127. ES ELLA…

2402 Words
Oz Continuamos nuestro camino hasta un edificio en Saint-Étienne donde debíamos esperar en recepción a que una joven viniese por nosotros. —¿Y a qué se debió tu retraso? Porque tenías a Livi como loca estos dos días que no apareciste. —Se presentaron unos avances de último momento en las investigaciones y debí quedarme más tiempo para corroborar algunos datos con el equipo. —Interesante ¿veremos algo próximamente de ustedes? —Es posible, si con las indicaciones que di los resultados son positivos; entonces tendremos una medicación que controlará en un cincuenta por ciento los síntomas de la quimioterapia, pero también quiero que sea efectiva para los efectos en otras enfermedades y dolencias crónicas. —Es bueno saber que los recursos se invierten adecuadamente. —Sí, desde que tenemos a ese patrocinador anónimo el centro de investigación parece trabajar más complacido, especialmente, porque los avances han sido formidables al tener mejorías en los equipos gracias a Ismael y el recurso económico no es batallado por nadie. El día que me enteré de eso fue algo significativo para mí, porque aun cuando me costó un buen tiempo descubrir que ella era dicha patrocinadora, su participación en el centro es algo gratificante para todos, en especial, cuando llegaban sus informes con algunas sugerencias sobre ciertas temáticas o protocolos, los cuales favorecieron a los pacientes que están como voluntarios en el centro siendo parte de todo esto. Lo que siempre me ha parecido curioso es que ella no es consciente por algún extraño motivo de muchas cosas, pero sin duda trabaja por el bienestar de otros inconscientemente y siempre bajo la primicia de proteger al débil igual a cuando estaba en la mazmorra. Al salir una joven del ascensor me percato de qué va todo esto y el porqué estamos aquí, reconsiderando el hecho de si en verdad Ragnar seguía siendo mi aliada o se había vendido por algo a las hermanas Clyde, igual guardé silencio y seguimos a la asistente de Bárbara hasta el último piso donde encontramos a todo el personal caminando de aquí para allá, llegamos a la oficina que quedaba al fondo y la muy descarada levanta una ceja con su sonrisa victoriosa al saber que igual consiguió que llegase con ella. —Bienvenidos, un placer tenerte en Toulouse —saluda Bárbara dándome dos besos en las mejillas. —El placer es todo mío preciosa, solo que ahora me intriga saber ciertas cosas. —Tendrá que ser después porque ahora estamos muy ocupados y hay mucho por hacer. —Señorita Jhonson, sígame por este lado por favor para que vea la colección —intercede la asistente de Bonny. Mi pequeña va con ella en lo que yo quedo con mi próxima víctima, pues esta sí o sí me las va a pagar. —Bárbara, ya te dije que no participaré en esa tontería, te he ayudado en muchas cosas y asimismo te agradezco tu intervención en otras, pero no seré tu modelo. —Oz —se acerca seductora igual que una cobra. —no sé por qué te niegas a esta oportunidad tan grande en la vida, igual solo es un desfile, muestras unas prendas, luego disfrutas de un buen whisky en la ceremonia y al final sales con una chica muy sexy para tener sexo desenfrenado, fácil. —No nena, contigo las cosas no son así y sé que algo te traes entre manos —la tomé de la cintura atrayéndola hasta mí. —así que dime cuáles son tus verdaderas intenciones. —Ya tengo todo escogido —intercede mi pequeña quien viene con algunas prendas en la mano. —Perfecto, entonces pasa al probador para hacerte los arreglos correspondientes. Mi pequeña viene con una sombra en sus ojos que me inquieta, suelto a Bonny al notar que ella pasará entre nosotros y recibo un fuerte golpe cerca de mi entrepierna que me aleja un poco más de Bárbara. —Lo siento, fue un accidente —contesta Rag inocente mirándome apenas de reojo, entrecierro los míos y río por lo bajo al comprender el motivo de su semblante y accionar. Ella de nuevo sintió celos al verme con alguien, eso sin mencionar la propuesta dicha por Bárbara de acostarme con alguien después del desfile. Por lo visto mi pequeña es bastante posesiva en silencio, pero esa actitud sin duda me enloquece y enamora más de ella. —Tan bella como siempre mi pequeña luna —gruñí entre el dolor y el placer. —Entonces, es ella… La voz de Bárbara me saca por completo de mis pensamientos y al verla analizando mi rostro y el camino por