34. NO SEAS EGOÍSTA, NO SEAS ENVIDIOSO

3207 Words
Preparamos todo para viajar a Birmingham y hacerle una visita a Travis, opté por adquirir un vehículo menos llamativo y solo un puñado de sus hombres se quedó en Inglaterra para cuidar de nosotros. Vamos por carretera hasta la ciudad, ella va entretenida viendo el paisaje con una sutil sonrisa en lo que ambos disfrutamos del helado viento que anuncia el inicio del invierno. —¿Le dijiste a Travis que íbamos para allá? —No, pero me aseguré de llamar a la universidad para saber si se encontraba en su habitación y según me dijo su compañero de cuarto, está durmiendo como un bebé luego de una noche de tragos —dice un poco en burla. —¿A quién extorsionaste para que te comunicaran a su compañero de cuarto? —A nadie, le dije al director que quería darle una sorpresa a Travis junto a ti y a su amigo le dije que su muy sensual novia quería darle un regalo de aniversario. —Espero que su novia no se enoje cuando lo encuentre en un trío. —Eso tendrá que resolverlo él, en asuntos de pareja no vamos a meternos porque te recuerdo que todavía tenemos un viaje por continuar. Extendí mi mano para que ella la tomara dejando dos besos en el dorso y un tercero en sus dedos, provocando una gran sonrisa en ambos, ella mordió su labio reflejando felicidad e ilusión en su rostro, no hubo palabras porque ya expresábamos todo en nuestros actos. Un par de horas después llegamos a la universidad de Birmingham, nos dirigimos a los dormitorios cerca del campus de medicina que es donde está Travis y al llegar a la habitación, encontramos a su compañero de cuarto a quien sacamos rápidamente y cerramos la puerta con seguro. —Duerme profundo como un bebé. —Y todavía conserva el hábito —menciona ella al levantar la cobija apreciando su desnudez. Nos miramos con picardía pensando en la misma locura, retiramos nuestra ropa y luego nos tiramos encima de él provocando que se asustara. —¿¡Qué diablos!? —grita en lo que intenta quitarnos. —¿Esa es la forma de recibirnos después de hacer un viaje tan largo por ti? —pregunto con altivez. —¿Ragnar? ¿Papá? ¿Qué hacen aquí? —Hemos venido a visitarte Trav, así que déjate de tonterías y levántate que tenemos hambre —dice mi pequeña. Al ponernos de pie, él se sienta al borde de la cama para estirarse y al abrir sus ojos con más atención, por fin se percata de que los tres estamos desnudos. —¿¡QUÉ DIABLOS SIGNIFICA ESTO!? ¿¡POR QUÉ SIEMPRE TIENEN QUE HACERME PARTE DE SUS RETORCIDAS LOCURAS!? Mi pequeña se pega a mí con miedo colocando una cara de profunda tristeza y sitúa la mano en su rostro viéndose más afligida. —Queríamos estar contigo Trav y hace mucho no te veía, solo quería que estuviéramos este día juntos. Ella es el demonio del engaño, una súcubo, la propia luciferina. Travis comienza a sentirse un poco mal al ver que ella está llorando en lo que oculta su rostro en mi pecho y yo lo miro inquisitivo por la forma en cómo la trató. —Perdóname Rag no quería que te sintieras mal, por favor chiquita, mírame. Él envuelve su cintura con la sábana y toma su brazo con delicadeza para hacer que lo vea, me siento junto a él y mi pequeña deja ver su enrojecido rostro producto del llanto, de verdad que es una excelente actriz. —¿Por qué siempre nos tratas así Trav? Nosotros solo queremos estar contigo y tú nos ves y nos tratas como lo peor del mundo, es solo un gusto que compartimos los tres, pero no somos malos. Ella sí que sabe domarlo, hasta a mí me rompería el corazón solo de escuchar su quebrada voz. —Chiquita, no llores por favor, no me hagas esto ¿Te importaría ayudarme? —me pregunta un poco desesperado. Si hay algo que esta familia no puede soportar es verla llorar, eso es criptonita para nosotros. —Tú fuiste quien nos gritó y nos trató como unos depravados, lo mínimo que puedes hacer es disculparte Travis; así que asume la responsabilidad de tus actos. Me mira con ganas de matarme, pero Rag se libera con brusquedad de su agarre para que la vea mientras sigue llorando. —Eres de lo peor Travis. Vámonos, no quiero estar un minuto más aquí Oz. —Vamos pequeña, no tenemos por qué tolerar estos desprecios de nadie aun cuando sea familia —le entrego su ropa y nos cambiamos rápidamente. Travis