49. LA DAMA DEL LAGO

1921 Words
Ya casi iba a ser mediodía cuando nos despertamos, a pesar de que anoche las cosas parecían haber terminado bien la realidad es que no era así, actuábamos como dos desconocidos que compartieron una cama y nada más, nos duchamos por separado, nos vestimos en diferentes espacios, hasta la forma de mirarnos había cambiado por completo. Ninguno recriminó o preguntó nada, solo era silencio o las palabras necesarias para dar aviso de algo. Salimos rumbo al restaurante para comer algo antes de continuar con el viaje, hicimos nuestro pedido y comimos en esa misma actitud. Al terminar tomé el recibo y fui a la caja para cancelar, entonces escuché a la cajera hablar con una de las camareras sobre un accidente con una mujer, al comienzo no me interesó la charla hasta que la cajera dijo unas palabras que llamaron mi atención. —Es horrible, no sé cómo puede haber gente tan imprudente que sigue yendo a ese lago de noche —dice la camarera. —Ya sabes que los turistas no escuchan a la gente del pueblo y por eso la dama del lago siempre acaba con ellos, así como también acabó con ese conductor en la vía —reprocha la cajera. —¿Alguna vez la viste? —Sí, cuando era una adolescente fui con unos amigos al lago, habíamos tomado y quisimos nadar para refrescarnos esa noche de verano. Me alejé un momento y la vi caminar hacia ellos con esa enorme túnica blanca, fue espeluznante, intenté avisarles pero ninguno me escuchaba y tampoco la veían. Entonces ingresó al lago y uno de ellos fue arrastrado por el agua hasta las profundidades, no fue sino hasta una semana después que se encontraron sus restos. Tenía que ser una broma o una excelente publicidad para el pueblo al haber escuchado eso, pero al mencionar a la mujer con la túnica blanca despertó mi interés, así que me hice un poco el tonto para sacarles más información y solté sin más. —Pero si la dama del lago solo ataca allí ¿entonces qué tiene que ver con un accidente de auto? Ellas me prestaron atención y se acercaron. —Solo hay un camino que conecta a este pueblo con todo lo demás y obligatoriamente debe pasar por ese lago, pero en fechas especiales o en luna nueva ella puede aparecer no solo en el lago, sino también en la carretera que rodea el mismo provocando accidentes. —Es cierto y anoche era luna nueva, lo que quiere decir que ella salió provocando el accidente que dejó muerto a aquel hombre. Dicho eso, la camarera me entrega un periódico con la noticia dándome cuenta de que el auto de la fotografía era el mismo que me había llevado a la posada y no solo eso, había un retrato a mano personificando a la dama del lago, era la misma figura que había visto, su rostro no se notaba, pero la capa blanca y los detalles que logré divisar eran idénticos. Solo había una cosa que no tenía sentido para mí, si es verdad lo que ellas decían (suponiendo que se crea en estas tonterías), ¿entonces por qué no morí cuando hablé con ella? —¿No hay alguna forma de sobrevivir a la dama del lago? ¿o qué pasa si se te aparece y hablas con ella? —pregunto haciéndome el interesado. —Los abuelos dicen que si tú eres quien habla primero con ella, es una muerte segura, pero si ella comienza a hablar nunca deberás mirarla al rostro porque te arrastrará al lago y te asesinará de una forma más cruel, aun si baja la capucha nunca hay que verla. En el caso de la carretera depende, si se pone frente al auto no hay nada que hacer y si la ves caminando a un costado solo debes ignorarla sin mirar atrás y seguir tu camino —responde la cajera. —Lo más curioso es que esos accidentes siempre ocurren en la noche cuando vas rumbo al norte, por eso nunca hay que viajar después de las seis, especialmente en el solsticio de invierno. Ante esas palabras recordé que Rag había dicho anoche que no quería viajar, dijo que tenía un mal presentimiento e insistió para que nos quedásemos ¿Será que ella también la vio en el lago o solo fui yo quien lo hizo? Cancelé la cuenta y salí hasta el auto donde ya me esperaba Rag dentro de él, encendí el motor y me puse en marcha. Llevaba en mi mente todo lo que escuché de esas mujeres, me hacía miles de preguntas y a la vez me recriminaba por pensar esas tonterías. —¿Qué te tiene tan pensativo? —bajo un poco la velocidad y la miro un instante. —No es nada, solo tonterías. —Si es así entonces no habrías cambiado esa expresión en tu rostro, estás muy pensativo desde que saliste del restaurante. Veo que a pocos metros se encuentra el lago frente a nosotros, es inmenso y digno de una fotografía, pero recordar esas palabras y la escena de Ragnar en el lago me deja pensando un poco más. —Rag, ¿anoche viste o hablaste con alguien en el lago antes de que llegara? Giré un momento mi rostro para verla y su mirada se endureció, fue extraño verla así. —No lo sé, anoche que salí solo caminé sin rumbo fijo, llegué al lago y caminé por todo el borde del mismo descalza para sentir el agua helada en mis pies con cada ola, pero llegó un punto en el que mis voces se volvieron ensordecedoras, me detuve y una voz muy al fondo de ellas me decía que entrara al agua para calmarme un poco. Pensé por un instante que sería buena idea y al mismo tiempo algo me decía que no lo hiciera, entonces te vi, recordé cómo saliste de la habitación y sentí la necesidad de entrar al agua para calmar esas sensaciones que me invadían, pero tú lo evitaste. —¿Y no viste a nadie en el lago? —No, pero si soñé que volvía a él y veía a una mujer con una capa blanca que la cubría por completo. —¿Y qué pasaba? —Me acerqué a ella, aunque en el sueño yo estaba más alta, como si tuviera el cuerpo de un adulto. Quedamos una frente a la otra, abrió la capa, estaba desnuda y vi muchas cicatrices en su cuerpo, tenía más que yo, muchas más, me sonrió e ingresó al lago. Cuando el agua cubría gran parte de sus piernas la capa se desprendía de ella, el viento levantó su cabello y encontré más cicatrices en su espalda, era mucho peor que yo. Se giró para verme una última vez, pero sentí… Al ver que se había detenido con el relato vi que estábamos en la misma zona en la que hablé con esa mujer, la misma en la que encontré a Rag. Por instinto me detuve y la miré mientras teníamos ese paisaje frente a nosotros. —¿Qué sentiste? Se quedó mirando al lago y colocó una mano en su pecho. —Sentí como si la conociera, era una sensación familiar, su mirada era como la mía, fría, vacía, pero en esos segundos vi calidez, como si te despidieras de un viejo amigo. Después se alejó más hasta que desapareció en el punto en que se reflejaba la luna llena y la capa fue arrastrada por el agua hasta mis pies, la levanté y me la coloqué, estaba seca, me cubría por completo y al hacer contacto con mi piel supe que estaba desnuda y un cálido frío invadió mi cuerpo plácidamente. Retorné mi vista al lago e imaginé el sueño de ella, extrañamente me gustó la idea de verla con esa capa mientras entraba al lago a nadar. Esta sin duda ha sido una experiencia única, no quiero asumir nada, pero es algo que no olvidaré. —¿Qué te parece si tomamos una foto antes de irnos? —Creo que ahora sí estás loco. —Lo estoy desde que nací, vamos. Acomodé todo y tomé unas fotografías con el lago de fondo, no fue sino hasta unos meses después que revisé la cámara y noté que en el borde del lago aparecía aquella mujer con su capa blanca mirando hacia nosotros. Sea lo que sea que ocurriera esa noche, fue un secreto que nos guardamos de todos dejando esa imagen como prueba de lo ocurrido. (…) Continuamos nuestro camino hacia el norte, eran alrededor de las tres cuando llegamos a un pueblo llamado Kyleakin ubicado en la isla Skye, busqué la casa donde nos hospedaríamos y al llegar bajamos una maleta, le propuse a Rag que saliéramos a caminar para estirarnos un poco, ella accedió sin decir mucho más y así lo hicimos. Esto era demasiado incómodo, había una distancia evidente entre nosotros, el silencio era lúgubre y cada paso que dábamos se hacía más insoportable, me acoplé tanto a esa mentira que ahora la extrañaba y al mismo tiempo no quería que volviera a fingir. Para el anochecer nos fuimos a comprar algunas cosas y regresamos a casa a preparar la cena entre los dos, solo hablábamos lo necesario cuando estábamos en la cocina y luego en el comedor. Los dos apenas tocamos la comida, incluso nos costaba mantener el cubierto en la mano con el desánimo que teníamos. Esa noche nos bañamos, pero en vez de terminar juntos en la habitación, ella quedó en el cuarto mirando a la ventana y yo salí un momento para fumar un cigarrillo, esta vez no me alejé del lugar, solo me quedé sentado en la entrada mirando a la nada mientras el humo ascendía. —Ese cigarrillo sería mejor con Jack. Estaba tan sumido en mis pensamientos que no la sentí llegar, ella se acerca a mí con dos vasos de bourbon y se sienta a mi lado entregándome uno. —Gracias —bebo un poco y doy otra calada al cigarrillo. —Creo que las cosas eran mejor cuando fingía —dice luego de varios minutos de silencio. —Y yo creo que no deberías tomar a tu edad. —Y yo creo que lo necesitamos. —Tú no lo necesitas, solo copias una acción vista. —¿Eso no lo hacen todos? —dice en el mismo todo frustrado que yo. —Dime qué quieres que haga Oz porque la verdad no sé, cuando actuaba te veías más feliz y cómodo conmigo, pero ahora que te dije la verdad estamos muy lejos y el silencio por primera vez me hace sentir miles de cosas que no me agradan. —No quiero que finjas Ragnar eso es lo peor del mundo, tú eres de una forma y debes ser fiel a eso, solo es cuestión de saber quién eres realmente y conocerte de nuevo. —¿Y por qué no es lo peor cuando lo hago con los demás? —No lo sé, solo dejemos que pase el tiempo y ya —dije un poco fastidiado. Ella agregó el bourbon de su vaso en el mío y entró a la casa sin decir más, arrojé lo que quedaba del cigarrillo lejos y pasé mis manos con frustración en mi cara. ¿Qué quería realmente? ¿Quería una mentira? ¿Quería la verdad? No lo sé, solo sé que la quería a ella, pero no sé cuál versión quería de ella.
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