—Salta corderita, salta al cielo—
Escucho las voces cantarinas en mi cabeza cada vez más fuertes, no lo soporto más, abro mis brazos, creo que debo acabar con esto
—¡Harper, No! —
Escucho la voz de Andrew a mis espaldas, giro mi cabeza y lo miro, su rostro refleja miedo, uno de mis pies resbala y doy un grito de terror, pero Andrew toma mi mano
—No te dejaré caer, agárrate bien—
Me aferro a él con fuerza tal que creo que le estoy clavando las uñas, las voces desaparecen de mi cabeza, él me sube de nueva cuenta a la terraza y me sujeta con fuerza atrayéndome a su cuerpo en un abrazo protector yo solo puedo temblar y llorar mientras el acaricia mi espalda
—Ya, Harper, ya pasó, estoy aquí, estoy contigo, te voy a cuidar, lo juro—
—Las voces, las malditas voces y esas caras, ya no puedo más, no puedo con esto, es mucho —
Sollozo y sorbo con la nariz de forma poco femenina, sus manos van a mis hombros y me separa de su cuerpo
—¿Qué voces? ¿Qué es lo que miras? —
Pregunta serio y puedo ver en sus ojos un centelleo ahora de color esmeralda sumado a una expresión de sincera preocupación, froto mis manos al sentir que me estoy helando, tengo miedo a ser juzgada, seguro perderé el trabajo que apenas iba a conseguir con él, pero no tengo ni siquiera idea de cómo entró a mi apartamento y acaba de ver como estuve a punto de saltar al vacío en mi primer intento de suicidio, sus manos ahora van a las mías, debo hablar
—Andrew, yo, yo… —
—Lo que sea te puedo ayudar, Nathalie, ¿puedo llamarte así? ¿Nath? —
Asiento nerviosa, siento que voy a hiperventilar, pero respiro profundo clavando mi mirada en la suya
—Tengo esquizofrenia, lo que provoca que pueda ver seres extraños a mi alrededor, como si los rostros de las personas se deformaran, a veces veo seres sin rostro, en otras las puertas se alejan y parece que no llego nunca a estas, me dan ataques de pánico, no sé qué hacer, me siento atrapada y luego esas voces en mi cabeza—
Nuevamente sollozo, estoy al límite de la locura, terminaré en una maldita habitación acolchonada pronto, agacho la mirada mis hombros tiemblan al romper en llanto, Andrew cuela sus dedos debajo de mi barbilla haciendo que alce el rostro, pero mis gafas están tan empañadas que no logro ver nada, me las retira y las guarda en su bolsillo, se acerca a mí y besa mi frente, luego de forma inesperada me toma en brazos y me carga de vuelta a mi habitación, escondo mi rostro en su pecho e inhalo su perfume mentolado, poco a poco me siento cada vez más tranquila y muy cansada, se sienta al borde de la cama sin dejar de sostenerme, me siento pequeña en sus brazos
—No tienes tal cosa, Nath, no estás enferma—
Me tenso al escuchar semejante tontería, ¿en serio cree que veo esto porque realmente existe? Este tipo está jodido
—Nath, no seas grosera, no estoy jodido—
Mis ojos se abren como platos y levanto mi rostro para mirarlo, me sonríe
—¿Cómo carajos entras en mi cabeza? ¿eres una alucinación? —
Él solo niega con la cabeza, su mano va a mi mejilla y me acaricia con el pulgar, su tacto es tan cálido, me agrada bastante
—Claro que no, necesito que tengas la mente muy, pero muy abierta, confía en mí, de verdad, no te haré daño—
Suspiro y solo puedo asentir, ya que estoy al borde de la locura no me queda más que ceder a escuchar, necesito sentirme bien, a veces solo desearía una pequeña esperanza
—Yo también los veo y los escucho, viven entre nosotros, pero de alguna manera tú los atraes, ellos van a ti como polillas—
—¿Cómo carajos me demuestras que tú también los ves? —
Pregunto frunciendo el ceño, él solo suspira y acaricia mi mejilla de nuevo
—Mis ojos centellando no son alucinaciones, Harper, yo lo provoco, cuando ese auto estuvo a punto de arroyarte no alucinaste mi voz, yo te hablé, cuando me has escuchado ha sido completamente real, los seres que vez con rostros deformados, sin ojos y completamente distorsionados son seres descarnados que alguien hizo que te atacaran, sé que suena muy loco, Nath, pero es la verdad, te lo juro—
Estoy atónita ante todo lo que está diciendo, pero nadie más sabe lo del accidente, no he hablado con nadie acerca de la nueva voz en mi cabeza, esto es una mierda, me siento mareada, creo que estoy a punto de desmayarme o algo así