está tan desesperado por ese rechazo de ella que intenta detenernos, pero hacemos caso omiso de sus palabras y salimos rápido de la habitación muy enojados, él intenta tomar la mano de ella, pero Rag lo empuja haciéndolo caer en la cama, entonces tomamos esa ventaja para movernos en el pasillo y él viene tras nosotros. —¡Esperen, no se vayan! —gritó desesperado tratando de alcanzarnos. Damos media vuelta encontrándolo todavía envuelto en la sábana y es cuando las cosas se ponen más interesantes, pues algunas personas comienzan a ver la escena entre nosotros. —Por favor no se vayan, no quería tratarlos mal, pero deben entender que este tipo de cosas no pueden seguir pasando. —¿Qué tipo de cosas Travis? ¿Que te visitemos? ¿Que queramos estar contigo un día o aunque sea unas horas? Porque lo único que hiciste fue gritarnos y reclamarnos diciendo que éramos unos pervertidos cuando no lo somos. Qué fuego el de Rag, como me encantaría tener a Jack en mis manos para deleitarme más con la escena. —En serio lo siento chiquita, no era mi intención, te lo pido, solo dame la oportunidad y juro que te lo compensaré. —Rompiste mi corazón Travis ¿cómo pretendes compensar eso? Yo no soy una tus novias ni tus amantes a la cual puedes tratar como te dé la gana, soy tu prima, prácticamente tu hermana, la única que tienes y se preocupa tanto por ti —una estocada más y se lleva el globo de oro. —¡Lo sé!, soy un imbécil por la forma en la que te traté, eso jamás debió pasar, pero entiende que no pueden seguir haciendo esas cosas, de haber estado con alguien en una situación comprometedora; no me habría gustado que vieras eso —se puso la soga al cuello… y ahora, el final. —¡No tienes nada que ocultarme Travis Benjamin Oz! te conozco perfectamente, te he visto en las buenas y en las malas y conozco hasta el último lunar de tu cuerpo ¿O quieres que te recuerde los juegos que hemos tenido en casa? —y la ganadora es… —Rag sabes que no es así, eso es algo completamente diferente… yo solo… —¿Qué clase de cosas has estado haciendo con ella Travis? Porque si te atreviste a tocarla te juro que te irá muy mal. —¡No seas idiota papá! no la he tocado. —No le digas idiota a Oz y sabes que lo hiciste ¿o ya se te olvidó todas las veces que dormimos juntos en la sala y en tu alcoba? Estaba a punto de reírme a carcajadas solo de ver la palidez en su faz, la gente lo veía con desprecio, como si fuera un depravado. —Rag dime qué puedo hacer para detener esto, estás diciendo lo que no es y no quiero problemas aquí —presionamos nuestras manos y sonreímos victoriosos. —Tendrás que llevarnos a almorzar y comprar todos los postres que quiera, y si en algún momento te llegas a negar le contaré todo eso a Livi —agradecimientos a éste, su humilde e increíble maestro y servidor. Una ducha y dos horas más tarde nos encontramos en una repostería muy famosa de Birmingham, los tres tomamos un café y mi pequeña come muy feliz su cuarto postre. —Esto es increíble, no puedo creer que me hicieran toda esa escena en los dormitorios solo para hacerme pagar los postres. —Te hicimos esa escena por comportarte como un cretino con nosotros —reprendí dándole un trago a mi café. —Y lo que dije es verdad, vinimos a visitarte y lo mínimo que podías hacer era saludarnos, no tratarnos como unos enfermos depravados —recriminó ella muy ofendida. —Está bien, lo siento. Rag, déjame probar tu postre —él intenta meter la cuchara en su plato y ella lo aleja de inmediato. —No seas egoísta Rag, comparte un poco. —No seas envidioso Trav, compra el tuyo. —¡Yo compré el tuyo! —Solo porque te amenacé con Livi, no porque quisieras regalármelo. —Eres una caprichosa. Él cruza sus brazos tratando de hacerse el digno, entonces mi pequeña se levanta de su puesto, va hacia él separando sus brazos para acomodarlos en su cintura y los brazos de ella rodean el cuello de Travis. —No importa cuánto quieras insultarme o ignorarme Travis, yo sé que me quieres ¿o acaso me negarás un abrazo y otro postre? —dice con dulce inocencia y él se sonroja al verla de esa forma. No importa cuánto tiempo pase, desde aquella pelea que tuvieron hace años él quedó atrapado en sus redes y la quiere tanto como sus hermanos, haría lo