141. ALTIBAJOS

1937 Words
Oz Obviamente lo ocurrido con Travis hace que Danna se sienta mal, pero sé que algo más pasa, Trav jamás muestra esa actitud contra nadie sin motivo aparente y menos si estaba tan augusto con la persona. —¿Qué te pasa pequeño? Nunca haces esto con cosas ajenas —pronuncio en lo que lo atraigo a mis brazos evitando que tome el álbum de Danna. —No se preocupe doctor Oz, solo se dobló un poco. —No, no —Trav manotea la sábana intentando alcanzar el álbum a la vez que presiona mi camiseta con fuerza. —¿No qué Travis? —¡No! —repite casi en un grito y me abraza fuerte. Me quedo analizando un poco más toda la situación y es entonces cuando creo comprender lo que ocurre por su loca cabeza. —Permíteme el álbum —solicité a Danna quien me lo entrega un poco dudosa. —No creo que sea lo más conveniente Oz —recrimina Borson quien está enojado por lo ocurrido. —No dejaré que lo dañe —abrí la página donde estaba la foto de Danna con su hermano y se la señalo a Travis. —¿Es esto pequeño? —él observa y vuelve a negar, le enseñé otras fotos de la familia y la dejé en una de la madre de Danna. —¿Es ella? Trav intenta tomar nuevamente la foto con fuerza comprobando mi teoría y le devuelvo a Danna su cuaderno. —¿Qué pasa? —preguntó ella cabizbaja y sumamente confundida. —A mi hijo no le gusta ver a las personas tristes y en cuanto hablaste de tu madre él se dio cuenta que dejaste de ser tan alegre, tu voz se apagó y supo que la imagen de ella te afectaba mucho, por eso quería dañarla, quizás pensó que si lo hacía tú volverías a sonreír. Borson se sienta más cerca de ella al otro lado y toma su mano dándole apoyo a la pequeña quien no sale de su asombro igual que él por la actitud de mi hijo, y aunque para mí no es una novedad, sí es interesante ver cuán sensible es ante las emociones de otros siendo tan pequeño. Ella guarda el cuaderno en cuanto él oculta su cabeza en mi pecho y llama su atención tocándole la espalda. —Travis —él se gira sin cambiar su semblante taciturno. —¿Vamos a jugar? —preguntó sonriéndole como antes, él parece buscar el cuaderno y al no verlo asiente, aunque no se ve muy seguro. —¿Me darías un abrazo? —esta vez habla más feliz y él la abraza como antes. —Gracias por ser tan lindo Trav. ¡Vamos a jugar! A partir de este punto todo parece cambiar nuevamente entre los dos, la pequeña le pide a su padre que vayamos a la sala de juegos que está en el mismo piso y nos dirigimos allá donde ellos quedan coloreando algunos dibujos entre risas, mientras Borson y yo los observamos sentados en la pared contraria. —Nunca me imaginé que tu hijo haría algo por el estilo —menciona Borson sin apartar la mirada de ellos igual que yo. —¿Qué te puedo decir? Travis es un niño muy especial que se preocupa por otros y más si son personas que le generan confianza. —No me lo tomes a mal, pero creí que quizás la rechazaría al no ser como otras niñas. —No veo por qué tendría que tratarla diferente, el hecho de que esté en una clínica y no tenga una larga cabellera, no es excusa para no tratarla como a cualquier otra niña de su edad —él se tensiona empuñando sus manos. —Borson, mi hijo no tiene distinción en esas cosas, él es alguien abierto al mundo y si lo tratas bien te tratará bien, pero para él no existe la maldad excepto con Madison. —Sé que no tendría por qué considerando que es muy pequeño, pero igual ellos… —Ellos son solo dos niños que apenas están conociendo el mundo, por desgracia ella ha conocido una parte muy mala llegando al punto de comprenderla a través de lo que vivió su madre y ella misma en carne propia, pero no por eso trata a Travis diferente y por cómo hablaba con la enfermera cuando llegamos, creería que esa actitud es la misma para todos. No quise seguir enfrascado en el tema al comenzar a disgustarme la actitud que tiene él respecto a su hija y el mundo, así que opté por preguntarle respecto a su salud mientras revisaba su expediente, hablamos de los avances que se han obtenido por parte de ambos en este tiempo y algunas teorías que él quisiera en lo posible comprobar mientras estoy aquí, así que programó todo para hacerle los exámenes a Travis y Danna el día de hoy y ya mañana revisaríamos los resultados. (…) Al final nos terminó cogiendo la noche con todo lo que hicimos y más porque nos quedábamos absortos hablando de la investigación en lo que nuestros hijos jugaban en la habitación de Danna, quien se encargó de chantajear a su padre para que trajeran una colchoneta y quedarse en esta con Trav evitando un accidente en la camilla. También me dispuse a usarla para que él nos gastara una deliciosa comida, nos renegó bastante, pero al haber revisado todo el historial de ella y su madre en este tiempo, tenía las mejores cartas para que no nos saliera con excusas baratas obteniendo al final unas exquisitas hamburguesas. —Esto está delicioso, hace mucho tiempo no comía una. —Oh Danna, definitivamente tendré que arrebatarte de las garras de tu padre, conmigo comerías muchas cosas deliciosas. Si mi hijo solía sonrojarse bastante, ella es otra que lo hace con el más mínimo comentario, especialmente cuando la trataba como a una chica más, lo que me hace preguntarme ciertas cosas de la pequeña y su desarrollo social. Bajo la atenta mirada inquisidora de su padre me dirijo hasta ella sentándome en la colchoneta, le hago una señal para que se acerque y le doy una papa frita con salsa BBQ en la boca. —¿Te gusta? —Es un poco picante, pero es rica. —Oz, deja de hacerlo —gruñe Borson quien intenta contenerse al verme tan cercano a ella. —Parece que el doctor Lawrence solo te quiere para él —de un rápido tiro la hice caer en mis brazos haciéndola reír. —¿Tu padre te dijo que era un monstruo? —Sí, uno muy malo que secuestra niñas bonitas, pero le dije que no me secuestrarías porque no era bonita, así que no habría nada de qué preocuparse. —Yo no opino lo mismo. —Sé no soy bonita, así que no se moleste en decirme lo mismo que todos los demás —contestó con mucha convicción. —No lo digo porque seas bonita Danna, te secuestraré por simple capricho y luego te devoraré cuando quedes tan gorda como los cerdos. La vuelvo a sentar rápidamente entre mis piernas haciéndole cosquillas en el cuello igual que suelo hacer con Trav, tanto él como ella ríen fuertemente mientras yo concentro mi vista en Borson quien se nota bastante conflictuado, es obvio que él la sobreprotege sin permitirle vivir muchas experiencias como a cualquier otra niña, pero el verla tan feliz conmigo lo hace desprender un destello del ayer que reconocería en cualquiera. Nos quedamos entre juegos provocadores que molestaron bastante a Borson mientras nosotros tres seguíamos disfrutando el momento, entonces una enfermera lo llama y quedan hablando en el pasillo en lo que yo recojo toda la basura, salgo para botarla y él me llama comentándome algunas cosas. Quizás fueron cinco minutos en los que no estuvimos al pendiente de los chicos, cinco minutos donde todo pasó de las risas al inquietante silencio que me obligó a asomarme en la habitación, mas fue el llamado de Trav lo que me alertó. Ingresé encontrando a Danna en el suelo sin poder respirar y con una de sus manos en el pecho, la tomé en brazos acomodándola rápidamente en la camilla en lo que pedí apoyo y las cosas comenzaron a complicarse en cuanto Borson ingresó desesperado por ayudarla llegando a estropear un poco el procedimiento. —¡Sal de aquí Borson! —¡No dejaré a mi hija sola! —¡Sáquenlo de aquí, los familiares no deben estar presentes! —me dirigí a dos enfermeros quienes acataron mi orden sacándolo en contra de su voluntad. En ese instante me percato que Travis está a punto de venir a la camilla y le digo que no se mueva en lo que intento ayudar a Danna, pero al verlo dos segundos nuevamente él da un par de pasos. —¡Quédate ahí Travis! —grité con firmeza a mi hijo quien se paralizó y cayó sentado en la colchoneta con gran tristeza y confusión. Ordené al personal que no bloquearan mi campo de visión para seguir vigilando a Travis, entretanto, a Danna debí entubarla al cerrarse eventualmente la vía respiratoria, aplicamos medicación y con la calma de vuelta en nosotros al poder salvarla el personal fue saliendo, repasé rápidamente a Trav con la mirada y al ver que seguía en su puesto salí encontrándome a Borson en el pasillo. —Ve con los de laboratorio y diles que se apresuren con los exámenes de ambos, necesito saber qué pasó. —Te dije que esa comida de mierda no era para ella —manifestó encolerizado seguido de un fuerte golpe en mi quijada. Si no supiera lo que siente Borson en este momento, el terror de saber que su hija pudo morir bajo sus propias narices, estoy seguro que le rompería la cara sin pensármelo una vez. Sentí el sabor metálico en mi boca y pasé el pulgar en mi labio viendo la sangre. —Si ya terminaste con tus estupideces, ahora vete al maldito laboratorio y busca los resultados de Danna y Travis, a no ser que prefieras esperar el próximo ataque considerando que sea el último que tenga. No sé que pasaba por su cabeza ante mi eminente advertencia, pero tras unos segundo se alejó por el pasillo sumamente frustrado, me enfoqué esta vez en Travis quien había visto lo ocurrido entre Borson y yo y recordé la forma en que le grité minutos atrás, era la primera vez en su vida que lo hacía, pero no podía permitir que se acercara, aunque esta vez yo sí lo hice al dirigirme hasta él sentándome en la colchoneta, lo tomé en brazos dejándolo llorar en mi pecho y él, como siempre, me abraza del cuello lastimándome con sus uñas. —Perdóname Trav, no quise hacerlo, no quise gritarte —besé su sien en lo que veía los monitores asegurándome que todo se mantuviera estable. —Perdóname pequeño —aspiré profundo el algodón de sus prendas y repasé mis manos en su espalda bajo la tela. Ese minuto de silencio con él me hizo comprender dos cosas, la primera: debía buscar una mayor resistencia para cuando ocurrieran estos eventos con Danna y eventualmente con Travis, porque sé que solo sería el primero que vería en mi vida con ella. Lo segundo que comprendí; fue que tampoco sería la única vez que le gritaría a Travis y es un cargo de consciencia que me pesaría demasiado, no por la situación que vivimos ahora, sino porque sé que mis voces no tendrán piedad ni siquiera con él cuando eso ocurra.
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