145. ES UNA NIÑA… SOLO UNA NIÑA

2109 Words
Un mes después – Finales de abril Samuel —¿Estás seguro que nadie se dará cuenta de esto? —No te preocupes viejo, solo enfócate en mantener distraídos a los Borson cerca de una hora que yo me encargaré de todo lo demás con Travis. —Está bien, de igual forma ten mucho cuidado. —Vamos, ni que fuese la primera vez que cometo un delito, aunque quizás sí es la primera vez que lo hago contigo —comentó malicioso haciéndome reír. —Encantador, pero no eres mi tipo, ahora mueve tu culo si no quieres que nos atrapen a los dos. Los últimos meses Oz estuvo dedicándose de lleno a la investigación en los laboratorios, tuvo mucho tiempo libre de la vista de cualquiera al irse Steve a Londres por su universidad viniendo únicamente los fines de semana para visitar a su hermana y trabajar con Oz tanto como podía, asimismo, Lawrence debió viajar con mayor frecuencia este mes a raíz de algunos asuntos con sus empresas y recién había llegado por el mismo motivo, sin embargo, no todo fue a las mil maravillas en este tiempo ya que Travis presentó nuevos síntomas que alertaron a Oz obligándolo a trabajar con él para probar un nuevo fármaco. A veces no sabía ni en qué carrera se había metido considerando todo el conocimiento que absorbía y las cosas que hacía, pero siempre me sorprendía cuando me ponía al día respecto a sus avances y el estado de Travis, mismo que decayó siendo más susceptible a enfermarse, lo peor fue que un simple resfriado lo afectó sobremedida teniendo que internarlo más de una vez, de nuevo debió subir las dosis del medicamento con leucocitos e inyectarle fuertes dosis de antibióticos para bajar su fiebre al subir más de cuarenta grados repentinamente en un par de ocasiones. Él decía que todo esto era producido por la otra enfermedad que atacaba fuertemente su sistema inmune, lo que eventualmente le dio paso al cáncer de avanzar del Estadio I al Estadio II atacando tres grupos de ganglios linfáticos encima del diafragma, amenazando a Travis a que en cualquier momento sus pulmones se vean tan afectados como los de Danna. Oz dice que de seguir así tendrá que someterlo a quimioterapia, misma que ha intentado evitar a toda costa durante un año ya que reduciría la esperanza de vida de su hijo. Este es un panorama que se tornaba cada vez más oscuro afectando emocionalmente a Oz, pero no lo detuvo un solo instante en su trabajo, por el contrario, tomaba cada minuto posible para continuar así estuviera cansado o permaneciera hasta cinco días sin dormir, una hazaña de admirar, todavía recuerdo que una vez me dijo que prefería no perder más tiempo en lágrimas hasta que la tormenta pasara. —¡Estoy harto de tus malditas estupideces, ¿cuándo vas a madurar?! —¿¡De verdad quieres que hablemos de madurez!? Porque no parece muy maduro de tu parte dejar que tú propia hija pueda relacionarse con otros, lo peor es que solo quería estar con Olivia en sus clases, no estaba haciendo ejercicio ni sobre exigiendo su cuerpo. —¡Maldita sea, comprende que tu hermana está enferma!, no podemos arriesgarnos y menos ahora que su enfermedad avanzó. —¿Y cuál es tu plan?, ¿encerrarla entre estas putas paredes lo que le reste de vida? Apenas y la dejas ir al jardín, por no decir que prácticamente le toca hacerlo a escondidas, al menos, y como mínimo, podrías dejarla ser feliz en sus clases con Olivia en vez de salir con ridiculeces como esa mierda de que “necesita descansar”. Quizás podría irme a otro lugar evitando escuchar nuevamente los gritos entre padre e hijo, podría hacerme el de la vista gorda y preocuparme por lo que más me importa que son mis nietos, pero lastimosamente un fuerte motivo me detuvo al estar llorando en el suelo mientras cubría sus oídos, me partía el alma ver a Danna en esta situación y es algo de lo que ya estaba en