—Esto no es posible, Andrew, pero, me hicieron análisis, placas de mi cerebro y demás, la dopamina, norepinefrina, epinefrina de mi cerebro están muy por encima del rango normal, todo está demostrado en esos malditos análisis, o vas a decir que la ciencia miente—
Noto como frunce el ceño y suelta una pesada respiración
—Mañana iremos a un hospital con alguien de mi entera confianza, podríamos decir que es mi hermano, haremos los dichosos análisis y te demostraré que los anteriores son falsos, él no va a jugar con su prestigio falseando resultados, quizás su nombre no te resulte familiar, pero es hermano de Dominick Stargees, y con eso te darás cuenta que hablo en serio con lo referente al prestigio, por favor, permite que te lo demuestre—
Cierro los ojos y llevo mis manos a mi rostro como creyendo que con eso desapareceré, tomo aire y lo contengo por unos segundos y lo expulso lentamente
—Andrew, ¿me estás diciendo que todos estos malditos años han sido una mentira? —
Suelto en un hilo de voz, mis manos de nuevo comienzan a temblar
—Harper, te mintieron, te han querido hacer mucho daño, pero te voy a ayudar y…—
Me pongo de pie rápidamente alejándome de él que me mira expectante
—¡Ya basta! Por favor ya no me atormentes, a cada segundo estoy más y más al borde de perder la razón, soy un maldito ser funcional, pero ya no puedo con esto de las alucinaciones y, y …—
Comienzo a hiperventilar, siento que el aire se me está yendo, comienzo a ver borroso, todo se vuelve obscuro
—¡Nath! —
Escucho el grito de Andrew y es lo último que logro precisar.
********** ***********
Parpadeo un par de veces, alcanzo a ver desde mi cama como unos rayos de sol se cuelan por mi ventana, me estiro desperezándome de pronto noto que aun traigo la misma ropa de ayer ¡mierda! ¿Qué carajos pasó?, se me vienen los recuerdos a la mente como flashes bombardeando mi cabeza, por un momento me siento aturdida y recuerdo que Andrew estaba conmigo, me siento de golpe sobre la cama y a los pies de esta veo un bulto en el suelo, mi mano va al buró tratando de encontrar mis malditas gafas, las tomo y me las coloco con mis manos temblorosas, ya veo con claridad y el bulto resulta ser alguien recostado en el piso de mi habitación, reconozco bien ese traje, es él, me pongo de pie y me acerco tímidamente, me arrodillo para estar más cerca y estiro mi mano para tocar su hombro
—Andrew, oye, despierta, Andrew—
No se mueve, mi pulso se acelera, ¿le habré hecho daño? Solo recuerdo que me desvanecí y no hay más, ¿y si lo ataqué? ¡mierda! Mis manos tiemblan al no poder despertarlo, me acerco a su rostro, su expresión es tan tranquila, incluso dormido tiene una linda sonrisa, ¡carajo! Es sexy, me muerdo el labio y llevo mi mano a su mejilla, su barba pica en mi palma haciéndome sonreír, ¿Qué tan correcto será robarle un beso mientras duerme? Es un bombón, sé que no soporto mucho los acercamientos, pero hay algo en él que me provoca y que me hace desearlo, suspiro y creo que mi cerebro se desconecta de mi cuerpo, me acerco a él rozando mis labios con los suyos y lo beso lentamente, pero me sorprendo al notar que me corresponde, ¡mierda! ¡me estoy besando con mi jefe! Su mano va a mi nuca y comienza a besarme aún más profundamente, me dejo llevar, estoy disfrutando esto, se siente bien, hace años que no besaba a alguien así, la última vez que lo intenté terminé huyendo, pero esto es tan diferente y embriagador, me dejo llevar sintiéndome cada vez más y más necesitada de esto, rompemos el beso y Andrew me mira enternecido y me regala una de sus sonrisas mientras sus ojos centellean verde esmeralda
—Buenos días, Nath—
—Buenos días, creo que el piso es demasiado incómodo, ¿estuviste aquí toda la noche? —
—Tenía que cuidarte, no podía dejarte sola después de todo lo que pasó, no era lo correcto, te desmayaste y me asusté, así que quise quedarme hasta que despertaras—
