164. ¿QUÉ SABES DE MÍ?

2216 Words
Abril Oz Hoy Travis llegaba de Inglaterra a pasar una semana de vacaciones con la familia, como siempre, llegué al aeropuerto a recogerlo, esperé unos minutos y él salió arrastrando su maleta sonriendo en cuanto me vio. Desde que él empezó a vivir en el internado siendo un niño, esta imagen es una que me encanta ver, bien sea que llegue o se vaya me fascina hacerlo porque es donde más aprecio los cambios en su cuerpo diciéndome cuántos años han pasado, años en los que puedo sentirme satisfecho de haber hecho todo lo que hice por él, por este momento. Al llegar conmigo acuné mis manos en su rostro como siempre, es mi única manera de saber que esto es una realidad porque, aun después de veintiún años, sigo pensando que en algún momento despertaré en un manicomio siendo su muerte mi realidad. Nos damos un fuerte abrazo donde mi embriago con su aroma, pero no solo de la colonia que usa, sino también del algodón que lo acompañaba en la niñez. —¿Pasó algo en mi ausencia? —preguntó un poco extrañado al separarnos. —Nada interesante desde la última vez que nos vimos ¿Por qué? —Es solo que te sentí un poco diferente, como nostálgico… ¿En verdad no pasó nada?... ¿Quizás con Rag? —siempre amaré la inocencia y el instinto agudo con el que nació mi petirrojo. —No hijo, hace meses que está en Rusia con Marc, así que no nos hemos visto y todo ha marchado bien hasta ahora. Trav no hizo más preguntas y nos encaminamos hasta el auto a pasar un día padre e hijo antes de volver a casa, sé que está cansado, pero hacer esto es lo mejor para el jetlag, así que nos dirigimos a un restaurante en la ciudad para almorzar, me contó sobre los cambios que ha tenido Ramírez, su nuevo compañero de cuarto, quien después de la interesante salida que tuvimos hace tres meses, se ha propuesto en mantener su nueva imagen y socializa un poco más, aunque prefiere hacerlo cuando está Travis cerca al darle más confianza. También me contó de sus maestros y el reconocimiento que ha logrado obtener por sus méritos, lo que me tiene muy orgulloso y más al enterarme que seguirá trabajando como voluntario en algunos lugares. —¿Cómo ha estado el tío Isma? —Todavía consumido en la depresión, pero al menos sigue vivo, come bajo amenaza y se comunica cada cierto tiempo —es evidente que ambos seguimos afectados por su situación. —Todavía no puedo creer que ellas no estén aquí, te juro que el día que me enteré de todo fue… Presioné su mano dándonos fuerza y también para evitar que trajera el trago amargo, ya que a mí todavía me afecta la pérdida de Jade y Norah, eso, sumado a lo ocurrido con Rag, por suerte él logró comprenderlo y cambió de tema. —¿Y qué hay de mamá y el tío Marc?, ¿este año sí tendremos matrimonio o todavía no? —No, así que usa el traje en algo más porque ese par sigue sin querer formalizar, aunque es evidente que están en un lleva y trae muy ridículo. —No son los únicos —murmuró. —¿Eso qué quiere decir? —No he dicho nada… —bebió su cerveza haciéndose el desentendido. —Travis, no empieces —amenacé en un gruñido. —Oz, ¿alguna vez te has planteado la idea de evitar enojarte cuando alguien te sale con esas respuestas? —planteó jocoso. Amo a mi hijo, pero de vez en cuando sabe ser un cabrón de mierda cuando contraataca con mis propios golpes tan sínicamente como yo, y por lo mismo, estoy tan orgulloso de ese jodido bastardo que me ha hecho tan feliz en dos décadas. —Solo dilo si no quieres que te castigue fuertemente. —Ya te dije que por muy atractivo y encantador que seas, no me gustan esos juegos contigo —hijo de… ¿Cómo no reírme por sus estupideces? —Bien, como sea. —Vamos, relájate, solo digo que tú también estás en un lleva y trae con Rag. —Claro que no, las cosas son muy claras entre nosotros. —Claro que no, lo único claro entre ustedes es que se aman demasiado y que jamás en mi vida te he visto tan feliz con alguien que no sea ella, ahora la pregunta es: ¿Formalizarás algo con Rag? Porque hace mucho te dejé en claro que no pienso decirle mamá, eso sería muy raro. —No Trav, no tendrás que decirle así ahora o nunca, las cosas son muy claras para mí y lo que menos quiero es tener que complicarlo todo con ella. —¿No te parece que es un poco tarde para eso? —¿Por qué insistes en algo que no es ni será? Trav, ella tiene trece años, no diecisiete. —Eso lo sé perfectamente, ¿pero me dirás que no serías capaz de esperarla? —¡Tiene trece años maldita sea! ¿Qué clase de educación te dio Livi para que ahora me vengas a decir que debería estar con una adolescente? —gruñí entre dientes y él se acercó hablando entre murmullos. —No metas a mi madre en esto que ella no tiene la culpa de tus perversiones, ella jamás te empujó a enamorarte de una niña de siete años ni mucho menos te dijo que durmieras desnudo con ella —me observó más intimidante, casi inquisitivo. —y no me vas a salir con que únicamente han dormido desnudos y ya porque no me trago esa mierda. Quizás todavía no hayan estado juntos, pero sé que algo más pasó. Me encantaría decir que esta ha sido la mejor actuación de su vida por la seriedad que pone en cada palabra, pero sé que cuando habla muy enserio él no me aparta la mirada un solo segundo, incluso saca la misma actitud que yo dejando un sutil rastro demencial en sus orbes. —No sé qué fundamento tienes para decir algo de ese calibre, pero nada ha pasado entre nosotros y el dormir desnudos no tiene nada de malo. —Lo sé y no juzgo eso porque sería hipócrita de mi parte, pero ambos sabemos perfectamente que hay algo más. —Escúchame bien y que sea la última vez Travis —dije esta vez poniéndome mucho más serio, ya que no deseo que siga haciéndose ideas que no son. —no hubo, no hay, ni habrá un “algo más” entre ella y yo ¿Entendido? —¿Por qué no quieres estar con ella? ¿Por qué te niegas a amarla aun cuando está dispuesta a darlo todo por ti? La ola de recuerdos me invade torturándome una vez más seguido de mis voces, siendo la vez en que recibí su diagnóstico de cáncer y la promesa que le hice entre lágrimas el puñal que se remueve en mi pecho despiadadamente. Es increíble ver cuánto ha progresado mi hijo, ahora parece conocerme muchísimo más que antes, o quizás siempre lo ha hecho, pero al estar tan alejados física y emocionalmente a raíz de lo confundido que se encontraba por mis acciones, no llegó a demostrar ni decir nada al respecto. —¿Y bien? —insistió al ver que sigo sin darle una respuesta. —No puedo hacerle eso, Travis, ella es demasiado joven para mí y necesita de alguien que pueda cuidarla hasta el último día de su vida. —¿Y qué te hace pensar que vivirá doscientos años? —Confío en que tendrá una vida muy larga, pero yo no y mis tormentos son algo con lo que no debería lidiar ella o cualquier otra persona. —Papá, ella también tiene sus propios tormentos y te comprende perfectamente, no le veo sentido a ponerte en esa actitud con ella cuando te conoce mejor que nadie, incluso el sufrimiento que has cargado por años. —¿Y qué sabes tú de mi sufrimiento? —bramé por lo bajo cual perro acorralado. Empuñó sus manos ante mi actitud tan déspota con él, pues todavía no le he contado sobre mi pasado, no es un tema del cual me apetezca hablar con Travis y menos si debo contarle cómo llegó al mundo siendo hijo de un enfermo mental, por no mencionar a sus antecesores. —Es cierto, no sé nada de ti —su entrecortada voz me obligó a verlo. —pero sé que eres mi padre, el único que tengo y lo que más deseo es verte feliz con alguien. —Lamento desilusionarte, pero eso no pasará Travis. —Pasará si tú lo permites. —Y es por eso que no pasará. Como es habitual, intento huir de la situación, a lo que él toma de mi brazo impidiendo que me aleje de su lado, atrapándome igual que una mosca en la telaraña de sus azulados orbes. —Al menos explícamelo y dejaré de insistir. —No hay nada más que explicarte, ya dije lo que tenía que decir. —Por favor papá, déjame escucharte y comprenderte un poco. —¡Deja de insistir con esta mierda porque no pasará nada, solo acepta los malditos hechos igual que lo hicimos nosotros! Con tanta presión sobre mí no pude evitar responderle con brusquedad, pero fueron estas mismas palabras las que le dieron una confesión, aquella donde dejé muy en claro que esto ya lo había discutido con Rag y ahora él era consciente del hecho. —¿Cuándo lo hablaron? —exhalé pesadamente apoyándome en la mesa. —Hace unos meses, le dije que nunca estaría con ella y es una decisión irrevocable. —¿Por qué? —su voz reflejó una profunda tristeza que llegó a contagiarme. —Porque no puedo darle todo lo que necesita, porque se merece a alguien que pueda hacerla feliz lejos de tantas tinieblas igual que tú, por eso dejé que los Clyde te criaran dándoles incluso el poder legal para tomar decisiones sobre ti. —¿Y de haber estado ella en tu vida antes? Es decir, si te hubiese conocido cuando me tuviste, ¿también la habrías apartado de tu vida e incluso de la mía? Porque seamos honestos, ella no es precisamente un rayo de sol e inocencia, ella es igual que tú… —silenció un par de segundos quedando afligido. —¿O me dirás que nunca le habrías permitido estar contigo para que me criaran entre los dos? ¡Te maldigo con toda mi alma Samuel Clyde! De no haberle enseñado ese truco a mi hijo, hoy día él no tendría el mismo poder que tú de sobrepasar a mis voces y bajar mis malditas defensas al punto de doblegarme como lo hace. —No es lo mismo, son situaciones muy diferentes —me defendí intentando contenerme. —¿Qué tiene de diferente? Amor es amor y eso no lo puedes cambiar, pero al menos me alegra saber que también has pensado en eso —su sorna sonrisa es la prueba de lo que digo… Te maldigo con mi alma, Clyde… —Mejor vamos a casa, debes estar agotado. —¿En verdad lo harás? —tomó mi brazo mirándome afligido igual a cuando era un niño. —¿No quieres darte siquiera sea una oportunidad con ella? —No, Travis, así que olvídate de esas locas ideas que la única madre que seguirás teniendo es Livi. Para mi fortuna él no siguió insistiendo con el tema, pero sé que después estaría dispuesto a bombardearme una vez más, lo que no logro entender es su motivación para insistir en esto, ¿acaso sabe algo que yo no?, ¿habrá hablado con Rag o alguna otra persona? (…) En el corto camino a casa comenzamos a reírnos por unas historias que le pasó con su compañero de cuarto, las carcajadas entre ambos eran a tal nivel que no pareciera que minutos atrás estuviéramos con un tema tan melancólico, no obstante, al ingresar a casa, noté algo diferente en el ambiente, repasé todo de a poco percatándome que había alguien aquí y al llegar a mi recámara reconocí el rastro de su perfume. Travis se va inquietando al verme con una actitud tan extraña, pero fue en el instante en que abrí la puerta que todo cambió para nosotros. Ambos nos quedamos viendo a Rag quien se encontraba acostada en mi cama bocarriba con la mirada perdida en el techo, estaba completamente desnuda y una de sus manos recorría lentamente su vientre, lo que es extraño porque ella jamás había quedado en esa especie de trance. Algo pasó en Rusia, lo sé, esto no es normal en ella y sé que la respuesta no me gustará, pero tengo que entrar, necesito verla y confirmar que mi sospecha no sea cierta. Me adentré del todo a la habitación repasándola con más tiento y su faz conectó con la mía dejándome completamente petrificado, generando un maldito grito de mis voces que me descontroló por completo al encontrar las marcas en su piel, mientras el semblante de ella se mantuvo neutro y a la vez ido en algo más. Ella… se ha entregado a alguien…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD