142. OTRO BORSON EN MI VIDA

1914 Words
Hará una hora desde que Danna perdió el conocimiento, Borson sigue a su lado sosteniendo su mano, no quiso mencionar una palabra más desde que volvió con los resultados y yo tampoco dije ni recriminé nada, pero sí salí de la habitación con Travis quien seguía cabizbajo, así que solo lo dejé en mi regazo acariciando su espalda hasta que se durmió. —En cuanto recibí el mensaje vine de inmediato —Steve quedó a mi lado mientras veía a su padre y hermana por el ventanal. —¿Qué ocurrió? —Bloqueo en las vías respiratorias, pero todavía no sé el motivo. —Vamos, te llevaré a casa, sé que están agotados tras un viaje tan largo y tu hijo no debería seguir aquí. —Por mucho que quiera no puedo, debo averiguar qué le ocurrió a tu hermana y de igual forma tu padre tiene nuestras cosas en su auto. —Yo me ocuparé de eso, lleva lo que necesites y vámonos. Genial, acabo de ganarme otro Borson en mi vida, sin embargo, hubo algo en su expresión que me hizo silenciar mi próxima negativa, así que tomé los papeles con los resultados y lo seguí hasta el parqueadero donde él sacó la maleta con un pequeño truco que conocía bien, la guardó en su auto y nos dirigimos a un edificio que estaba cerca del CIS, llegados al último piso nos acomodamos en una recámara que él me había indicado, dejé a Travis acostado entre las almohadas y Steve me entrega un vaso con ginebra el cual no tardé en beber de un golpe. —¿Sediento? —No, pero llevo más de doce horas sin beber y tu padre no ayudó con la causa —reímos por lo bajo en lo que rellena mi vaso. —Él es así, igual lo hizo más por complacer a mi hermana quien estaba ansiosa por conocerte. —Te ves muy tranquilo considerando lo ocurrido. —Debí ver demasiadas cosas a lo largo de los años con la enfermedad de mi madre y ahora con Danna; así que nada me sorprende, claro que tampoco quiere decir que no me importe, pero mi padre ya se preocupa bastante por los dos. —Eso no lo negaré —murmuré antes de tomar otro trago. —¿Necesitas hielo para eso? —señaló la herida del labio. —No, solo deja la botella y si tienes un cigarrillo sería perfecto, no tengo ánimo de abrir la maleta todavía. —Vamos a la sala, así no molestaremos a tu hijo —así hicimos, quedando sentados en el sofá fumando unos cigarrillos con la ginebra… De nuevo estaba en el paraíso de mis vicios. Ahora que estaba más relajado, por no decir que por fin tenía una gota de alcohol en las venas, pude detallar mejor a Steve, en efecto, él es alguien quizás cuatro años mayor que yo, rubio de ojos azules como todos en su familia, es bastante delgado y de expresión dura que combina a la perfección con su estilo punk rock, aunque apuesto por lo alto a que tiene sus sucios secretos igual que su padre. Durante varios minutos no pronunciamos una sola palabra dedicándonos únicamente a envenenar nuestros cuerpos, pero era evidente la carga que llevaba encima, una la cual no tardaría en revelarme. —Imagino que no era la bienvenida que esperabas. —No espero nada de nadie, así me evito problemas y decepciones. —Me encantaría hacer lo mismo, pero entre más lo intento, más logra decepcionarme mi padre… Creo que lo único que me mantiene cuerdo es mi hermana… …Y justo ella debía estar dormida, ahora sería un excelente momento para que despertase y me quite a este idiota de encima antes que continúe hablando estupideces que no deseo escuchar, pero si voy a terminar en esta situación con los Borson, al menos le sacaré provecho, total, no me pagan por escucharlos. —Si vas a usarme de terapeuta más te vale traerme dos botellas más de estas, porque presiento que irá para largo la conversación. Y así fue, hasta horas de la madrugada el idiota de Borson Jr. y yo estuvimos hablando entre reservas exquisitas de licor. Durante este tiempo me contó lo ocurrido durante los años que debieron afrontar el cáncer de Donna, desgraciadamente ella no soportó más que dos años de tratamiento al haber detectado la enfermedad en una etapa avanzada y finalmente falleció cuando su hija tenía seis años, la partida de ella los destrozó a todos, pero el verdadero golpe llegó seis meses más tarde al recibir una llamada de la escuela de Danna a quien debieron llevar al hospital de urgencias y cerca de dos semanas después, recibieron él y Lawrence la noticia de que ella también tenía cáncer. Lawrence, ante el duelo que todavía pasaba por su esposa y el diagnóstico de su hija, se enfrascó en el centro investigativo donde contrató al mejor personal médico y químico para dar con una cura. Cientos de exámenes, tratamientos, recaídas, esperanzas que iban y venían, todo generó que él comenzara a sobreprotegerla tomando la decisión de instalarla en el CIS donde ella ha estado viviendo desde hace casi dos años, motivo por el cual padre e hijo comenzaron una disputa que sigue al día de hoy. —Sé perfectamente lo que mi padre piensa de mí, así como también soy consciente de que nunca seré útil en la vida según él. —¿Y quieres usarme como vehículo para que restaure la relación entre ustedes? —No, quiero a alguien que me apoye Oz, alguien que pueda ver lo que valgo. Se levantó haciéndome una señal para que lo siguiera hasta su habitación donde rebuscó en su biblioteca hasta dar con una carpeta que dejó en mis manos. —Dime que sirve de algo lo que he hecho, dime que al menos pude acercarme un poco a lo que sea que pueda ayudarla —esperanza, eso había en su alcoholizado mirar. Tomé la carpeta sin mucho interés revisando hoja por hoja, era una investigación sobre la enfermedad de su hermana, la evolución de la misma y los cambios que ha tenido en el último año, pero no era igual al archivo que había en el CIS, sino que este estaba escrito a mano, tenía anotaciones en los bordes y varios tachones, era su trabajo, era su manera de ayudar a Danna en las sombras. —¿Robaste parte de mi investigación? —pregunté sin dejar de leer al ver que se encontraba una lista con los componentes de mis creaciones, entre otras cosas. —No exactamente, tomé una muestra de lo que le han estado suministrando a Danny y comencé a separar los ingredientes, aunque hubo unos que me desconcertaron un poco, así que estoy en un callejón sin salida, por eso también esperaba tu llegada tanto como ella. —¿Qué planeas hacer con esto? —Quiero crear más de esa medicación o avanzar en algo que pueda ayudarla con sus síntomas en lo que tú logras dar con la cura o lo que sea que le quite el cáncer… Oz, lo único que quiero es a mi hermana devuelta en un parque, quiero que coma lo quiera sin que se preocupe por si su sistema lo asimilará o no, solo quiero que tenga una vida normal. —Imagino que tu padre no ha visto nada de esto o de lo contrario no me habría contactado. —Creo que igual lo haría, pero no, no lo ha visto —cerré la carpeta dándole mi total atención. —¿Cómo aprendiste todo esto? —Estoy en los últimos años de química en la universidad, no era la carrera que quería, pero creí que podría ser un apoyo para mi padre ayudándole a dar con algo que le sirviera a mi mamá… y si lo piensas bien, era más rápido que la carrera de medicina. —¿Alguien sabe de esto? —moví la carpeta que continuaba en mi mano. —No… —soltó un pesado suspiro. —Mira, sé que parezco un rebelde despreocupado de la vida como tanto dice él y sí me importa la vida de ella, pero no dejaré de vivir la mía, era el último deseo de mi madre y lo mismo me ha pedido mi hermana más de una vez cuando estuvo cerca de morir. —Ya basta Borson que no puedo con tanto sentimentalismo, me rompes el corazón —comenté sarcástico dándole el último trago a mi bebida. —Por esta noche descansa y mañana saldremos al CIS para ver cómo sigue ella, no me sirve de nada que te ocultes como una rata con información valiosa cuando tu hermana sigue tan enferma como mi hijo, así que duérmete, te quiero en tus cinco sentidos a primera hora —le entregué el vaso vacío dirigiéndome a la puerta. —¡Ah!, y me quedaré con esto, así me aseguraré de que vendrás conmigo evitándome la molestia de amarrarte. Al día siguiente regresamos al CIS, por suerte Borson Jr. se levantó puntual y vino con nosotros sin protestar, nos fuimos a pie hasta el centro para que Travis disfrutara del panorama en lo que nosotros nos sumergimos en su investigación. Debatimos varios puntos demostrándome que era alguien tan aplicado e inteligente como su padre en medio de su actitud rebelde (acompañada de accesorios; campera de cuero negra; brazaletes de púas y botas militares), así como también nos salieron algunos temas más pecaminosamente casuales. Me importa la vida de mi hijo, pero así como Steve, tampoco estoy dispuesto a renunciar a mis vicios y placeres considerando que ya había renunciado a mi vida por Travis. —Prepárate para la pelea matutina —murmuró Steve bastante tenso en cuanto llegamos al pasillo correspondiente en el CIS donde Borson se encamina hacia nosotros. —¿Dónde mierda te metiste y a dónde te lo llevaste? —preguntó a su hijo como si estuviera a punto de golpearlo. —Hice lo que tú debiste hacer desde el comienzo, llevarlos a casa para que descansaran, especialmente a su hijo de un año —responde junior con su furia contenida. —Quizás a ti te guste disfrutar de estas paredes, pero no todos tienen que vivir encarcelados en ellas como mi hermana. Me encantaría tener a Jack para deleitarme con la pelea, pero lastimosamente tenía a una hermosa inglesa esperándome a metros de aquí. —Suficiente los dos, no permitiré que arruinen la mañana de mi hijo con sus idioteces, así que se enfocan en lo que nos concierne o se largan a discutir a otra parte mientras yo salvo dos vidas. Cargué a Travis y me dirigí a la habitación de Danna, revisé la bitácora, le hice un chequeo y solicité a una enfermera que trajera algunas cosas para tomarle unas muestras de sangre, entretanto, la dulce parejita llegó con nosotros listos para comenzar otra discusión, pero antes de que lo hicieran, tomé el mando ordenándoles llevar las muestras al laboratorio y programar otros estudios para Danna. Ahora que tenía a toda la familia conmigo sería más fácil hacer la investigación con un medicamento personalizado para ella, lo mejor de todo era que contaba con los avances que había hecho con Travis desde su nacimiento, los que tenía Lawrence de su hija desde hacía años y los que leí de Steve anoche, aunque presiento que este par será la fuente de mis migrañas en Suiza.
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