Sus palabras son tan sinceras y a la vez provocan tal mariposeo en mi estomago que me parece increíble, no estoy acostumbrada a este tipo de atenciones, salvo por Sam que es mi sobreprotectora amiga o en ocasiones Jake que exagera con su amabilidad, pero de ahí en fuera suelo ser invisible para el mundo, Suspiro y él comienza a incorporarse tomándome la mano para ponernos juntos de pie
—Gracias por cuidarme, ¡Mierda! Debo ir a la oficina ¡se me hará tarde! ¡carajo! —
Suelto escandalizada y él me observa divertido y me detiene
—Tranquila, recuerda que te prometí llevarte al hospital, repórtate enferma y acompáñame por favor—
—La señora Mitchell me matará, Andrew—
—No lo hará, a lo mucho te despedirá y yo tengo muchas propuestas de trabajo para ti y con mucha mejor paga de la que te ofrece Loraine Mitchell, confía en mí, Harper, todo saldrá bien solo déjame ayudarte—
—¿Por qué tu afán de ayudarme? —
—Porque eres especial y si quieres que sea más directo, me atraes mucho—
Mis mejillas arden y creo que estoy sonrojada hasta en zonas que no se ven, mis ojos se abren como platos y mi boca cae abierta, esto debe ser una jodida broma ¿atraerle? ¿en serio?
—Harper, hablo en serio, me gustas—
—¿Acaso lees mi mente? —
Sus labios forman una fina línea y asiente, suspira y se encoje de hombros, esto es loquísimo, en realidad ya no sé qué pensar y hace que esto de realizarme los exámenes me dé más curiosidad, debo saber si se me zafó otro tornillo, me giro en mis talones y camino hacia el buró, sobre este miro mi móvil y lo tomo, me siento a la orilla de la cama y palmeo a mi lado invitándolo a sentarse, se acerca cautelosamente, busco el número de Jane y la llamo, al segundo timbrazo responde
—Hola Harper, buenos días, ¿Qué pasa? —
Trato de fingir un poco para hacer mi actuación más realista
—¡oh! Buenos días Jane, debo disculparme, no puedo ir a la oficina, no he dormido en toda la noche, creo que iré a emergencias, tengo un terrible dolor de estómago que me está matando—
Andrew me mira arqueando una ceja no se di admirado de mi contestación
—¡oh santo Jesús! ¿Quieres que pase por ti y te lleve al hospital? —
—Gracias Jane, pero ya viene un taxi en camino para llevarme, por favor cúbreme, cualquier duda envíame un mensaje y te contestaré en cuanto pueda, en serio este dolor me tiene frita—
Finjo un quejido y Andrew ahoga una risa, le doy un codazo para que se calle y no me delate
—Está bien, Harper, cuídate mucho, yo te cubro, le diré a Jake que enfermaste en caso de que llame buscándote, ya ves que suele ser muy oportuno—
—Si, Gracias de nuevo Jane, te debo un presente—
—No te preocupes, hasta luego, cuídate—
—Hasta luego—
Corto la llamada y Andrew rompe a carcajadas retorciéndose sobre mi cama, yo solo entrecierro los ojos mirándolo molesta, comienza a tranquilizarse y recobra el aliento, niego con la cabeza al ver su exagerada acción
—Deberían darte un Oscar por eso, la mejor actriz dramática del año—
—¡Oye! Más respeto, aún no me conoces del todo como para llevarte así conmigo—
—Pero tenemos suficiente tiempo para conocernos, ahora, creo que debemos alistarnos para ir al hospital a ver a Lucius—
—Necesito una ducha primero—
Una sonrisa lobuna aparece en su rostro y me hace tragar en seco
—Puedo enjabonarte la espalda, ovejita—
—¡Ni lo sueñes! Ya suficiente fue que te quedaras esta noche en mi apartamento, te dije que solo quería una relación profesional y ahora resulta que mi jefe duerme conmigo—
—Tu dormiste en tu cama, yo en el suelo y aunque dices que es incómodo te aseguro que el hecho de sentir tu presencia me hizo que tuviera una magnifica noche, al fin no me tocó dormir solo—
Arqueo una ceja un tanto sorprendida, es de dudar que este tipo duerma solo, seguro media ciudad ya sucumbió ante él, a más de una mujer le ha de llamar la atención y es lógico que se haya tirado a unas cuantas, noto sus ojos centellando azulino y sacudo mi cabeza, me sonríe
—Nath, si bien no soy un santo y si me he acostado con bastantes mujeres debo admitir que con ninguna he pasado la noche durmiendo, fue una experiencia interesante y si eso provocas solo con eso no me quiero imaginar que provocarás en una noche llena de lujuria—
Trago en seco mientras mi pulso se dispara ¿me está coqueteando?
