? —
Se estrecha el puente de la nariz entre sus dedos cerrando los ojos por un momento, creo que lo he frustrado, pero debe entender que yo soy una atea de lo peor, bueno realmente no tengo idea de lo que soy, a este paso la iglesia me quemaría viva por hereje, sus manos van a mis hombros y me mira a los ojos, estos centellean rojizo, luego azulino y al final ese color esmeralda hermoso, me encantan sus ojos, Harper deja tus fantasías para después y concéntrate en el ahora, me regaño a mí misma
—Lo siento, no me caracteriza la sutileza, sé que esto puede ser algo extraño, pero es la verdad—
—Según oí, los demonios mienten—
Me da una sonrisa de medio lado y lleva una de sus manos a mis mejillas
—No sabes toda la historia, después de todo los de arriba se han encargado de manchar nuestro nombre, en especial el mío, pero si me permites puedo contarte mi versión de los hechos—
—Andrew, todo esto es perturbador ¿sabías? Tengo un mundo de problemas con los cuales lidiar, entre ellos que demandaré a todos mis psiquiatras por tratarme de loca cuando ahora tu hermano me demuestra que no lo estoy, prácticamente me drogaron por años en contra de mi voluntad, estás alucinaciones terribles o entes o lo que sean se vuelven más violentas y luego ya tenía ciertos traumas, ¿sabes el equipaje que llevo arrastrando? ¿todo lo que dejé atrás por venir acá? —
Las lágrimas de nueva cuenta escurren por mis mejillas, estoy comenzando a hiperventilar, no me siento bien, creo que me voy a desmayar, Andrew se acerca tomándome por la cintura
—¡Carajo! Nath, no quise abrumarte así, lo siento, soy muy estúpido para estas cosas—
Mis manos lo toman por la chaqueta, no sé si me siento débil porque tengo un hambre del carajo o es que sigo abrumada con todo lo que está pasando, lo que sí puedo decir es que, si pensaba que las cosas no podían empeorar, estaba muy equivocada, ahora todo parece más complicado que lo que suponía; Andrew me abraza y lleva una mano a mi cabeza haciendo que me recargue sobre su pecho
—Andrew—
—Dime, Harper—
—No me digas Harper, dime Nath, me gusta como lo dices—
—Nath—
—Así está mejor, vaquero, llévame a desayunar, tengo mucha hambre, vamos un paso a la vez ¿quieres?, muchas impresiones por un día—
—Como tú quieras, Nath, por cierto, te llevaré al waffle house, hace unos días los probé ahí y fue increíble—
Dice en un tono emocionado, parece un niño pequeño, levanto mi cabeza para poder mirarlo, mi escaso metro con sesenta centímetros me hacen diminuta a su lado, creo que sobrepasa el metro ochenta, es altísimo, baja la mirada y me observa con una sonrisa
—Gracias, pero en verdad ya vamos, tengo hambre—
—Eres divertida ¿sabes?, me alegra que estés un poco más tranquila, ahora señorita, vamos adentro del auto, no quiero que te desmayes de hambre, debemos cuidar esa anemia tuya, no me gustaría que enfermaras—
Abre la puerta del auto invitándome a entrar, me acomodo y me coloco el cinturón mientras el cierra la puerta, cruza por enfrente del auto para luego subir a su lugar
—Para ser un demonio eres muy amable conmigo —
—Eres con la primera chica que me porto así, no había conocido a alguien que me incitara a serlo—
—No soy la octava maravilla del mundo—
—No, no lo eres, eres algo más que eso y aunque no lo creas eres muy hermosa—
Agacho la mirada viendo mis manos, estoy sonrojada, él solo arranca y comienza a conducir, por el rabillo del ojo veo como esboza una sonrisa, pareciera relajado
—Te has quedado muda, Nath—
—No estoy acostumbrada a las atenciones, Andrew, solo es eso—
—Se que hay algo más, pero prometo que me ganaré tu confianza primero—
Acerca una mano a mí y la tomo, me gusta sentirlo, tiene lindas manos, bueno, ¿acaso hay algo en él que no esté perfecto?, llegamos a la intersección entre las calles Canal y Rocheblave, estaciona en la acera y apaga el auto, antes de salir se gira un poco sin soltar mi mano
—¿Quieres que actúe como una persona normal? Incluso podemos hablar de trabajo, quiero que te sientas cómoda—
—Entonces, ¿los demonios trabajan? —
—Si, creo que ya te diste cuenta que Lucius es médico, yo soy empresario y mis demás hermanos también trabajan—
—O sea que el señor Stargees vive una vida normal, aunque es un demonio, eso sí que es curioso—
—¿Por qué curioso?, los demonios caímos a este mundo porque queríamos saber que se sentía ser humanos ¿sabes? Antes de ser demonios fuimos ángeles y no éramos felices con ello, menos cuando veíamos como los humanos disfrutaban de todo, podían tener una pareja como complemento, disfrutar del sexo, tener descendencia, envejecer, disfrutar de las pequeñas cosas—
—Suenas bastante profundo—
—Puedo ser un poeta si me lo propongo, pero en verdad ¿deseas hablar de cosas sobrenaturales mientras desayunamos o prefieres normalidad? —
—La normalidad está bien—
Hace un gesto divertido, al parecer le cayó en gracia mi decisión, pero mi zona de confort por el momento será hablar de negocios
—Bien, por cierto, ¿puedo besarte de nuevo? Besas bastante bien—
Mis cejas se arquean y mi boca cae abierta ¿en serio quiere que lo bese? Luego frunzo el ceño
—¡No! ¿estás loco? Eres mi jefe—
—Eso no te importó esta mañana y debo decir que me sorprendiste, pero fue bastante placentero—
—A mí también me gustó, Andrew, pero no creo que esté bien—
—La moralidad es juzgada depende de los ojos con los que mires, para mí el tiempo es algo tan relativo que un segundo es suficiente para conocer a una persona—
—Solo, no sé si involucrarme emocionalmente, hay cosas que si te enteras puedes desilusionarte de mí, ahora, por favor, sin preámbulos, vamos adentro, quiero comer—
Me sonríe negando con su cabeza, salimos al mismo tiempo del auto y dentro de mi hago un baile de celebración, al fin comeré algo, con todo lo que ha pasado no he probado bocado desde ayer en el almuerzo, se adelanta abriendo la puerta del lugar para permitirme el pase, el lugar no está tan lleno, pero ¿Quién desayunaría a medio día? Caminamos hasta una de las mesas del fondo y una chica se acerca de inmediato, logro ver como antes de acercarse se desabotona un poco la blusa dejando ver su escote, está bien que el chico sea irresistible, pero ¿tienen que comportarse como zorras?, ruedo los ojos y al fin se decide acercarse poniéndose justo al lado de Andrew
—Bienvenidos a Waffle House, ¿puedo tomar su orden? —
—Si, Nath ¿algo en especial? —
—Lo mismo que pidas para ti estará perfecto—
—Bien, quiero dos órdenes de waffles con chispas de chocolate, huevos revueltos que sean con mantequilla por favor, no soy muy afecto al aceite y tocino—
La chica anota todo rápidamente en su block de notas, me mira de arriba abajo y arquea una ceja y vuelve su mirada a Andrew que la observa con atención y da una sonrisa de medio lado ¿Qué irá a decirle?
—Mi acompañante es hermosa ¿cierto? —
Mientras creo que el rojo será mi color natural de piel, la tipa se ve forzada a sonreír y asentir
—¿Algo de beber? —
Pregunta entre dientes
—un espresso, sin azúcar por favor y ¿Nath? —
—Jugo de naranja—
—Bien, en un momento traigo su orden—
La tipa se gira en sus talones y desaparece de nuestra vista a paso rápido
—Creo que no le gustó tu comentario, te estaba coqueteando—
—Lo sé, pero no es mi tipo—
—y ¿Cuál es tu tipo? —
—Lógicamente tú, pero eres un hueso duro de roer, Nath, pero bueno, en lo que traen nuestra orden ¿quieres que discutamos tus términos? —
—¿Qué quieres que haga exactamente? —
—Encontraste ese desvío de dinero en una de mis empresas, la constructora y de ahí salen los fondos para mi ONG, así que quiero que revises los números de la empresa, encontrar juntos al culpable y hacerme cargo yo del resto, quiero una auditoria a cada uno de los departamentos, que busques faltantes, yo me hago cargo de lidiar con recursos humanos y los embrollos legales, luego de eso me gustaría que renunciaras del despacho Mitchell´s—
—¿Por? —
—Quiero que seas mi empleada de tiempo completo, necesito a alguien de confianza a mi lado que sepa cómo manejar todos mis recursos, como administrarlos bien, solo necesitaré tu documentación completa para presentarla en recursos humanos y que tengas tu contrato listo—
Lo veo y no lo creo, prácticamente quiere que cambie mi vida en un segundo
—¿De cuánto estamos hablando? No puedo dejar Mitchell´s así como así—
—veamos, quiero que trabajes conmigo, así que sería de lunes a viernes, dos horas para el almuerzo, fines de semana libres, prestaciones, seguro médico, te pagaré horas extras, el promedio por hora de una asistente personal es más o menos dieciséis dólares por hora, pero serás mi asistente personal y soy muy quisquilloso así que ¿te bien un promedio anual de sesenta mil? —
—¡¿Qué?! —
—¿Es poco? —
—No, ¡carajo! Eso es el doble de lo que gano en Mitchell’s, ¿no crees que es demasiado? —
—No lo creo, sé que no me vas a defraudar—
Esto es increíblemente genial, aunque si es un cambio drástico no solo de trabajo sino de economía, pero sé que va a investigarme así que mejor pongo las cartas sobre la mesa de una buena vez, mejor perderlo todo ahora a ilusionarme y que la caída sea peor después
—Debo decirte algo, porque sé que me investigarás del todo, bueno, ya sabes algunas cosas de mi—
—Dime—
La chica llega con nuestros platos y en silencio los coloca sobre la mesa
—Que disfruten su desayuno—
—Gracias—
Respondemos al unísono y de nueva cuenta se retira dejándonos a solas, tomo un poco de valor y me quito las gafas dejándolas sobre la mesa
—Andrew, estuve en la correccional a los diecisiete, en verdad fue horrible, sé que estuvo mal el hecho de robar—
—¿En serio? —
—Lamento decepcionarte—
—No lo haces, pero ¿Por qué estuviste en una correccional? —
—Tuve una vida muy difícil, creo que por mi acento ya notaste que no soy de aquí—
—A mí me resultas perfecta del todo así que tu acento es agradable, pero soy todo oídos—
—Soy de Arkansas, para ser precisos de Little Rock, mi madre murió cuando yo nací, complicaciones del parto a lo que sé, luego de eso tuve que lidiar con vivir con un padre alcohólico y negligente, pasaron muchas cosas y…—
Hago una pausa y tomo una profunda respiración, él cuza una de sus manos por encima de la mesa y toma las mías
—Tranquila, no tienes que decirme todo ahora, vamos, come tu desayuno, tenías hambre, pequeña glotona, no quiero que se te arruine el apetito, pero debo decirte que me agrada tu sinceridad, es una virtud que pocos poseen y eso te hace aún más hermosa, Nathalie—
—Gracias, Andrew—
—No hay nada que agradecer, ahora come o tendré que alimentarte yo mismo—
Sonrío por su broma, es de las pocas veces que la compañía de alguien no me resulta incomoda, creo que seré abierta de mente y escucharé lo que quiere decirme, esto de que sea un demonio me despierta la curiosidad y más considerando que durante años nos han dicho que los demonios son horribles y quieren aniquilarnos, cuando lo que tengo frente a mi es a un hombre en extremo atractivo y buena onda.
************* **************