que sea con tal de verla feliz. —Está bien, pero deja de manipularme con esa cara. —No te manipulo, es que prefieres hacerte el duro y tengo que recordarte cuánto me quieres. —Mejor ve a escoger tu postre, o mejor dos, porque estoy seguro que harás otra cosa para hacerme comprar otro. —¡Gracias Trav! Ella deja un beso en la comisura de sus labios para después buscar su premio, él por su parte queda con la cara muy roja viéndola caminar al mostrador. —Esa pequeña te colocó una buena correa. —A pesar de todo nunca la vi tan feliz como hoy, pero algo le pasa. —¿Por qué lo dices? —No lo sé, hay algo en su mirada que así me lo indica, pero no sé bien cómo explicarlo ¿Ocurrió algo en estos días? —Sí, pero ya nos estamos ocupando de eso —se gira viéndome severamente. —Espero que sea así, confío en que la estés cuidando bien porque sabes lo que ella significa para esta familia. —¿Y qué significa para ti? Quedamos en silencio, mas en su mirar me indicó la respuesta. Tomé la taza para dar un sorbo al café al ver a mi pequeña regresar con sus dos postres muy feliz. —¿De qué hablaban? Travis y yo nos miramos debatiendo en silencio quién respondería la pregunta, a lo que sonrío esperando el siguiente movimiento. —¿En serio? No tardé ni diez minutos ¿y ustedes se comportan así? —Travis quiere saber si te pasó algo malo en estos días. Él me mira con ganas de matarme, pero ambos sabemos que lo mejor es no ocultarle nada a ella, Rag deja su mano encima de la de él y le da una suave sonrisa sincera. —Es mejor no hablar de ello, hice lo que debía hacer por la familia y si ustedes están a salvo, entonces no importa nada más para mí —contesta honesta. —Tú siempre serás importante para nosotros chiquita y no quiero que hagas cosas que puedan lastimarte, si necesitas ayuda sabes que cuentas con nosotros —Rag se levanta para abrazarlo y él la recibe con mucho amor. De alguna forma pudo ver más allá en nosotros hasta el punto de percatarse que algo la afectaba. —Gracias Trav, sé que cuento con ustedes y por eso siempre los protegeré. —Te quiero Rag, nunca lo olvides. Luego de ese emotivo momento nos fuimos a un hotel a descansar, Travis nos acompañó para hablar un poco más con ella y consentirla algunas horas en todos sus caprichos. Ellos estuvieron hablando y riendo de todo lo que él contaba sobre la universidad, las locuras en las que se metía con sus amigos y de su novia que estudia también medicina, aunque va un año más avanzada que él. Para el anochecer, Rag y yo nos dimos un baño en lo que él pedía la cena para todos y la organizaba en el comedor de la suite, al vernos a todos reunidos era como estar de nuevo en Nueva York. Somos una familia única en muchos sentidos y a pesar de que mi hijo es diferente a nosotros, dejó de verme mal y optó por aprender a comprenderme a través de ella. Ahora no solo Livi había hecho una gran labor al criarlo y darle el amor que necesitaba, sino que Rag también puso de su parte al enseñarle un poco de nuestra oscuridad en el momento adecuado de su vida y acelerando unos planes que tengo pendientes con él. Ya un poco tarde en la noche el cansancio nos ganó a los tres y Rag invitó a Travis a quedarse con nosotros, aunque él se negó a hacerlo, esta vez ella no le insistió en nada y solo le dio un beso de despedida para luego irse a dormir, por mi parte lo acompañé al lobby en lo que esperaba el taxi. —Gracias por acompañarnos hoy, ella quedó muy feliz por todo. —Yo también estoy feliz por su visita, disculpa que no me quede, pero mañana tengo mucho por hacer y sé que si paso la noche con ustedes no podré llegar a tiempo. —No te preocupes, entendemos que tienes una vida y responsabilidades. —Si me necesitas; llámame que estaré pendiente y si pueden darse otra pasada antes de irse sería genial, así puedo presentarles a Tiff. —De acuerdo, hablaré mañana con ella para comentarle. De la nada, su semblante se torna ligeramente más serio y preocupado. —Papá no sé qué pasó con ella, pero no vayas a dejarla sola por favor, sé que es una persona muy fuerte, con muchas habilidades y una gran inteligencia, pero sigue siendo una niña y necesita de nosotros. —No te preocupes que me encargaré mejor de todo esta vez, ve tranquilo. —Lo estoy porque sé que eres tú quien está con ella, confío en ti y sé que la cuidarás siempre. No esperaba esas palabras de él y aunque no quise demostrar ninguna emoción, sí me quitaría una duda de encima. —Travis, ¿qué significa ella para ti? El ambiente quedó un poco tenso entre nosotros con esa pregunta y aunque su mirada me dijo todo en la tarde, son sus palabras las que quiero me confirmen la respuesta. —Todo, no me preguntes si la veo como mi prima o como una hermana porque no sé la respuesta, pero desde el día que la conocí y al tratarla con el tiempo, me di cuenta que ella es importante para mí y la quiero demasiado. —¿La quieres o la amas? —La amo y quiero que sea feliz, además, le debo mucho a Rag por ayudarme siempre a comprenderte y también por enseñarme que no necesito ponerle una etiqueta a alguien para amarle —sonreí bastante satisfecho con su respuesta. —Gracias por tu honestidad. Solo por eso te diré que no estás metido en ningún problema en la universidad, ya que todos los que estaban en el pasillo eran parte del teatro —sonrío malévolo al ver cómo cambia su expresión entre la sorpresa, el enojo y la frustración. —Y antes de que grites, recuerda que es de noche y estamos en un hotel Travis, ante todo los modales. —Esta me la van pagar los dos, te lo juro —responde sumamente enojado. —No prometas cosas que no cumplirás —guiño un ojo sin abandonar mi sonrisa. —Sí lo haré, ustedes son unos sin vergüenzas que se han aprovechado de mí en todos estos años, pero lo de hoy fue la gota que derramó el vaso, me largo de aquí y ni se molesten en volver. —¿No quieres volver a vernos Travis? —dice mi pequeña quien está detrás de él con su voz quebrada y sus ojos cristalizados. Él se tensa al escucharla hablar así y da media vuelta encontrándola a solo unos pasos de nosotros. —¿No estabas durmiendo? —Bajé porque olvidaste tu móvil y tu novia no me ha dejado dormir con tantas llamadas, pero no sabía que estabas enojado con nosotros hasta el punto de no querer vernos más. Sus lágrimas comienzan a salir y de nuevo las cosas se pondrán interesantes, pero noto algo más en ella. —Gracias por el móvil, pero esta vez no te funcionará el teatro así que mejor guárdate las lágrimas, cuídate, me voy de aquí. Él camina rápido pasando por mi lado, Rag intenta seguirle los pasos, pero antes de llegar a la entrada, logra tomar su mano y cae desmayada haciendo que los dos reaccionemos de inmediato. —Vamos Rag, no tienes que hacerte la desmayada, levántate de ahí. Llego donde están ellos y la tomo en mis brazos para revisarla. —Esto no es una actuación Travis, realmente se ha desmayado y tiene fiebre. Él se inclina bastante preocupado para revisarla también confirmando lo que le digo, notamos que su respiración está un poco agitada, la fiebre es alta y la ropa que trae no la cubre lo suficiente para este frío. La cargo cubriéndola lo mejor posible con mi abrigo y salimos en un taxi rumbo al hospital para que la atiendan de inmediato. Llegamos a urgencias y para desgracia nuestra, hay un caos en todo el lugar por un accidente que hubo, lo bueno es que Travis actuó a tiempo para llamar a uno de sus maestros y le indicó que fuéramos al hospital infantil cerca de su universidad, así que tomamos otro taxi y nos dirigimos rápidamente hasta allá. En el camino los dos vamos muy nerviosos, no me despego de ella por un segundo y voy revisándola por completo, ella abre sus ojos tratando de agarrar mi camisa con fuerza, pero se encuentra muy débil. —Oz, quiero ir a casa. —Vamos al hospital a que te atiendan, vas a estar bien mi pequeña. —No me lleves allá, quiero ir a casa —su voz es débil y se le dificulta un poco respirar, lo que me preocupa más. —¿Por qué no me dijiste que estabas mal? —Creí que se me pasaría pronto. Por favor vamos a casa, no quiero ir al hospital. En ese momento sus palabras salen como un murmuro y vuelve a caer inconsciente, Travis le pide al taxista que acelere, la aferro más a mi cuerpo sintiendo su aroma mientras mis voces y yo solo deseamos que ella esté bien y no sea grave lo que tenga. No sé qué está pasando, pero parece que la vida quisiera ponernos a prueba de la peor manera.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD