129. MON AMOUR, MA FOLIE

2637 Words
Sobre las dos nos fuimos al lugar donde se haría efectivo el desfile de villanos en conjunto con Prada, lo bueno fue que Rag estuvo al pendiente del vendaje, anoche pude descansar bastante bien y hoy había inyectado el doble de la dosis para soportar varias horas, además de traer conmigo medicación suficiente para tres días. Los estilistas se encargaron de hacer su trabajo con cada modelo, acomodé en un perchero lo que me entregaron según el orden en el cual debía usarlo y seguí la instrucción de Bárbara quien me enseñaba rápidamente el salón, pues ayer no pude verlo por obvias razones e igual di un ensayo rápido siendo corregido en un par de detalles. Una vez terminamos el ensayo, ella iba llamando para una sesión de fotos a algunos modelos, entre esos estuve yo. Realicé todo según me iban diciendo, quedando agotado de todo el flash deseando irme lo antes posible y gracias a que ella me llevó media botella Jack, fue que pude reponerme de toda esta locura. A veces no sé cómo puede soportar tanto de lo mismo a la hora de dirigir a estas personas, pero era evidente la pasión y el empeño que colocaba en cada detalle, y esa sonrisa de satisfacción en ella es la prueba fehaciente. Cuando nos dieron las cinco los invitados estaban llegando, todos nos preparábamos y una hora después dieron el anunció para empezar este calvario, lo extraño es que llevaba un par de horas sin ver a Rag, pero según me dijo la asistente de Barb ella se estaba arreglando y la vería después, supongo que irá con la familia y la veré entre el público, solo espero que me regale esa mordida que tanto me fascina ver para tener más impulso a la hora de hacer esto. —Muy bien señores, ha llegado la hora. Todos los modelos salimos del camerino organizándonos según lo acordado y entre ellos veo a un viejo conocido, él se gira detallándome y me saluda a la distancia dándome una señal de que hablaremos después a lo que asiento. Hacen el anuncio y todos vamos saliendo en el orden correspondiente, al llegar mi turno hago mi parte tal y como me indicó Bárbara, el flash de las cámaras iluminaba todo, la gente detallaba a cada uno completamente y mi familia no hacía más que ver con total orgullo y admiración, lo que aumentó mi ego haciéndome meter más en mi papel, di la última ronda con todos y volví a los camerinos vistiendo el segundo atuendo. Al menos reconozco que son piezas muy cómodas, una tela muy fina como era de esperarse considerando a la dueña de la marca siendo bastante elegantes y sin duda los diseños hacen alusión a la temática de la noche. Repetí el proceso en la segunda ronda obteniendo la ovación del público y regresamos al camerino para vestir el último traje de la noche, en esta parte los estilistas dieron un retoque al maquillaje, se aseguraron más de que cada prenda y accesorio estuviera puesta correctamente y dieron la señal. Una vez listos en el pasillo me di cuenta que al otro lado estaban las modelos las cuales iban a intercalar con nosotros, entonces la asistente de Bárbara toma mi brazo y señala a otros cinco modelos. Los seis somos llevados al final de la fila, esta vez logro saludar mejor a mi colega cruzando unas pocas palabras y me percato que las cosas serán diferentes para nosotros, pues no intercalaremos con las modelos, sino que saldremos con ellas a la par a comparación de los otros. Si tan solo alguien me hubiese dicho lo que ocurriría en este momento, quizás no me habría paralizado esos segundos al ver a Ragnar frente a mí con un maquillaje muy pulido que resaltaba sus mejores facciones, y una peluca pelirroja adornada con un accesorio en rubies y diamantes que despertó otra fantasía en mí, pero lo mejor, es el impactante vestido rojo sin mangas y escote profundo que la hacía ver una mujer eliminando todo rastro de la niña que alguna vez vi, eso sin mencionar que los detalles tan soberbios de la pedrería la cual constaba de diamantes blancos, negros y rubíes mostraban la elegancia luciferina de su ser. Ella camina cual diosa hacia mí, me detalla con tanta lujuria que no puedo evitar sentirme atrapado y a su vez respondiendo de la misma forma, pues los pensamientos que atraviesan mi mente en ese momento no son dignos de ninguna iglesia, a no ser que el Marqués de Sade optase por crear una en honor a la perversión y el libertinaje. Un rush de adrenalina me recorrió al ver al público y caminé por la alfombra roja junto a ella proclamándonos los dioses de cada religión, cielo, infierno y reino existente en el universo, ya que eso es ella para mí, mi diosa y aquella a quien me habría de entregar en cuerpo, mente, alma y espíritu con toda mi maldita demencia y cordura para que haga conmigo lo que sea que deleite. Cuando llegó el momento del cierre le extendí mi mano como todo un caballero y ella reposo la suya sobre mi dorso con total elegancia, saliendo los