96. CHARLA NOCTURNA

1794 Words
Es interesante ver cómo han cambiado algunas cosas, a lo largo de este año habría corrido hacia el bosque por todas las situaciones que me han martirizado de mil formas y hoy, que sería un excelente momento para huir, decido volver a casa para ver el rostro de mi pequeño pervertido en brazos de su abuelo mientras su madre prepara algo de comer para todos, claro que esto no quiere decir que no piense muchas veces en escapar, porque sigo teniendo el deseo de hacerlo, pero quizás al prestar más atención a un par de voces que me gritan volver por ellos es que no lo hago. Lo otro que tampoco puedo creer es el estar contándole mi historia con Madison y Travis a Borson, un completo desconocido que además es mi jefe directo y patrocinador de la segunda locura más grande que he hecho en mi vida, salvar a mi hijo sin importar las consecuencias en mi vida. Él escuchó atentamente toda la historia de principio a fin y así mismo le relaté todo sin omitir un solo detalle del asunto en cuestión, llegando a revelar el nombre de los involucrados y su participación a lo largo de este año y medio. También me exigió contarle lo ocurrido en la universidad con todos los que tienen algo contra mí y así hice aun cuando esté contra mis principios. Claro que esto no fue deliberado, sino que terminé haciéndolo después de que él me contara la reunión que tuvo con los directivos de la universidad y el hospital, donde pudo darse cuenta que tenía más de un enemigo respirándome en la nuca y que él desconocía por completo, sin embargo, se mantuvo neutro en todo momento con ellos dándoles la potestad de tomar una decisión más “justa” sobre mis acciones el día de hoy. —¿Y cuál fue el veredicto final? —Tendrás que presentarte mañana a las siete en punto para la respuesta, opté por salir en vez de escucharlos debatir, la verdad no tenía cabeza para tanto. —Menos mal me patrocinas directamente o estaría acabado. —Lo sé, por eso no me molesté en perder más tiempo —levantamos cómplices nuestros vasos bañados en Jack y bebimos. —¿Sabes? Hay mejores licores que este. —Estoy seguro que sí, pero Jack y yo estamos casados y no tengo ganas de pedir el divorcio, nos llevamos bien. —¿Y no le eres infiel con otras bebidas? —pregunta divertido. —Apréndete algo, yo soy leal, no fiel y eso lo sabía Jack desde el comienzo —ladeando una sonrisa sirve un poco más de bourbon. —Te comprendo bien, la fidelidad está sobrevalorada, pero la lealtad, eso es algo difícil de encontrar. —¿Oz? —Livi toca la puerta a lo que doy el pase. —Ya está servida la cena por si quieren hacer una pausa a la reunión. —Ella es una prueba de lealtad —dije señalando a Livi quien me ve confundida y hago una seña para que ingrese quedando a mi lado. —Olivia Clyde es la prueba viviente de lealtad y fidelidad —menciono a Borson con total orgullo dejando un beso en el dorso de ella. —Genial, ahora debo lidiar con tres botellas de licor —giró sus ojos haciéndonos reír. —Vamos nena ¿acaso dije alguna mentira? —Mejor apresúrate antes de que se enfríe la comida. —¿Y cuándo pondrás un anillo en ella? —pregunta Borson dejando a Livi muy confundida. —Nunca, ella es la prometida de mi hermano Marcus. —Pero dijiste que era la madre de Travis. —Y así es, mi hijo la adoptó como su madre, pero el corazón de ella pertenece a mi hermano y la verdad, mejor elección no pudo tener, estará casada con un buen hombre que la hace feliz, le da lo que necesita, se complementan en muchas cosas y ambos aceptan a mi hijo con mucho cariño, más al ser él su tío y padrino. —¿Y cómo lidian los tres con la tensión s****l y los sentimientos? —¿Disculpe? —ella estaba que lo mataba de un tajo. —Simple, comunicándonos y siendo sinceros respecto a lo que sentimos, siempre tuve claro que nunca tendría a alguien en mi vida, así como he tenido claro que ellos se aman de verdad y nunca daría la espalda a mi familia, menos a mis hermanos por una mujer. —Cada vez me sorprendes más, sin duda la vida me colocó en las manos menos esperadas, pero como bien dijo la señorita, no hagamos esperar la exquisita cena que han preparado —le guiña un ojo a ella quien frunce sus labios fastidiada. —Ya deja de hacer eso nena que nadie habla mal de ti —me levanté rodeando su cintura. —mejor vamos a ver qué hiciste esta noche y tengamos una buena velada. Ella no dijo más y pasamos un par de horas hablando en la cena y después con un café entre Clyde, Borson y yo, Livi no quiso estar con nosotros optando por ir con Travis para bañarse juntos y acostarlo a dormir. Cerca de las nueve se retiró Borson, Clyde fue a descansar también y yo me retiré a mi habitación encontrando a Livi en la cama con Trav cantándole una canción de cuna, se veían muy tranquilos y ante la melodía, mis voces se dejaban llevar en el mismo mar pacífico de su voz, me acerqué a ellos quedando acostado del otro lado de la cama con mi pequeño entre nosotros y ella me veía sin detener su cantar ni las caricias en tan fina cabellera castaña de mi retoño. Quizás le habría dado mil problemas a Becca de haberme quedado con ella e Isma, pero estoy seguro que ella habría sido tan dulce y amorosa como Livi, sin duda sería la madre que me habría gustado tener. No mentiré, cada que Isma me contaba anécdotas de los buenos momentos que vivió con ella, yo fantaseaba en que era a mí a quien decía cuánto quería, sus abrazos, los besos y el calor de su cuerpo eran míos, era su hijo y ella mi refugio… si tan solo la hubiese podido salvar… —¿Por qué lloras? —parpadeé varias veces saliendo de mis pensamientos. —Son solo tonterías, no me prestes atención. —Sabes que puedes contarme lo que quieras. —Tranquila nena, simplemente hoy fue un largo día y los pensamientos a veces me ganan. —¿No serán las voces? —pregunta divertida. —No, esta vez son los pensamientos, no las voces, ellas están tranquilas gracias a tu canto. —Milagro, creí que estarían quejándose de mi desafinada voz. —Claro que no, tienes una voz relajante ¿Estuviste en el coro de la iglesia? —Sí, cuando era una niña, pero de vez en cuando los apoyo al ir con mi abuelo y Benji. —¿Llevas a mi hijo a la iglesia y ésta todavía no se quema? Vaya, sin duda Travis es especial —ella me da un golpe suave en el brazo conteniendo la risa. —No seas así, además a Benji le gusta ir con nosotros, se aburre demasiado con la ceremonia, pero le gusta cuando cantan y sobre todo cuando todo el piano. —Nunca te vi tocarlo. —Porque nunca vas con nosotros a la iglesia, pero si quieres puedes acompañarme el sábado que tengo el piano disponible una hora, estaré afinándolo y así pueden verme Benji y tú en lo que mi abuelo está en su reunión. —Me encantaría. —Entonces no lo olvides, saldremos el sábado de aquí a las ocho de la mañana, ahora iré a darme un baño y dormir, descansa. Al verla levantarse una idea atravesó mi mente. —Livi. —¿Sí? —¿Y si duermes con nosotros? —No quisiera molestar, mejor descansen que ambos lo necesitan. —Quédate, sé que no quieres irte realmente de su lado después de lo ocurrido hoy, igual acá tengo un baño, puedes ducharte y te duermes con nosotros, prometo mantener las manos quietas —ella ríe negando con su cabeza a lo que guiño un ojo. —Estás loco. —Eso lo sabías desde el comienzo. —Sí… Déjame ir por mis cosas y ahora vuelvo. —De acuerdo ¿Te espero para ducharnos juntos? —Tú mismo puedes enjabonarte —contestó firme y salió contoneando sus caderas. A veces pienso que ella lo hace a propósito, pero si no es así da igual, me encanta cuando me provoca de mil formas y más porque sabe seguirme el juego, desde el comienzo fue así, creo que incluso el haberlo hecho el día que salimos todos a cine, cuando recién nos conocimos, fue el mejor regalo de cumpleaños que pude recibir de su parte. Acomodé algunas almohadas alrededor de Travis y revisé unos apuntes que necesitaría para mañana, después de eso tomé una ducha con agua fría y cepillé mis dientes. Con todo listo, di un último vistazo en el espejo repasando un par de cicatrices poco visibles en mi pecho y un relámpago resonó a lo alto del cielo nocturno trayendo consigo una fuerte lluvia que me recordó tantas noches dolorosas. Volví a la cama cubriéndome hasta la cintura, sentía el calor de Travis a un costado de mi tórax indicándome que dormía tranquilamente y su respiración era normal, me dejé llevar por la caída del agua que se volvía más intensa y mis ojos se tornaban cada vez más pesados, entonces Livi regresó con una pijama de pantalón largo y medias gruesas para el frío. —¿Por qué no usas una camiseta? —preguntó curiosa. —Me gusta dormir así, prefiero sentir el frío. —Espero que estés vestido bajo la cobija. —Ven y descúbrelo —respondí sensual haciéndola sonrojar. —Deja tus perversiones o me llevaré a Benji a mi alcoba. —No me dejarás durmiendo solo hoy y ambos lo sabemos, mejor ven y acuéstate con nosotros. Aun con dudas, ella viene tras apagar la luz de la recámara dejando encendida la lámpara y se acuesta quedando al otro lado de Travis, la cubro con la cobija pues sé que es un poco friolenta y ella deja todo a oscuras, llegando a sorprenderme después al colocar su mano en mi abdomen y no sobre Travis. —Gracias por darme tanto —murmuró con cariño. —Eres tú quien me ha dado demasiado. —Y lo seguiré haciendo, espero no decepcionarlos. —Ese será mi trabajo Livi, no el tuyo, pero ya no pienses en nada y mejor descansa. —De acuerdo, tú también descansa.
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