147. BESO EN FLOR

1868 Words
Oz Desde hace unos días que los Borson no han vuelto al CIS, tampoco han llamado y según me informaron los de seguridad no se han aparecido ni siquiera en la puerta, pero justo hoy, siendo las seis de la mañana, recibí la visita de Lawrence quien se veía bastante demacrado, pero ni así me inmuté ante su presencia. —¿Podemos hablar? —hice una señal para que tomara asiento. —¿Vienes para sacarme del grupo de investigación? —pregunté como si nada sin apartar la vista de los documentos en mi mano. —No, tú y yo teníamos un acuerdo y voy a respetarlo hasta el final aun cuando… —esquivó la mirada de mí intentando no derrumbarse. —¿Por qué lo hiciste Oz? —preguntó dolido. —Porque ella me lo pidió con el mayor dolor de su alma y así como hice con el hermano del decano, ella también lo merecía considerando que no era feliz con ustedes, se esforzaba cada día por mantenerse alegre y no la valoraron. —Era mi hija… —murmuró derramando unas lágrimas. —Sí, la misma que encerraste en este lugar sometiéndola a ver y escuchar peleas y discusiones que tenías constantemente con tu hijo en vez de hacerla feliz —dejé los papeles a un lado enfocándome fríamente en él. —Borson, mi hijo tiene año y medio de vida y no me considero el padre del año, soy lo peor del mundo para él y aun así no ves que Travis es un niño abandonado o no querido, por el contrario, pese a su diagnóstico vive como cualquier otro, como si no tuviera nada. —Pero no debiste ir tan lejos con ella, sé que mi hijo y yo cometimos muchos errores… —Ya basta —levanté mi mano antes que empezara con su sermón. —Tú y Steve deben aprender una lección con la partida de Danna, así que te sugiero que te enfoques en lo único que debe importarte ahora. En ese instante recibo una llamada de recepción informándome que Steve quería hablar conmigo, accedí a la petición y en menos de cinco minutos ingresó a la oficina, padre e hijo quedaron un poco tensos, pero igual le di una señal para que se sentara junto a Lawrence. —¿Qué quieres Steve? —Quiero que me permitas continuar con la investigación —respondió firme. —No veo por qué dejarte continuar cuando tu hermana ya no está. —No me importa —respondió a entrecortada voz. —el cáncer tomó a dos personas importantes en mi vida y no quiero que otros pasen por eso, Danna no era la única niña en este centro con la enfermedad y al menos quiero hacerlo en su memoria para que otros no sufran como ella o nosotros. —¿Cómo sé que no quieres vengarte por lo que te dije? —pregunté perspicaz, pero su mirar no cambió. —No me sirve de nada vengarme por eso y creo que era lo justo considerando el hecho de que yo tomé tu investigación sin permiso. La oficina quedó en un silencio sepulcral, serví un trago meditando toda la situación y volví a enfocar mi atención en ambos. —¿Cómo sé que ahora podrán trabajar sin peleas? Porque la verdad no me interesa tenerlos aquí si continuarán con la misma actitud, el hecho de que Danna no esté, no quiere decir que no se conviertan en un dolor de cabeza para mí. —No ocurrirá —respondió Lawrence. —ayer estuvimos hablando respecto a lo ocurrido y coincidimos en que queremos seguir haciendo esto, pero en mi caso hablo como padre cuando te digo que quiero salvar a Travis, él ha sido uno de los pocos niños que se acercó tanto a Danna y la hizo muy feliz. —¿Entonces se pusieron de acuerdo para esto? —No —respondió Steve. —después que nos despedimos me quedé pensando en toda la situación ya que quería devolverme a Londres, pero no pude hacerlo al recordar cuánto le fallé a mi hermana, por eso vine hoy para hablar contigo. Dicen que a los amigos hay que tenerlos cerca y a los enemigos más, pero nadie dijo nunca nada de los idiotas, aunque, en mi experiencia, es mejor tenerlos en la mano con una cuerda y a este par era mejor tenerlos bien vigilados. —De acuerdo, pero estarás en periodo de prueba Steve, en cuanto a ti Lawrence, quiero que redactes un contrato para él como auxiliar de mi grupo y si se porta bien lo subiremos de rango, eso sí —señalé a Steve. —te quiero con ese maldito diploma a fin de año y luego explotaré tu trasero en este lugar trabajando para mí, ¿entendido? —Dalo por hecho. —Yo no doy nada por hecho, pero sí les advierto a los dos que si vuelven a causarme un maldito problema de esa magnitud los sacaré a las patadas de aquí sin importarme nada y sabes bien de lo que soy capaz Lawrence. Ante mi intimidante faz lo noté estremecerse, pero igual accedió a mi petición tal como lo hizo su hijo. (…) Un olor a flores me fue despertando, había mucha calidez y ya no sentía dolor, recordaba las palabras de Oz al susurrarme en el oído que todo estaría bien, creo que al fin estaré bien, creo que ya no tendré que llorar más. Extrañamente entre el aroma a flores puedo sentir su colonia, no sé cómo sea estar muerta, pero es curioso que solo con esta sensación pueda sentir mi corazón latir tan rápido. ¿Será esto posible ahora que estoy en el cielo o solo será un bonito recuerdo? De a poco fui abriendo mis ojos encontrando un pequeño ramo de flores amarillas en mi pecho, eran muy hermosas, nunca antes las había visto, tres de ellas que eran las más grandes tenías varios pétalos, parecía un pompón brillante por su color tan vivo y las otras parecían pequeñas rosas amarillas, pero sé que no eran esta flor ya que las identifico bien porque eran las favoritas de mamá y papá mandó a construir un jardín para ella con estas flores, pero el olor que más resaltaba venía de estas. Entonces, volví a sentir la colonia de él y levanté la mirada encontrando su rostro, sonreí y él hizo lo mismo. —No sabía que también podía verte en el cielo —él ensanchó su sonrisa acelerando más mi corazón. —¿Crees que me darían permiso de ir allá siendo un monstruo? —Yo puedo intentar convencerlos para que lo hagan. —Los monstruos no van al cielo, pero tú sí perteneces allá —una pequeña punzada en el pecho me hizo dudar. —¿Esto es el cielo? —Eso depende, ¿ves ángeles o demonios? —preguntó con su tono tan particular. —Solo te veo a ti —Oz levantó mi mano dejando un beso que me hizo sonrojar, estaba feliz, él me hacía feliz, pero comprendí la realidad. —¿Por qué no lo hiciste? Dijiste que me ayudarías. —Dije que te daría lo que necesitabas, no lo que querías, además, si te daba ese escape sin darme la oportunidad de luchar en esta guerra mi ego no lo soportaría, soy egoísta por naturaleza Danna y no te dejaré morir todavía hasta que logre dar todo de mí. Sentí que mi felicidad se apagaba de a poco al recordar a mi papá y mi hermano, la última vez que los vi estaban gritándose muy feo y se decían cosas horribles el uno al otro. —No llores pequeña —con su pulgar limpió mi rostro. —quiero que sonrías para mí, pero no quiero que vuelvas a llorar o a fingir estar feliz, solo sé tú misma. —¿Qué pasará conmigo Oz? —Continuaremos con esta lucha juntos hasta ganarla o perderla definitivamente. Me levanté lentamente con la ayuda de él para quedar sentada, acomodó la camilla a la altura adecuada y organizó las almohadas para mí, fue cuando vi que estábamos a solas, él no dejaba de verme y mi corazón no dejaba de latir rápido al detallar sus ojos. —Oz, si te pido algo, ¿podrías dármelo? —Primero dime qué quieres, porque no tengo dinero para comprarte un castillo como tu padre, recuerda que soy un monstruo que está muy loco —abrió mucho sus ojos al decir lo último haciéndome reír. —Quiero saber qué se siente besar a alguien. —Entonces creo que deberías buscar a alguien más para esa tarea. —Quiero que seas tú, te prometo que no le diré a nadie —él quedó en silencio y simplemente pasó su pulgar por mis labios tiernamente. —por favor, solo uno —levantó mi rostro acercando el suyo. —¿Todavía quieres morir? —no supe qué responder y miré de nuevo las flores, pero él levantó nuevamente mi rostro. —¿No me besarás porque soy una niña, porque te doy asco por el cáncer o porque…? —silenció mi pregunta colocando su dedo en mis labios mientras negaba con su cabeza. —Creo que deberías tener este momento con alguien especial de tu edad, así como también creo que deberías darme más tiempo antes de volver a pedirme que acabe con tu vida. —¿Qué pasará si no encuentro a esa persona y muero antes? Nunca sabré qué se sentirá. —Dame cinco años Danna y si el cáncer gana esta batalla entonces te daré ese beso, pero si yo la gano entonces tú vivirás muchos años y tendrás la oportunidad de enamorarte de alguien que te quiera y acepte por quién eres. —¿Y si muero antes de ese tiempo? —Entonces te prometo que lo último que sentirás será un beso mío y no una jeringa. No pude evitar sentirme feliz por la forma tan bonita en que lo dijo, sentí que me daba otra oportunidad para seguir viviendo y acepté abrazándolo muy fuerte, él no me dio un beso los labios, pero sí me dio uno en la mejilla que fue muy especial para mí. —Te quiero mucho Oz —no dijo nada, pero al separarnos me da una sonrisa muy bonita. —Gracias por las flores. —Me alegra que te gusten, las escogí especialmente para ti —se acercó colocando su cara de loco, o al menos así le digo cada vez que lo hace. —y considérate afortunada porque nunca regalo flores a ninguna chica, así que guárdame el secreto. —Lo haré, pero si me dices qué son. —Las grandes son crisantemos y las más pequeñas son fresias. —¿Y por qué amarillas? —Porque fue el primer color que vi en ti cuando te conocí, ese día llevabas un suéter fucsia que tenía flores amarillas y en tu álbum colocaste rosas de muchos colores, pero las amarillas resaltaban más. Solo mi mamá sabía que las rosas amarillas eran mis favoritas, pero desde ese momento los crisantemos y las fresias pasaron a ocupar ese lugar gracias a él.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD