48. OTRA OPORTUNIDAD

1947 Words
Tomé mi abrigo y salí de ahí sin darle oportunidad de volver a hablar, caminé sin rumbo fijo con miles de preguntas, repasaba en mi mente desde la primera noche que la vi hasta el día de hoy logrando identificar el momento en que comenzó a fingir con la familia, luego conmigo y las formas en que había hecho esa transición con todos, pero no lograba quitarme la martirizante idea de la mentira. Es curioso, siempre eran las voces las que me torturaban y esta vez mi grito fue más estruendoso que la de ellas hasta el punto en que me pedían callarme, no querían aceptar la verdad de su engaño, para ellas lo que vivimos nosotros, solo nosotros, era real a pesar de todo, pero no para mí. Me encantaría decir que fue fascinante ser el verdugo de ellas por primera vez y aun así no era posible hacerlo. No sé cuánto había pasado ni en dónde me encontraba, lo único que sé es que estaba en medio de la nada completamente solo o al menos eso creí hasta que escuché una voz. —Es raro encontrar a alguien en esta zona. —No tanto como el hecho de que una mujer esté a esta hora aquí sola —dije sin voltear a verla. —Supongo que sí, pero igual no deja de ser raro, imagino que así de grande debe ser el problema para terminar aquí. —Eso no es asunto tuyo, mejor sigue tu camino. De reojo vi cómo caminaba hasta quedar a mi lado, pero era imposible detallarla por la capa blanca que cubría su cuerpo y rostro. —No deberías estar aquí, muchas personas vienen a este lugar a suicidarse. Sea lo que sea que te esté pasando debe haber una solución. —No parece una mala idea, pero no es mi vida la que quiero terminar. —¿Un amor entonces? —no respondí nada y seguí mirando el lago frente a nosotros. —Si en verdad no hay nada por hacer entonces no tiene sentido que estés aquí, pero si todavía puedes hacer algo entonces tampoco tiene sentido que estés aquí perdiendo el tiempo. Sonreí de lado al recordar a Rag cuando responde de esa misma forma llena de altivez y descaro. —Si sonríes así, no entiendo qué haces aquí en vez de estar con ella. —Es complicado y así estuviera a su lado nunca llegaría a estar con ella. —Eso depende de lo que ustedes quieran y hasta dónde estén dispuestos a llegar. —No llegará a ningún lado porque no es posible ¿acaso no estás escuchando? —¿Acaso lo haces tú? —levantó su cabeza mirando al cielo, pero seguía sin ver su rostro por la tela. —Hay algo que no están viendo o se niegan a ver a sabiendas de que está frente a ustedes. De nuevo permanecí en silencio al ver que ella decía lo mismo que mis voces, aunque en otras palabras, unas que me hicieron pensar un poco más. Ella dio media vuelta y la escuché dar unos pasos alejándose de mí, pero de nuevo se detuvo. —Tal vez deberías volver con ella, a esta hora el clima es más frío y puede ser peligroso estar solo en un lugar que no conoces… especialmente para los pequeños. Dijo esas últimas palabras en un tono más bajo y con cierta malicia, pero al pensar nuevamente en la frase completa, abrí mis ojos un poco más cayendo en cuenta de que nunca le mencioné que era una niña. Me giré para preguntarle por esas palabras y no la encontré en ninguna parte, simplemente había desaparecido. Es imposible, hablé con ella, la vi, aunque fuese de reojo pero la vi, la escuché ¿o acaso había llegado a otro nivel de locura con toda esta situación? Una corriente helada invadió mi cuerpo y sentí que algo estrujaba mi pecho desde el interior, no sé por qué, pero corrí, no sabía a dónde iba no me fijé en el camino cuando salí de la posada y aun así corrí, debía llegar y asegurarme que estuviera durmiendo, mirando por la ventana, o lo que sea, pero que estuviera en la habitación a salvo. Extrañamente un auto pasó luego de algunos minutos cuando iba corriendo por la carretera, el conductor se detuvo y le dije el lugar donde me estaba hospedando, accedió a llevarme y en unos minutos ya me encontraba en la posada. No creo haber pasado nunca por un evento tan extraño como el de esta noche, pero tampoco quiero soltar ideas descabelladas. Me dirigí rápidamente a la habitación, pero en cuanto abrí la puerta todo el lugar estaba a oscuras y la cortina cerrada, lo que no tenía sentido pues había quedado abierta cuando me fui, encendí la luz esperando no encontrar nada inusual, pero no fue así, la cama estaba de la misma forma en que la había dejado, abrí la puerta del baño y tampoco la encontré, me fijé en sus cosas rápidamente y no estaban sus botas ni el abrigo, entonces sentí el mundo venirse sobre mí. Salí nuevamente rumbo a la recepción preguntando si la habían visto, pero nadie supo darme una respuesta, así que recorrí la zona más cercana y nada, fui un poco más lejos debía estar más atento de lo usual pues todo estaba oscuro y el abrigo de ella era n***o, así que fácilmente podía pasar desapercibida. Llevaba una hora buscándola, la madrugada se adentraba más y la temperatura descendía. Desde un punto alto en el que me encontraba logré divisar el lago y supe cuánto había recorrido en ese tiempo que me ausenté, extrañamente vino un recuerdo a mi mente de cuando estábamos en la playa de Stokksnes y esas palabras que susurró a mi oído aquella vez hicieron eco en mí, entonces comprendí las palabras de aquella mujer y el por qué mis voces renegaban tanto de los hechos, era yo quien no quería verlo al sentirme traicionado por su mentira, pero ella no podía fingirlo todo, es imposible hacerlo sin caer en algún momento. Salí directo al lago dejándome llevar por la gravedad que llevaba su nombre, me fijé bien en los alrededores e incluso revisaba el agua, aunque sentía un poco de miedo cuando lo hacía pues no quería verla ahí. Cuando volví mi mirada al frente vi una silueta blanca a lo lejos, era como ver de nuevo a esa mujer, pero a su lado estaba también la silueta de ella. Corrí tan rápido como pude, sentí un dolor muy fuerte en mi cuerpo pero no me detuve, necesitaba llegar a ella, no quería que la lastimara. La vi acercarse al agua y se inclinó un poco para mojar sus manos, estaba a punto de gritar su nombre pero mi voz no salió, sentía la garganta seca y no podía emitir sonido alguno. Me detuve en seco al verla levantar su vista e ingresar un poco más al lago, ya para esta distancia podía ver que no tenía sus zapatos y el pantalón estaba remangado ¿En qué estaba pensando? Apenas pude mover un poco mis pies emitiendo un sonido que llamó su atención y giró su rostro, me veía tan gélidamente, era igual a esos primeros meses juntos. Sabía que debía ir por ella, sabía que debía decirle algo, pero mi cuerpo no reaccionaba con nada, el único sonido era el del agua, ella tampoco se movió de su lugar hasta que regresó su mirada al lago acoplándose con él, como si hallara a alguien que la comprendiera en ese lugar. En cuanto la vi caminar otra vez yo también lo hice acercándome a ella, tenía miedo, pero no tenía dudas. —Rag, ven conmigo —dije cuando quedé a solo dos metros de ella. —Dijiste que volverías antes del amanecer. —Y así lo hice, pero eras tú quien no estaba. —Es por eso que no sabía si decírtelo, sé que la traición y la mentira no están en tu vocabulario, pero no quería guardarme más esto, por eso hablé con Livi y me alejé de ti esas noches. —Lo sé pequeña y ahora lo entiendo, así como también comprendí que dijiste otra mentira impulsada por tu negativa —ella se giró con el ceño fruncido y aprecié de nuevo los agujeros negros de sus luceros. —No todo fue una mentira, quizás hubo muchos o pocos momentos en que actuaste, no lo sé, pero sé que varios fueron reales, eras tú dejándote llevar, eras tú siendo libre, solo que no te diste cuenta. —Te equivocas, todo fue actuado, cada sonrisa, cada abrazo… —No Rag, no todo lo fue, es imposible mantener una mentira a ese nivel incluso cuando se está dormido y puedo darte una lista de esos momentos porque ahora sé cómo identificarlos. —Si es verdad lo que dices ¿entonces por qué no puedo hacerlo yo? —Lo harás, pero primero deberás salir del lago y venir conmigo si quieres que te los diga —mira a un lado confundida y gira su cuerpo para venir hacia mí con pasos temblorosos. —¿Me odias? —No, me dolió lo que dijiste, pero solo necesitaba tiempo para darme cuenta de la verdad. Nos fuimos tomados de la mano hasta la posada, ya en la habitación nos desvestimos lo suficiente para quedar cómodos, le coloqué un suéter para mantenerla abrigada y dejé sus pies en agua tibia unos minutos en lo que yo vestía una sudadera y una camiseta, después de eso sequé sus pies y la llevé a la cama donde la abrigué bien. —¿Te irás otra vez? —No, dormiré en el sofá para que estés más cómoda, desde ahí cuidaré de ti, descansa Rag. Iba a ponerme de pie cuando ella toma mi muñeca entre sus manos con fuerza dejándome un poco extrañado, se ve confundida. —¿Qué pasa? Ya te dije que no iré a ningún lado solo dormiré en el sofá. —La cama es grande, si quieres puedes dormir del otro lado tan lejos como lo desees y yo dormiré aquí, la ventaja es que no me muevo mucho así que no tendrás problema —sonreí y negué con mi cabeza en lo que ella cerró sus ojos temerosa y a la vez guardando un poco de esperanza. Increíble, usó la misma estrategia que yo aquella vez, es un descaro que lo haga cuando era ella quien deseaba mantener la distancia. —Ragnar… —Sabes que no me muevo mucho Oz, o si quieres puedo dormir en el sofá y… —acuné mi mano en su rostro logrando que abriera sus luceros. —Pequeña, dime lo que quieres realmente y lo tendrás —hablé con el corazón. De nuevo ese mordisco en su labio... aquel tic no era una mentira y cada vez que lo hacía era sincero. —Quiero dormir contigo —murmuró con una profunda ilusión suplicante. Me levanté para apagar la luz y acomodar la cortina para que el sol no nos molestara en la mañana, regresé a la cama con ella y me acosté a su lado como lo he hecho desde hace meses, pero esta vez la tela de nuestras prendas era lo que nos separaba por completo. No la toqué ni la acaricié, solo la vi en la penumbra mientras escuchaba su respiración, de pronto siento su mano sobre la mía, deja caricias en el dorso y se abre paso hasta llegar a mi palma para luego entrelazar sus dedos con los míos. —Buenas noches Oz. —Buenas noches pequeña.
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