—Si, si lo hago—
—¡Sal de mi maldita cabeza! —
Grito y me encamino hacia mi cómoda para sacar una muda de ropa limpia, se acerca a mí y me toma por los hombros desde atrás, me estremezco
—Lo siento, tus pensamientos son como gritos en mi cabeza, prometo controlarme—
—¿Cómo lo haces? —
Escucho una pesada respiración, me giro en mis talones nuevamente para encararlo
—Tengo mucho que explicarte, demasiadas cosas por hablar, pero será después de que vayamos al hospital y te entreguen los resultados, hay cosas que debes saber, entre ellas lo que tú eres realmente—
Arqueo una ceja ¿a qué se referirá con lo que soy realmente? Esto cada vez es más misterioso y admito que me despierta una curiosidad increíble
—Hazme un favor, espérame en el desayunador en lo que tomo una ducha rápida, luego de eso puedes entrar a ducharte si quieres—
—Está bien, te prometo no fisgonear—
—Gracias—
—No tienes por qué agradecer, Nath—
Cuando está por salir de mi habitación lo detengo
—Oye, una pregunta ¿Cómo llegaste aquí? —
—Es una larga historia que te contaré a detalle después, pero se resume en que dejaste la puerta abierta—
Suspiro y en definitiva agradezco que mi descuido me haya salvado la vida, lo miro a los ojos y le ofrezco una sonrisa
—Gracias por salvarme—
Se acerca de nueva cuenta a mí y besa mi frente, inhalo de nueva cuenta su aroma, en verdad es embriagador
—Nath, gracias a ti por dejarme estar cerca, ahora, ve a ducharte, creo que será un largo día—
Asiento y él sale de mi habitación, me quito las gafas dejándolas en el buró y tomo mis interiores limpios para dirigirme al baño, necesito estar tranquila, aunque este tipo me resulta un tanto abrumador y le encanta invadir mi espacio personal me brinda una tranquilidad impresionante que tenía tiempo de no sentirme de esta manera, incluso en lo que él ha estado aquí no he escuchado voces ni visto ninguna de las horribles criaturas que suelen jugarme malas pasadas; entro a la ducha de inmediato y comienzo mi ritual de limpieza, el agua recorre mi cuerpo desnudo y comienzo a enjabonarme, es extraño de mi parte estar tranquila estando a solas con un tipo desconocido en casa, desde lo de Richard no he soportado mucho las interacciones con hombres, incluso se han hecho rumores sobre mis preferencias sexuales, pero la gente es cruel y habla por hablar, no me conocen en lo más mínimo, no saben por qué hui de Little Rock, no se imaginan todo lo que tuve que pasar para llegar hasta aquí y poder tener una vida más o menos funcional; me aclaro y tomando una toalla comienzo a secarme, a la mente se me viene su aroma mentolado y se me viene una sonrisa al rostro, llevo mis dedos a mis labios y recuerdo el beso de esta mañana, fue genial, sinceramente me encantó, es un excelente besador, quisiera darme la oportunidad de una aventura, como es esas novelas en las que la chica se enamora del jefe y se convierten en amantes, pero no me creo suficiente como para satisfacer las necesidades de este hombre metrosexual; termino de vestirme en interiores y salgo del baño hacia mi habitación, me acerco a la cama y comienzo a vestirme con la muda que he elegido para este día de supuesta relajación, unos vaqueros y una blusa rosa de cuello redondo con la palabra baby escrita en pintura azul con brillos, es algo aniñada, pero me agrada, espero que para el señor de traje perfecto no esté fuera de lugar, me pongo mis deportivos y comienzo a cepillar mi cabello frente al espejo, cuando estoy por maquillarme escucho que tocan la puerta de mi habitación
—¿Nath? —
—¿Si? Puedes pasar Andrew, ya estoy vestida—
La puerta se abre y me mira de pies a cabeza, veo que en la mano trae consigo una mochila negra, ¿Qué demonios traerá en ella?
—Lo siento, solo sentí algo extraño y quería saber que estuvieras bien—
Dice con verdadera preocupación, sonrío y lo miro a los ojos, a pesar de no traer mis gafas puedo verlo bien, solo me sirven para leer, no veo muy bien de lejos que digamos y a veces la luz es demasiado intensa, maldita miopía con astigmatismo, me sonrojo al notar que lo he estado mirando de arriba abajo, ¡mierda! Es ardiente ¿Cómo se verá sin ese traje? Saca esas ideas de tu cabeza, Harper, es tu jefe, uno al que te quisieras tirar, pero estás demasiado jodida mentalmente
—Tranquilo, gracias por preocuparte por mí, si no te molesta que esté aquí terminando de arreglarme, puedes entrar a la ducha, dejé una toalla limpia en el gabinete del lavabo—
—Gracias—
—Por cierto ¿Qué traes en la mochila? —
La coloca sobre la cama y la abre sacando de esta una muda de ropa, arqueo mis cejas confusa
—Te vi corriendo cuando iba de camino al gimnasio, llevo siempre dos mudas de ropa conmigo, una deportiva y otra más casual, sinceramente odio vestir de traje, pero en los negocios debes ir formal si quieres que te tomen en serio, más si eres joven, creen que por el hecho de tener treinta no puedo tener la fortuna que tengo—
—En eso tienes razón, cuando vi tu expediente por primera vez creí que eras un anciano —
Creo que hable demasiado rápido y me sonrojo al máximo mientras rompe a carcajadas
—¿Enserio, Nath? ¿un anciano? —
—Lo siento, son números muy grandes, por lo regular manejo esos números en gente mayor o con fortunas heredadas, no con un joven empresario—
Explico demasiado rápido, se sienta en el borde de la cama y comienza a quitarse los zapatos
—Mi fortuna la he construido a base de buenos negocios, empecé con cierto capital que venía ahorrando y supe como invertirlo, luego tuve la suerte de arriesgarme con esas cosas llamadas criptomonedas y bum, tuve un golpe de suerte, pero no fui tonto, retiré mi dinero y lo invertí en acciones de otras empresas, compré pequeños negocios y heme aquí—
Suelta y sin pena se saca la camisa, no soy devota, pero ¡Oh señor Jesucristo hijo único de dios! Está a punto de darme un infarto ¡que cuerpo! ¡señores estoy a punto de salirme de orbita! ¿acaso hace calor aquí, este chico de piel morena latina, con ojos verdes y cuerpo de infarto con six pack incluido me hace flaquear; trago en seco y parpadeo varias veces
—Emm, Andrew, yo, emm tu camisa, ¡wow! —
Digo nerviosa y él parece restarle importancia y se desabotona los pantalones, mis ojos se agrandan y me giro, ¿acaso se va a desnudar frente a mí? ¡carajo!, me giro en mis talones y agacho la cabeza para no verlo y de pronto siento sus manos en mis hombros, está justo detrás de mi
—No te voy a comer, ovejita, tranquila, lo siento, en mi habitación suelo andar en interiores o incluso en pelotas, la costumbre de vivir solo, pero seré más cuidadoso contigo, no quise incomodar, iré a ducharme—