dos ante el público dando la última ronda. Al llegar al final de la pasarela, me alejé un poco sin soltarla e hice una leve reverencia dándole mi total atención y besé el dorso de su mano con una sonrisa magistral, ella me obsequia otra con un aire de superioridad que desprende la oscuridad en mí y al mismo tiempo me llena de luz al brindarme su amor en el brillo de sus agujeros negros, volvimos a nuestra posición llevándonos la mayor ovación de todas y retornamos el andar a los camerinos. Las felicitaciones de todos no se hicieron esperar y ordenaron que fuésemos con el público para interactuar con ellos, momento en el cual fui bombardeado por cientos de personas y fotógrafos que eventualmente me separaron de ella. Después de pasar una eternidad con esos buitres, estuve buscándola por todo el salón, encontrándola finalmente a la distancia saliendo al balcón y me escabullí entre el público llegando hasta ella quien miraba el cielo nocturno exhalando pesadamente. —Conozco una salida —susurré en su oído abrazándola desde atrás por la cintura. —y si me dices que sí, entonces te mostraré mucho más que las estrellas de este reino —su piel erizó al punto de transportar tan magnífica corriente a la mía. —Muéstrame la villanía de tu ser en este reino sin rey ni corona. Besé su cuello y tomé su mano sacándola del edificio, parecíamos dos locos corriendo por los enormes pasillos del lugar; dándonos a la fuga del mundo entero entre los trajes más costosos y finos que cualquier villano de película desearía mostrar. Llegamos a mi auto donde ella logra abrir la puerta antes que yo, pero la hago girar acorralándola contra el frío metal rozando provocativamente sus labios y sacándonos una sonrisa traviesa que acelera el corazón de ambos. Nos alejamos de ese lugar recorriendo las calles de Toulouse como los cómplices demenciales que siempre hemos sido, pero no sin antes oprimir el botón que dejaría al descubierto el auto permitiendo a la helada brisa nocturna recorrer nuestros cuerpos. —¿Lo tenías planeado? —pregunta risueña. —No, solo improvisé al estar desesperado con tantas miradas sobre mí y sé que te sentías igual que yo —ella toma mi mano con fuerza dejando un beso en mis dedos y yo una caricia en su mejilla. Durante varias horas estuvimos por fuera sin rumbo fijo hasta hacer una parada en un piano bar donde deleitamos nuestros sentidos entre la música y Jack, teniendo después un momento maravilloso al llegar una banda a la cual solicité una pieza para bailar con ella, quería algo suave que me permitiera elevarme en sus manos, pero ella como siempre me sorprendió con su elegancia en cada paso, además, comprobé lo que me había dicho Livi quedando mucho más feliz al darme cuenta de que ella sí se dejó guiar por mí a diferencia de sus tutores. Tras escuchar a la banda cerca de otra hora más nos fuimos a cenar a un restaurante muy lujoso, siendo el centro de atención por los atuendos que lucíamos, a pesar de eso no nos dejamos influenciar por nada y continuamos la cena con una agradable conversación comentando sobre el desfile y los planes que tenía con la francesa y la española. De la nada, una pequeña de quizás seis años nos ve con mucha ilusión y curiosidad, repaso todo el salón para saber dónde se encuentran sus padres y al no ver a nadie que esté pendiente de ella, le hago una señal para que se acerque. —¿Estás perdida? —niega con tímida sonrisa. —¿Dónde están tus padres? —ella señala a una mesa bastante lejana donde veo a una pareja discutir, le pregunto si son ellos y me da una afirmativa. —¿Ustedes son príncipes de algún reino? —pregunta con mucha inocencia. Sonreí galante metiéndome en el papel que ansiaba la pequeña, pues aun cuando sea un monstruo, he tenido a las mujeres más hermosas entre mis brazos y cuyos corazones e ilusiones no deseo quebrar. —En realidad somos villanos, pero gobernamos un enorme reino muy lejos de Francia —conté con fascinación haciéndola sonreír más. —¿Enserio? —pregunta ilusionada a punto de dar un chillido, pero le hago una señal de silencio y ella cubre su boca. —Sí, pero no nos delates, estamos de incógnito porque hemos escapado del palacio ya que nos tenían como locos con tantas tareas. —Pero si son villanos, entonces los buenos podrían venir por ustedes y atraparlos —comenta preocupada. —Y créeme, nos están buscando por todas partes —intercede Rag hablando en el mismo tono que yo sin dejar a un lado su papel de emperatriz. —pero quizás tú puedas ayudarnos para que no nos encuentren. —¿Yo? —pregunta exaltada hasta que su semblante se apaga un poco. —pero si ayudo a los malos podrían venir por mí y regañarme. —¿Te parece que él y yo somos malos? —la pequeña niega. —Exacto, es porque no somos malos, pero sí los villanos porque nosotros queremos cosas que otros no, por eso nos fuimos e hicimos nuestro propio reino, uno donde la luna es mucho más grande y en el cielo, salen muchas luces de colores que danzan como las banderas con el viento —narra recordándome nuestro viaje un año atrás. —¡Qué bonito! ¿y qué más tiene? —También tenemos playas donde la arena es de color n***o y cada vez que las olas la tocan, se ilumina de un bello color azul para que no te pierdas —continué el relato. —Y para esta época, cuando el otoño cambia de color los árboles, el viento crea torbellinos suaves recogiendo las hojas y las deja caer en el bosque hasta caer el primer copo de nieve, entonces todos caen en un profundo sueño. Era tan hermoso ver las reacciones de la pequeña ante el relato que deseé hacerlo realidad para ella, pero no para la niña frente a mí, sino para la hija que podríamos tener Rag y yo, una que escuchase nuestras historias creadas con un poco de locura y parte de nuestras vivencias, porque era en esos momentos donde realmente nos sentíamos en nuestro propio reino siendo libres. —¿Y cómo despiertan? —Lo hacen en la primavera —responde Rag con mucha alegría. —nosotros tocamos una melodía para despertarlos y los árboles dejan salir sus hojas, después las abejas llegan y con un dulce beso, dejan una gota de miel haciendo brotar las flores con los aromas más deliciosos e intensos y sus frutos, son los más dulces de todos. —¿Sabes qué pasa después cuando todo el reino se llena de flores? —niega la pequeña quien me mira ansiosa por la respuesta. —las ninfas salen de los enormes troncos y las cristalinas aguas y comienzan a bailar y cantar, nosotros seguimos tocamos la melodía con los pianos que tenemos en el jardín y las hadas salen de unas enormes flores de colores, todas con brillantes vestidos y ojos tan hermosos como los tuyos, esparcen un brillo por el cielo y la magia se expande en el reino. —Qué bonito, yo quiero ir. —Hay que esperar algunos meses, porque ahora la nieve ha caído y todos duermen profundamente, pero el día que veas la primera flor de la primavera, un hada tan bella como tú estará volando cerca para ir a nuestro reino. La dulce risueña anhela desde lo más profundo de su corazón conocer este reino, pero por desgracia es hora de partir, así que mi pequeña y yo tomamos sus manos llevándola con sus padres, sin embargo, pido que me esperen un poco lejos y hago el reclamo a esos idiotas por estar más pendientes de sus estupideces en vez de cuidar a su hija, estos quedan muy avergonzados y hago una señal para que ellas lleguen con nosotros. Lo bueno fue que la pequeña dijo guardar nuestro secreto para que los buenos nunca nos encontraran y así disfrutar de nuestro escape, lo malo, fue su carita de tristeza al saber que debíamos irnos. Para evitar que ella llorase, le obsequié un pañuelo diciéndole que lo llevase siempre consigo para que las hadas reconocieran su buen corazón, una tontería que recordé de último momento al decírselo a Jade cuando era más pequeña y lloraba por algo que ya ni recuerdo. Después de eso mi pequeña y yo nos dirigimos a la Basílica de San Sernín, donde nos escabullimos entre sus históricas paredes abriéndonos paso hasta lo alto del campanario esperando el amanecer. —Nos iremos al infierno por mentirle a esa niña —comenta Rag divertida mirando al horizonte. —Claro que no, le contamos sobre un reino donde gobiernan dos villanos y ella muy gentil nos guardó el secreto —mi luna ríe en lo que niega con su cabeza y yo la rodeo desde atrás enlazando nuestras manos que yacen en la fría piedra. —Además, tampoco podíamos quedarnos mucho tiempo, recuerda que ahora saldrá el sol y nosotros debemos regresar a nuestras labores. —Me gustaba más la idea de los bailes en otoño y primavera, se oía más entretenido. —Solo basta con tenerte en mis brazos para que las ninfas bailen, mas serán mis labios los que desprendan la vid de los ríos cuando toquen los tuyos y la vida resurja en nuestro reino mi diosa —recité susurrante aprisionándola en mi pecho. —Te estás volviendo muy romántico —comenta divertida atrapándome en sus luceros. —Solo contigo seré romántico, galante, cruel, dominante, posesivo, amoroso, demencial… la única condición es que seas tú quien repose en mi pecho dándome tu frío y tus labios me brinden la chispa divina. Ella gira quedando frente a mí y su espalda se enciende en el fuego del astro mayor que nace en el horizonte, haciéndola ver aún más una diosa flameante en su vivaz vestido rojo igual que el fénix. —Bésame Oz, porque serán seis años de espera hasta que el amanecer retorne a esta alma y despierte entre tus besos. La tristeza e ilusión bañaron nuestras ánimas a sus infaustos versos, con desesperante tormento tomé la miel de sus labios apagando nuestra felicidad y trayendo consigo el letargo de seis infernales años de espera hasta hacerla mía, completamente mía. —Mon amour, ma folie, sur tes lèvres je mourrai… —Et sur tes lèvres je renaîtrai…
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