mi límite, aunque por suerte el agarre de Livi en mi brazo me hizo reaccionar rápidamente. —Llévatela lejos procurando que esté alguien cerca en caso de una complicación —ella asiente y ambos nos acercamos a la pequeña. —Vamos preciosa, ve con Livi —dije mientras la ayudé a levantarse y ambas se van abrazadas en lo que yo ingreso a la habitación hecho una furia. Esto definitivamente no era lo que tenía en mente como distracción para Oz, pero sé que serviría para ocuparlos una hora o poco más a la vez que sacaría esta carga de encima después de tres meses de soportar esto junto a mi familia y Danna, quien ya se había ganado un lugar en mi corazón a pesar de todo. —¡Ya basta los dos, es suficiente! —grité bastante fuerte logrando silenciarlos. —¿Cómo es posible que todo el centro tenga que enterarse de sus problemas y peor aún, que una niña tenga que ser sometida a este calvario por gusto de ambos? —No te metas en esto que no es tu problema. —Tienes razón Lawrence, no es mi problema, pero se convierte en mi problema cuando ustedes dos hacen público los suyos dejándola a ella en la mitad. —Solo vete de aquí y déjanos en paz —atacó Steve. —No lo haré, ustedes no hacen más que llenarse la boca diciendo que todo es por el bien de ella sin ver que el mayor mal de Danna no es su enfermedad sino ustedes, los dos son el cáncer en la vida de esa niña. —Lo único que quiero… —¡CÁLLATE LAWRENCE! —grité como hace muchos años no lo hacía arrojando una silla hacia ellos quienes logran esquivarla quedando atónitos. —¡Danna solo tiene nueve años y lo único que la ha estado matando son ustedes con sus gritos y peleas, esa niña no hace más que sufrir en silencio deseando morir por culpa de los dos! —¿De qué hablas? —preguntó Steve bastante dolido. —Ella nos ha dicho muchas veces cuánto desea morir y no por los efectos de la enfermedad, sino porque cree firmemente que si ella se va ustedes podría reconciliarse. ¿Creen que ese es el pensamiento que debería tener alguien de su edad? ¿Desde cuándo las personas que deben protegerla pasaron a lastimarla? ¿Cuánto más tiene que sufrir a manos de ustedes dos? —No es verdad, mi hija quiere vivir, ella misma me lo ha dicho. —¿¡Y para qué vivirá Lawrence, para verlos gritar!?, ¿¡para quedarse sentada sola llorando en un pasillo mientras escucha a las dos personas más importantes de su vida matándose entre palabras y golpes!? Porque ella ha presenciado más de una vez cuando ustedes han peleado y si eso lo ha soportado con nosotros de testigos, entonces no quiero imaginarme lo que habrá tenido que vivir antes de que llegara Oz a su vida. —Todo esto es tu culpa, tú y esa maldita sobreprotección —gruñó Steve entre lágrimas que no se molestó en retirar por empuñar con fuerza sus manos. —No te atrevas a culparme de querer viva a mi hija, solo quiero que descanse para que no vuelva a tener una recaída. —¿Y crees que enfermará simplemente por comerse una pizza o hacer unos ejercicios de matemáticas con Olivia? —¡CÁLLENSE! Esto es justo lo que tiene que soportar y no te hagas el santo Steve que tú también provocas esto al no ponerle un alto a las peleas, sino que avivas el fuego en cada discusión. Comprendan que es una niña... solo una niña, y no tiene por qué soportar un minuto más de esto, así que por mucho dinero que tengan si debo involucrar al departamento de protección infantil de Suiza, Inglaterra o hasta Corea tengan presente que lo haré con tal de protegerla. —No puedes hacerlo —mencionó Lawrence intentando mantenerse firme, pero su nerviosismo era evidente. —Claro que puedo y lo haré si es necesario ¿Acaso crees que solo me la paso acompañando a tu hija y mis nietos todo el día? No Lawrence, quizás estoy viejo, pero no soy un imbécil y todavía tengo fuerza suficiente para hacer muchas cosas, y créeme, a mí no me tiembla la mano para ir contra hombres como tú. (…) Oz Los exámenes con Travis me estaban presentando algunos problemas al no permanecer quieto en el escáner, consideré sedarlo, pero necesitaba que estuviera lúcido para examinar sus reacciones en las demás pruebas, así que pedí a una enfermera que lo cuidara en lo que iba por Livi quien era la única que podría controlarlo en este momento, pero lo que menos me imaginé sería que la encontraría caminando con Danna quien estaba hecha un mar de lágrimas y en cuanto me vio, salió corriendo rápidamente abrazándome con fuerza llorando con más intensidad. —¿Qué pasa pequeña? —no hubo respuesta verbal, pero sí se ponía peor anímicamente. —Livi... —Mi abuelo y yo la encontramos llorando en el pasillo, estaba escuchando otra pelea de ellos. Ya eran demasiadas veces en las que ocurría esto y lo peor de todo era que esta vez Livi se veía demasiado molesta, lo que quiere decir que las cosas eran peor entre ellos o algo más pasó. —¿Dónde está Clyde? —Se quedó con ellos, pero está hecho una furia, incluso les gritó muy fuerte y escuchamos un estruendo proveniente de la habitación, creo que está vez sí sacaron a mi abuelo de sus límites, jamás lo vi así antes. El agarre de Danna me obligó a darle mi atención haciendo que me sentara en una silla que había cerca, quise que hiciera lo mismo, pero en vez de eso se abrió campo entre mis piernas refugiándose con todas sus fuerzas en mi cuerpo. Jamás la vi llorar de esta forma hasta ahora y es una imagen que removió mucho en mí, a tal punto que la abracé como si de mi hija se tratara. —Ya no sigas por mí Oz, no quiero el tratamiento, no quiero medicamentos, solo quiero morir... por favor, ayúdame a morir ya mismo. Debí abrazarla con fuerza para no llorar tras escuchar esa súplica tan desgarradora. —Danna, no puedo dejarte morir —levantó su muy enrojecido y fracturado rostro apuñalándome nuevamente con su dolor y llegando a tomar más fuerte mi ropa. —Hazlo, solo mátame Oz, mátame, así se termina por fin todo esto, se termina el cáncer y las peleas, todo volverá a ser como antes entre ellos y yo estaré con mi mamá en el cielo. Sé que Danna no era la primera persona a la que aplicaba eutanasia, pero todo lo que ella despertó en mí en tan solo minutos fue dolorosamente inefable. —Ven conmigo pequeña, te daré lo que necesitas —hice una señal a Livi para que no dijera nada y me levanté tomando a Danna en brazos. Ella se mantuvo firme en no soltarme al igual que no detuvo su llanto sobre mi hombro hasta dirigirnos a una habitación donde había una camilla, saqué mi estuche y preparé una jeringa con una mezcla especial inyectándola en su cuello. —Tranquila, todo pasará pronto, confía en mí —susurré suavemente en su oído y besé su mejilla. —Gracias Oz... Te quiero... —pronunció lentamente mientras la droga hacia efecto en su organismo. Una vez cesó el llanto la acomodé en la camilla revisando su pulso, mas eran sus últimas palabras las que me apuñalaban múltiples veces. —Ven conmigo Livi. —Oz... ¿Danna está...? —Por ahora olvídate de ella, necesito que hagas algo muy importante por Travis y no tengo tiempo. La sola mención de mi hijo la hizo dejar a un lado la conmoción de lo ocurrido y fuimos hasta la habitación donde estaba Travis, saqué a la enfermera dándole las indicaciones a Livi de lo que tenía que hacer e hicimos en veinte minutos todo el escaneo en Trav, después realicé los otros exámenes y le dije que se quedara con él en la misma habitación donde estaba Danna entregándole los resultados de los exámenes para que los cuidara. —Oz, ¿realmente hiciste lo que ella te pidió? —era confusa su expresión, pero no tenía tiempo para descifrar nada, ahora mismo tenía que sacarme algo de encima. —Solo quédate aquí, vendré después por ustedes.
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