el cual fue Rag, comprendo que ella ahora lo ha descubierto igual que Livi años atrás. —Desde el día que la conocí me pareció muy curioso la forma en la cual se refería a ti y cuando fuiste a mi oficina diciendo esas palabras, más intriga me dio al querer verlos juntos. —¿Cuál es tu punto? —pregunté haciéndome el desentendido. —Ella es la persona que esperabas, la amas realmente ¿no es así? —Es la hija de Livi y Marc y por ende mi sobrina ¿no debería ser así? —No te hagas Oz, ambos sabemos bien de lo que hablo. Antes de dar mi respuesta, mi pequeña sale enfundada en un vestido azul eléctrico con apertura en la pierna, escote en la espalda, mangas largas y zapatos altos dorados. —¿Qué opinas Oz? —pregunta Bárbara con cierta diversión, pero yo no aparto la vista de Rag un instante. —Hermosa —contesté deleitante desfrutando de su mordida. —Perfecto, pruébate el siguiente. Mi pequeña se retira de nuevo a los probadores y no es sino hasta que su figura desaparece de mi vista que me concentro en el semblante de la bruja a mi lado. —Es ella —afirma con total seguridad y disgusto. —y no intentes negármelo porque jamás te he visto poner esa mirada por nadie, ni siquiera a la pelirroja la veías como a ella, incluso la he visto con la campera de Becca cuando tú no la prestabas a nadie, hasta recuerdo que llegaste furioso porque esa mujer se atrevió a ponérsela sin tu consentimiento. Es increíble que le permitiera tanto a estas mujeres en mi vida para que el día de hoy puedan apuñalarme múltiples veces de esta forma y no mandarlas a la mierda, pero tampoco podía negarlo. —Así es Bárbara, es ella, la mujer que esperé toda mi vida está ahora con nosotros ¿Contenta? —solté con total amargura, pero no porque lo descubriera, sino por todo lo que representa el que me recuerden la realidad. —Oz, estamos hablando de la hija de Livi y Marcus, prácticamente es la hermana de Benji por parte de Livi, eso sin mencionar que ella es… —Lo sé, ¿sí? —gruñí por lo bajo con más furia e impotencia. —Sé mejor que nadie lo que eso implica. ¿Acaso me crees tan imbécil para no ver la realidad de mierda que tengo que vivir? Pero esto es lo que hay y para mi maldita desgracia no puedo evitarlo, por mucho que quiera no puedo hacer nada para cambiar el hecho de que es menor de edad. Esta vez mis voces y yo llegamos al límite antes de lo pensado, pero igual evité reclamarle en voz alta para no armar un escándalo en ese lugar. —¿Ella también te ama? ¿Te ve de la misma forma en que tú la ves? Porque si hay algo que tengo muy presente en ella es que quizás sea una niña según su identificación, pero no en la mentalidad. Sus palabras eran tan serias como las mías y al igual que yo estaba disgustada, solo que sus motivos eran otros. —Eso lo sabremos más adelante cuando ella sea consciente de sus emociones. —No me salgas con esa estupidez que tú y yo sabemos que has tenido tiempo suficiente para descubrir esa respuesta. —Señora Clyde, disculpe que la moleste —interrumpe su asistente dándonos un medio tiempo de esta acalorada discusión. —acaban de enviar el nuevo traje, no sé si quiere que llame a uno de los modelos para hacer la prueba. —No hace falta, Oz podrá ayudarnos con eso junto a mi sobrina. Por simple impulso tomé las prendas y me fui a los vestidores para cambiarme, aunque fue más para calmarme de todo lo que ella provocó. En menos de diez minutos salí con un traje de una pieza ajustado al cuerpo y sobre este un atuendo formal, la verdad estaba tan sumido en mi ira que no me puse a repasar realmente las prendas sino cuando salí. —¿Se puede saber para qué mierda es el otro traje? —pregunté irritado al salir del vestidor. —Es el nuevo traje antibalas que estamos haciendo para los hombres de Ragnar —Bárbara llega a mí entregándome un arma. —De alguna manera tengo que ayudar a mi sobrina —menciona lo último por lo bajo haciendo énfasis en “sobrina”, lo que me enerva más. Se aleja entregándole otra arma a Ragnar, quien va con otro vestido mucho más ajustado resaltando completamente sus curvas, incluso sus senos sobresalen provocativamente sin verse vulgar con el escote asimétrico. —¿Qué están esperando? Necesito que hagan la prueba para saber si están bien o toca reforzarlos más. Por un instante creí que era una broma de mal gusto, Rag y yo veíamos desconcertados a Bárbara quien no abandonaba su semblante de los mil demonios, esperábamos que nos dijera si las balas eran falsas o cualquier otra cosa, pero ante su silencio, disparé el arma a un lado dándome cuenta que la bala era real, esto no era un juego y ahora los dos debíamos hacer esta locura. Sé que hace un año la lastimé al cortar su pierna, pero eso fue por los efectos del alcohol y mi maldita mierda mental, mas era una historia muy diferente el ver a la mujer que amaba frente a mí y tener que dispararle por un simple capricho de las estupideces de mi hermana. —¿Se van a disparar o no? Porque les recuerdo que hay mucho por hacer y el desfile es mañana en la tarde, así que háganlo —soltó más irritada que antes, pero esa mirada de furia iba dirigida completamente a mí y al mismo tiempo a Bonetti quien salía del lugar bastante furioso, es posible que discutieran mientras estaba en los probadores. Lo más curioso de todo este asunto es que Rag ni siquiera se atrevía a levantar su arma, incluso me veía con mucha duda, pero si esto era para ella y sus hombres entonces debía asegurarme que en verdad pudiera estar a salvo y la única manera de conseguirlo rápidamente era provocándola… Definitivamente debo estar demente y amarla demasiado para dejarme disparar por esta estupidez tan grande. Caminé con total determinación hacia ella un par de metros y tomé con más firmeza el arma, así como también debí tomar buen oxígeno para soltar las palabras que acabarían conmigo, o al menos espero que sean solo conmigo porque no soportaría verla herida por mi culpa. —Sí estuve con Camille el mes pasado —ella frunce el ceño sin creer del todo lo que dije, pero es una suerte que Travis me contara la única vez que se acostó con ella revelándome un dato importante. —Incluso me deleité con el tatuaje que tiene entre sus exquisitas tetas hasta hacerla gritar mi nombre mientras la follaba como a una perra y la verdad, me la volvería a coger con gusto, porque nadie me hizo sentir como ella. Me dio asco decir esas palabras, fue casi como la vez en que la llamé “mi princesa” cuando estábamos entrenando, me odiaba al hacer esto, pero si algo bueno traería a mi pequeña entonces lo haría las veces que fuesen necesarias sin importar el resultado conmigo. Ladeé una sonrisa al verla retirar en un segundo el seguro de su arma y descargarla en mi pecho con total furia. Pese al dolor del impacto, eran sus cristalinos luceros los que quebrantaban mi corazón, por un lado, me dolía hacernos esto porque no me gustaba mentirle, por otro, no sabía realmente qué pensar ante su reacción por algo así. Dicen que lo peor que puedes hacer es entregarle un arma a un niño, a un discapacitado mental y a un suicida, yo era los dos últimos y tenía un arma con balas suficientes para meterme un tiro en la sien por la asquerosidad que dije llegando a lastimar a la persona que más amo, pero también sé que otras personas de la misma calaña de Oliver no tendrán piedad con ella y yo tampoco podía tenerla. Así, levanté mi brazo y descargué mi arma en diferentes lugares de su traje, siendo los puntos vitales donde más me concentré. Un abrumador silencio se hizo en el salón, el recuerdo de la ola que nos arrastró en la playa de Reynisfjar se hizo presente y sentí que de nuevo la helada agua me ahogaba inundando mis pulmones. Un fuerte impulso vino a mí, arrojamos nuestras armas y caminé rápidamente al igual que ella quedando en un fuerte abrazo que desprendió un profundo dolor en mi pecho. Controlé tanto como pude las ganas de llorar y besé su frente sin importarme nada ni nadie, entonces la separé de mí revisando los lugares donde había disparado asegurándome que estuviera bien, pero el tinte rojo a un costado de su abdomen me derrumbó por completo. Ragnar baja la mirada a ese punto cuando voy a atenderla de inmediato, mas ella me detiene rompiendo los botones de mi camisa y es cuando sus lágrimas desprenden una profunda culpa, la misma que vi aquella mañana en la isla Skye, la misma que me dio aun cuando fui tan infeliz de hacerla sufrir. En ese instante todo pasa a cámara lenta, la escucho gritar que preparen un auto para ir al hospital y que traigan algunas cosas que pasan a segundo plano para mí, veo a la gente correr a nuestro alrededor como sombras y al sentir mi presión bajar es cuando comprendo la gravedad de la herida… era un punto vital.
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