126. NINFAS EN TOULOUSE

2363 Words
21 de noviembre —Lo dije antes y lo volveré a repetir, no cuenten conmigo para eso —respondió tajante. —Muy bien, quizás si te muestro lo que deseo hacer comprendas mejor el por qué quiero esto. Fuimos a mi estudio privado que estaba dentro de mi oficina, abrí las puertas dejando relucir mi trabajo y lo mira con mucha atención detallando parte por parte en completo silencio. —Solo imagínalo con esto en una formidable noche otoñal, es todo lo que pido, así tendrías la oportunidad de deleitar la vista con tan exquisita pieza y sería solo para ti. Entrecerró sus ojos mostrando por dos segundos una sutil sonrisa como respuesta. —¿Qué me darás a cambio de esto? Porque como bien sabes, no será nada fácil hacer lo que me pides —sin duda la maldad la lleva en la sangre. —Lo que tú quieras, pero ten presente que mi solicitud también tiene una letra pequeña. —Eso no lo dudo considerando quién eres. La macabra sonrisa que emergió de nuestros labios fue la firma de nuestro acuerdo. (…) 30 de noviembre Toulouse, Francia Oz A veces no sé si Livi me cree tan imbécil para no saber lo más lógico del mundo, pero sabía que la única manera de deshacerme de sus constantes llamadas, mensajes y un posible secuestro por parte de los hombres de Marcus era viajando a Francia, evitando también futuros problemas en Zúrich, así que aquí me encuentro camino a la residencia junto a tres camionetas blindadas que esperaban por mí con los mejores hombres de seguridad de Ragnar, lo que hacía peor la situación pues sé que no era cualquier cosa. —¿Y cómo van las cosas en México? —pregunto a José quien va conduciendo a mi lado. —Excelente, los negocios han crecido exponencialmente llegando a expandirnos más en Colombia, Argentina y España y ahora el señor Marcus desea entrar en negociaciones con los franceses. —Interesante. ¿Quién diría que algún día mi hermano se dedicaría a traficar con los franceses? —él frunce el ceño mirándome un instante. —Se equivoca, el señor Marcus no negociará con ellos como mafioso. Según me explicó la señorita Ragnar, él desea negociar con algunos bancos de acá para entrar al sector financiero. —¿Entonces Marc entrará a los negocios legales? —Sí señor, en estos meses junto a la señorita Ragnar, crearon un par de empresas y ella le dijo que se dedicara dos años de lleno a eso en lo que ella se hacía cargo de la mafia, pero ya sabe cómo es él. Claro que lo sé, es un jodido sentimental hasta los cimientos que jamás dejaría a su hija sola en un mundo tan oscuro y menos con la edad que tiene, pero considerando lo ocurrido en Londres hace un año, no creo que necesite mucha ayuda de él cuando tiene a la familia real británica en sus manos y de paso a la nobleza alemana con el poder de los Müller. Al cabo de unos minutos, donde seguimos conversando un poco poniéndome al día de algunas cosas ocurridas con todos en estos meses de ausencia, llegamos a la residencia donde estaríamos esta semana toda la familia, Livi viene corriendo a saludarme y Marc me da un fuerte abrazo al igual que los chicos, quienes ya superaron lo ocurrido en la fiesta de Travis, pero los videos que obtuvimos de esa noche es algo que mantengo guardado en un sitio especial de la casa y con el cual nos divertimos mi pequeña y yo cuando queremos recordar algo especial. Después de organizar mi maleta me quedo hablando con ellos, pregunto por mi pequeña quien se encuentra ausente y Marc me informa que salió desde muy temprano ya que tenía algunas reuniones importantes, aunque él no fue porque ella dijo que quería encargarse sola y de esa manera él podía disfrutar más con la familia. —¿Estás seguro que ese es el motivo o no será más bien que quería que ustedes dos disfrutaran de Francia a solas? —una fuerte carcajada sale de mí al ver el nerviosismo en ambos, especialmente Marc quien nunca supo ocultar sus sentimientos por Livi ante mí. —Ustedes son tan predecibles, lo peor de todo es que ni siquiera están disfrutando de Toulouse, sino que están encerrados en esta casa. —La idea del viaje es salir en familia, no un viaje en pareja —contesta él a la defensiva. —Y tampoco hay pareja con la cual salir, así que tampoco digas tonterías —contraataca Livi con cierto disgusto haciéndome reír más. —Ustedes definitivamente la pasarán de maravilla aquí. —Eso espero, a ver si así dejan de discutir tanto en casa —intercede Robert quien está con Liam listos para salir. Livi y Marc comienzan a recriminarles porque se enteran que los dos se irán a recorrer la ciudad sin ellos, entonces una llamada ingresa a mi móvil dejándome sumamente extrañado porque el remitente no aparecía al igual que el número. Me alejé de ellos un poco, la llamada se corta y a los segundos ingresa nuevamente. —¿Quién es? —No me delates. ¿Puedes escaparte de la familia? —veo a los chicos pensando un plan. —Sí. —Ven a la estación de policía del centro, pregunta por la oficial Williams y dile a José que se encargue de la reunión junto a Nixon. Volví a la sala tras ella cortar la llamada y tomé me abrigo. —Bueno chicos, vámonos que el tiempo apremia y tenemos muchas universidades por pagar —dije bastante animado colocándome detrás de ellos. —¿¡Qué!? Olvídalo, no llevarás a mis hijos a un lugar de esos —riñe Livi a sabiendas de lo que hablo. —Lo siento nena, pero les había prometido que los haría unos hombres en Francia ya que no me dejaste llevarlos a Ámsterdam, igual no te preocupes que su querido tío Oz cuidará bien de ellos. El par de idiotas por poco dañan mi coartada, así que hago una presión en un muy doloroso punto de sus espaldas colocando una enorme sonrisa. —No se preocupen chicos, saben que siempre los cuidaré y me aseguraré que tengan bien puesto el condón, no quiero que pasen por el mismo suplicio que yo —Livi y Marc se tensionan al saber de qué hablo. —Bueno, nos vemos más tarde, mejor arréglense y disfruten Toulouse, me han dicho que hay buenos restaurantes aquí. Aurevoir bébé. Salí rápidamente con el par de sanguijuelas ordenándoles que ingresaran al auto, informé a José lo que me dijo Ragnar y después me fui con los chicos lo más rápido posible. —No iremos contigo a ningún lado y menos por lo ocurrido en octubre. —Tranquilo Robert, tampoco quiero que vengan conmigo, pero sí necesitaba que me sacaran del ojo de Livi, solo díganme dónde los dejo que tengo una cita importante esperándome. Por suerte los chicos iban a un punto cerca del centro, así que los dejé donde me indicaron y seguí hasta la estación preguntando por Williams, pero de todo me imaginé menos que ese bombón la había encerrado aquí. Ella es una mujer con un porte imponente, pelirroja de ojos azules y de mirada dura e intimidante, lo que denota los problemas en su vida y lo desvalorizada que ha sido, pero no le quita nada a su belleza y ganas de salir adelante, sin embargo, y a la vez lo más interesante, era que nadie la tomaba en serio por ser mujer, pero sí era el centro de entretenimiento de muchos pervertidos con el cuerpo tan increíble que tiene. —Capitán, estoy seguro que mi chica aprendió la lección y con su permiso, me gustaría que la oficial Williams me acompañe a sacarla de aquí, ya sabe, una buena vista no cae mal a nadie —murmuré lo último asegurándome que ella escuchara. El sujeto se la devoró con la mirada y accedió a mi petición. Continué el camino tras la oficial Williams con total parsimonia detallándole desde atrás, pero no con la misma intención de ese imbécil, sino de descifrar cuál era el interés de mi pequeña en ella. —Debe ser difícil tener que sobrevivir en un mundo manipulado por hombres ¿No es así oficial Williams? —silencio absoluto. Chica dura. —La imagino despertando cada día preguntándose si en verdad vale la pena esforzarse tanto en este lugar, porque una mujer con su porte y belleza podría estar en una publicidad de perfumes. —Ya llegamos. Ella toma las llaves abriendo la reja con una profunda rabia e impotencia, sin duda quedó afectada por mis palabras. —Oficial Williams —coloqué mi mano en la reja impidiendo el paso. —el día que quiera ser alguien en la vida y una mujer respetada en este mundo de hombres que se creen mucho pero no son más que perros sarnosos, quizás pueda ayudarla. —¿En serio? ¿Acaso cree que soy tan estúpida para caer en esa trampa? Se equivoca señor Oz, yo no seré su puta y le demostraré al mundo lo que valgo —ladeé una sonrisa sintiéndome orgulloso por su respuesta. —No señorita Williams, no tiene que demostrarle nada al mundo, a la única persona que le debe su valor es a usted misma y tampoco quiero hacerla mi puta, porque considero que es una mujer que tendría como aliada, no como esclava, así como también sé que una mujer la deleita mucho más que cualquier hombre en el mundo. La dulce española queda estática al ver que descubrí su pequeño secreto, así que la tomo del codo haciéndola a un lado y abro la reja ingresando al enorme pasillo, camino buscando a mi pequeña encontrándola en una celda a mitad de camino junto a otra joven bastante hermosa de cabellera obscura, labios gruesos y apetitosos, unas curvas de infarto y piel como porcelana igual a la de Williams. Solo de imaginar a las dos junto a mi pequeña dentro de unos años… Mierda, no veo la hora de que sea mayor, hay tantas fantasías que deseo cumplir con Rag. —¿Te divertiste con tu nueva amiga? —pregunté jocoso ganándome una mirada asesina. —Cállate. —No puedo creer que cayeras tan bajo para terminar aquí. La oficial Williams se acerca intentando mantener la postura sería que tenía al comienzo y abre dejándola salir. —Un momento oficial Williams —intercede mi pequeña antes de que cierre la puerta. —la señorita Seydoux viene con nosotros —la joven francesa la mira sorprendida. —Su multa no ha sido cancelada y su historial la retendrá un tiempo más. —Yo me haré cargo de su multa y su historial, así que déjela salir, a no ser que quiera que él hable con el capitán comentándole cómo fue su atención hacia nosotros, estoy segura que estará complacido de escucharlo. Sin más opciones ella deja salir a la joven y los cuatro nos vamos en completo silencio hasta el primer piso, mi pequeña paga la multa de Seydoux y solicita su historial anotando unas cosas en otro papel en lo que el capitán me pregunta por la atención recibida por Williams, así que sigo la silenciosa orden de mi pequeña haciéndola quedar bien frente a su superior y con todo listo salimos los cuatro del cuartel, pues el imbécil ordenó que nos escoltaran hasta el auto. —Supongo que te debo las gracias por lo que hiciste —comenta la francesa con cierto fastidio. —No, pero tampoco necesito que me pagues la multa. —¿Entonces qué quieres? —mi pequeña extiende un papel a Seydoux y otro a Williams. —Si desean un verdadero cambio en sus vidas puedo ayudarlas, les daré el impulso necesario para crecer y les aseguro que nadie volverá a pasar por encima de ustedes, piénsenlo, y si desean esto entonces las esperaré en ese lugar en tres días. Mi pequeña no dijo más, sino que ingresamos al auto y tomamos carretera sin rumbo fijo… o eso creía yo. —Vamos a Saint-Étienne —ordenó. —Explícame cómo terminaste en ese lugar y qué intenciones tienes con las ninfas de Toulouse —solicité en lo que íbamos a su destino. Ella suelta un suspiro y me comenta la entretenida persecución que tuvo por todo el centro con Trisha Seydoux, formando un escándalo mayúsculo en público y ante un llamado de alguien la policía fue tras ellas, siendo Diana Williams quien las encarceló mucho tiempo después, pero en medio de todo esto, ella descubrió con algunas jugadas astutas que cada una estaba atrapada en una burbuja que no las dejaba avanzar en la vida, motivo por el cual hizo esa oferta al final y más al haberlas trabajado previamente. —¿Y qué planeas hacer exactamente con tus ninfas? —Quiero pasarlas al lado oscuro, hay mucho potencial desperdiciado en las patéticas vidas que tienen y tampoco puedes negar que la belleza de cada una despierta muchas fantasías —reí por lo bajo. —No, eso no lo niego, pero sí es interesante que quieras domar a dos leonas, porque algo me dice que el propósito de todo esto no es hacerlas trabajar para ti, sino contigo. —Es justo lo que quiero. Trisha y Diana tienen madera de líderes y es lo que necesito en este mundo, tengo muchos súbditos, pero pocos aliados, y así deba formarlos y darles lo necesario para comenzar en esta vida, estaré dispuesta a hacerlo con tal de expandir mis territorios. —¿Pero dos francesas? —Creo que notaste la procedencia de Diana y si tengo razón, y estoy casi segura de que es así, ella tomará territorio español, ahora la pregunta es ¿quieres acompañarme a poner a prueba a los leones o es demasiado para el mago de Oz? —por eso la adoro, ella sabe llevar todo a la oscuridad más absoluta. —Pasaré por alto esa provocación y obviamente no me perderé la función dentro de tres días.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD