55. PRIMER DECESO

2539 Words
Travis Había escuchado unos murmullos que me despertaron rápidamente, creí que ella estaría teniendo otro ataque de pánico y fui de inmediato a verla, pero en cuanto mencioné su nombre todo quedó en silencio. —Rag, chiquita, ¿estás bien? —toqué su hombro haciéndola girar suave y abrió sus ojos. —¿Trav? ¿qué pasa? —responde somnolienta. —Disculpa, escuché unos murmullos y creí que tú... —no me dio la fuerza para decirlo solo de recordar cómo se veía. —Estaba dormida, de seguro fue un sueño, pero estoy bien. Respiré aliviado y me senté a su lado acariciando su cabello, no sabía si quería calmarla a ella o a mí, pero igual no me detuvo. —Trav —Dime —Quiero agua —Te traeré un poco, no tardo. Me levanté despacio para no despertar a mi padre y fui a la sala, pero en cuanto iba a regresar a la habitación la vi a unos metros de mí, se acercó y tomo el vaso sin dejar de verme. —¿Qué me ibas a decir en la universidad? Y no salgas otra vez con un "nada". No sabía si hacer o no la pregunta y menos después de lo ocurrido en la tarde, pero ella no dejaría de insistir si no le daba una respuesta. —No me lo tomes a mal chiquita, pero quiero saber si ha ocurrido algo entre mi padre y tú. —Sé más específico. —Si han tenido una discusión o algo por el estilo que los marcara profundamente. —¿Y a qué se debe tu pregunta? —Te ves diferente desde la última vez que te vi, incluso más a comparación de cuando te fui a visitar antes que ustedes viajaran a Islandia. Ella queda pensativa y camina hacia el sofá, sigo sus pasos acomodándome junto a ella y tomo la manta que había quedado aquí para cubrirla, no quería que enfermara y tampoco me gusta que camine desnuda por todas partes, supongo que en mi ingenuidad o sobreprotección quiero guardar su pudor. —Este ha sido un viaje cargado de muchas cosas para ambos y desde que llegamos a Inglaterra las cosas se pusieron turbias en nuestras vidas, creo que todo eso nos marcó demasiado. —Comprendo ¿y en verdad no recuerdas nada de lo ocurrido en la tarde? —queda pensativa, a lo que tomo su mano como señal de apoyo. —Si no quieres contarme lo comprenderé, pero quiero que sepas que puedes contar conmigo aun si solo estamos en silencio. Ella me observa atenta, silenciosa, se inclina acomodándose sobre mi regazo y apoya su cabeza en mi pecho, es lo mismo que hace con mi padre cuando quiere un refugio, la cobijo entre mis brazos y me aseguro que la manta la cubra por completo. —Te pareces mucho a Oz, creo que él habría sido como tú si en su vida no hubiese conocido toda esa oscuridad. —Él dice que soy quien soy gracias a mamá y que no tengo nada de él. —Lo sé, Livi se esforzó mucho para que no le guardaras rencor y seas un hombre de bien, pero sí tienes un poco de su locura y encanto... Lo que quiero decir es que tuviste lo mejor de ambos Travis. Sonreí al recordar mi vida hasta ahora sintiéndome más afortunado de lo que ya era. —Pero también tuve un extra -—levanté su rostro viéndola como lo hace él y comprendiéndolo un poco más. —a ti, tú eres el regalo que nadie pedía, pero todos necesitaban y eres una base sólida igual que mamá, haces que todos giren a tu alrededor queriendo amarte y protegerte. —Creo que exageran, no soy nadie importante como para hacer eso. —Sí lo eres, cambiaste nuestras vidas para bien Rag, nos trajiste paz siendo una tormenta y en tu frialdad encontramos cariño. —¿Y cómo sabes que es real y no una mentira? Lo mismo me pregunté muchas veces todos estos años... —Porque tienes el poder económico y el raciocinio suficiente para irte lejos de nuestras vidas y asegurarte de que nunca podamos encontrarte, pero en vez de hacer eso te quedaste con nosotros —beso su frente apretándola más entre mis brazos sin llegar a lastimarla. —Te quiero Rag eres importante para mí, no lo olvides nunca. Solo hubo silencio después de eso, uno que invadió de a poco el sueño y nos quedamos en el sofá descansando sin pensar en nada más. Desperté al sentir los rayos del sol en la cara y ella permanecía dormida entre mis brazos, me levanté con cuidado y la llevé al cuarto donde la dejé junto a mi padre, irónicamente al estar tan cerca, se buscaron el uno al otro como si supieran que se tenían al lado y él la envolvió en sus brazos en lo que ella se refugió en el cuello de él, era tan utópico y automático todo esto que me sorprendía a la vez que me alegraba. Cubrí a ambos con el cobertor y salí nuevamente para darme una ducha, ya estando más fresco pedí el desayuno, recogí el desorden que había quedado de ayer y más tarde llegó el pedido el cual organizaron en la mesa, ellos salieron de la habitación al poco tiempo y nos sentamos todos a desayunar en familia. Momentos como este son los que atesoro porque siento que soy parte de ellos aún sin comprenderlos del todo, pero si algo me alegraba casi en la misma medida, era verla tan feliz comiendo sus dulces, así como hace ahora que devora con mucho ánimo el rollo de fresas con crema que mandé a encargar, lo que me indica que sí está bien. (...) Oz En la mañana compartimos las horas que nos quedaban junto a Travis, estuvimos recorriendo los alrededores del hotel entre charlas triviales, bromas que se hacían entre ellos y un corto reclamo que le hizo él por lo ocurrido con Camille, pero poco le importó a ella quien le dejó muy en claro que cumpliría con su amenaza de ayer. Sin embargo, en medio de todo esto me quedé angustiado al no saber qué había ocurrido en realidad con ella, nunca tuvo un ataque de esa índole y que su mente suprimiera ese recuerdo tan rápido significaba que era demasiado para soportarlo, miles de escenarios pasaban por mi cabeza y cada uno era más probable que el otro, pero nunca encontramos la respuesta. Asimismo, lo otro que también me tenía pensando fue lo ocurrido conmigo, recuerdo que al dormir después de la discusión tuve una pesadilla muy fuerte donde mis voces se revelaban, pero no en mi contra, sino hacia otra voz, una que tomaba un cuerpo físico, el mío para ser más exacto y luego me lastimaba hasta el punto de dejarme malherido. Seguido a esto, se iba hacia Ragnar ocasionándole el daño que he querido evitarle, llegaba a violarla e incluso la apuñalaba en diversas partes de su cuerpo, se sentía tan real que mi miedo se intensificó y me fui contra él, sabía que la había lastimado brutalmente, pero no soportaba que continuara saciándose de ella, al final fue inevitable el hecho en mi sueño, pero al menos pude tomarla entre mis brazos y sacarla de ese lugar, así como también asesiné a esa voz en un ataque de ira y odio. Lo peor es que al despertar y verla en ese estado en brazos de mi hijo, solo me hizo sentir peor, era como revivir esa escena, se veía igual de traumada que en mis sueños y es eso lo que me hace pensar de más, pero espero que en verdad no fuese mi culpa lo ocurrido y que solo sea una pesadilla que tuvimos ambos. (…) Finalmente llegó la tarde, nunca había tardado tanto en empacar una maleta, cada prenda u objeto que tomaba me quedaba mirándolo por varios minutos pensando si en verdad éste sería el final, ella estaba en la misma situación e incluso se iba al sofá bastante desanimada, no quería hacer esto, ninguno de los dos quería regresar a casa por primera vez, pero nada dura para siempre y este viaje tarde o temprano debía terminar, lo más doloroso es que ni siquiera logramos hacerlo completo y tuvimos muchas malas experiencias en el camino, algo que sin duda nos afectaba demasiado y toda esta avalancha de emociones era insoportable. Cerré la última maleta sintiendo un enorme vacío en mi estómago, no recuerdo haber suspirado tanto en una misma hora. Vuelvo mi rostro a la puerta donde está ella con una mirada que no sé cómo descifrar, o más bien, no deseo hacerlo para evitar agregarle más peso a mi penuria, ella ingresa hasta quedar a unos pasos de mí en lo que caigo sentado sobre la cama con todo el peso del mundo, apenas logramos mantener nuestras miradas fijas en nosotros, hay tanto por decir y al mismo tiempo no queremos decir nada. La tomo entre mis brazos sintiendo su endeble cuerpo, uno que salvé, lastimé, sané, amé y deseé como a nada ni nadie en el mundo. —¿En verdad tenemos que regresar? —su voz no estaba quebrada y aun así generaba esa sensación. Me aferré más a ella haciendo en mi mente la misma pregunta. —Ambos sabíamos que tarde o temprano debíamos regresar pequeña, esto no puede ser eterno —sus manos presionaron con más intensidad mi suéter. Maldita sea ¿Por qué las cosas no podían ser diferentes? ¿Por qué no podía tener unos años más para tenerla a mi lado sin restricciones? Ella es todo lo que siempre he querido y necesitado y aun así es imposible tenerla conmigo. —Vámonos a otro lugar Oz, déjame hablar con José para saber si hay algo por hacer en otro país y decirle a Marcus que tengo que ir. Se supone que regresaremos juntos, se supone que estaremos en la misma ciudad, ella solo necesita decirle a Jhon que la lleve a mi casa o yo ir a la de ella y estaríamos de nuevo juntos… ¿Entonces por qué? ¿Por qué esto parecía una despedida definitiva? ¿Por qué sentía mi corazón y mi alma fracturarse con el pasar de los segundos? ¿Por qué sentía en todo mi ser que la perdería para siempre una vez saliéramos de esta habitación?... ¿Por qué?... —Es una oferta muy tentadora, pero debemos volver pequeña, Marc y Livi solo nos permitieron unos días más y estos culminaron, y entre más rápido lleguemos al hangar… No pude terminar la frase sin sentir que estaba a punto de quebrar mi voz, el dolor que emanábamos en el otro de lo asido que estábamos era el reflejo del momento. Solo una maldita llamada puede cambiar el rumbo de nuestro viaje, solo una decisión puede traernos más tiempo juntos siendo libres hasta donde es posible… ¿Pero igual no tendríamos que separarnos después? ¿No volveríamos a tener esta sensación de pérdida? Extender el viaje solo implicaría extender lo inevitable. —Vamos a casa mi pequeña y no hagamos esto más difícil para los dos, solo te pido que por favor te mantengas a mi lado hasta el último segundo —…silencio. Su respiración comenzó a cambiar y un muy sutil sollozo emergió de ella, la solté de mi agarre para ver su rostro, uno que ella no se molestó en ocultar, uno que terminó de acabar conmigo al ver sus lágrimas caer de aquellos luceros que ahora se tornaban enrojecidos. Tomé su rostro entre mis manos y uní nuestras frentes dejando en ambos fluir esta lacerante cascada. —Oz… Cubrí sus dulces labios con mi pulgar silenciando esas palabras, las conocía perfectamente porque yo también las deseaba, la deseaba. —No lo digas mi luna, no lo digas porque sería una tortura para ambos cuando sabes que no podemos continuar con esto —hablaba negando con mi cabeza. —esta es la verdad de lo que somos, mas nunca tendremos y debemos aceptar los hechos. —¿Es porque no puedo decirte que te amo? No sé cuánto dolor puede soportar un corazón, pero esto me mataba. La tomé de nuevo entre mis brazos llorando con más intensidad. —No es por eso mi pequeña luna, es porque mereces tener una vida feliz, una en la que alguien pueda estar a tu lado por mucho tiempo, una en la que alguien pueda traer la luz que te mereces. Te prometo que en esas hermosas tierras formarás un hogar con aquellos a quienes obsequies tu bello corazón, serán tus hijos los que crezcan amando esas colinas que resguardan nuestro sentimiento y serás muy feliz… sin mí. —No entiendo por qué no puedes estar a mi lado si lo prometiste, dijiste que siempre estarías para mí. —Y lo estaré, pero únicamente en las sombras, ahí es donde he de vivir siendo testigo de todo lo que ocurra en tu vida, sanaré tus heridas, escucharé tus lamentos y tomaré tu mano cuando más perdida te sientas, pero no podré darte lo que en verdad necesitas y mereces. El tortuoso silencio invadió nuestras ánimas desde ese momento, limpiamos nuestros rostros lo suficiente, tomamos las maletas y viajamos de regreso a Nueva York. No soltamos nuestras manos y durante el vuelo permanecimos en la habitación sin decir una palabra, solo nos mirábamos acariciando la piel del otro como si nunca más la volviésemos a sentir. En el aterrizaje vimos una camioneta esperar por nosotros, todo ese trayecto era como andar en el corredor de la muerte y nosotros éramos los criminales cuyas vidas culminarían por separado. Nos trasladaron primero a la mansión, le pedí a Jhon que me dejara las llaves para irme por mi cuenta y después enviara a alguien por el vehículo, así lo hizo y se retiró con las cosas de ella dejándonos a solas. Rag y yo quedamos en el auto, permanecía en mi regazo aferrados con nuestra última gota de esperanza, deseábamos abrir los ojos y encontrarnos en Dinamarca o en Suecia disfrutando todavía del viaje, pero eso no pasaría. Acuné mi mano en su rostro sin soltar su cintura perdiéndonos en el firmamento del otro y acaricié su labio inferior con mi pulgar, aquel que temblaba con mil sentimientos a mi nombre. —Perezcamos por última vez —sentenció. Atraje su rostro al mío desfalleciendo en el efímero ósculo de lo que nunca debió ser, enlazamos la vida misma en un acto tan profundo y el mundo terminó para nosotros. Al separarnos no miramos al otro, ella salió por el lado derecho sin decir una palabra pues todo lo dejamos en dicha obra, yo salí por el lado izquierdo sin ver nada más que el metal n***o a mi lado e ingresé nuevamente en el puesto del conductor, retiré el freno de mano y salí lo más rápido posible de ese lugar. No miré atrás, no me dirigí a casa, escapé del mundo como la mal naciente ánima que siempre he sido y me dirigí a mi propio infierno, uno el cual duraría una eternidad.
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