87. URGENCIAS

2740 Words
Samuel Vimos a los chicos partir en el taxi e ingresamos rápidamente a la casa, hacía bastante frío y no quería que Travis enfermara, una vez dentro preparé su película favorita que irónicamente es el mago de Oz y llevé una manta para tenerlo en calor. Con el pasar de los minutos escuché una pequeña tos de su parte, revisé su temperatura pero estaba bien, así que le di un poco de agua. La mayor dificultad con él es que nunca se sabe si es algo simple o una afección por su problema de salud, es por eso que debemos estar atentos a cualquier cosa que pueda pasar. Por ahora parece ser algo sin importancia, lo bueno es que al finalizar la película quedó bastante cansado, así que lo llevé a la recámara y cambié su pañal. Era imposible no dejarse llevar por la ternura de su somnoliento semblante al bostezar o intentar mantener sus ojos abiertos, pero una vez terminé de cambiarlo; lo abrigué con la manta dejándolo en mis brazos donde se deja llevar y más al estar en la mecedora. Un pequeño gesto que él suele tener es el enterrar sus uñas en la piel de otros, algo que no he podido comprender a qué se debe, así como tampoco entiendo cómo es posible que Oz pueda tolerar este dolor, especialmente cuando el pequeño mueve sus dedos raspando más la piel. —Tu padre debe estar muy loco para dejarte hacer esto Travis, lo peor es que te cortamos las uñas y aun así lastimas bastante —pronuncio al pequeño que apenas y me ve, fregando su rostro en mi hombro con tanta ternura que me conmueve. Con su llegada reviví todos mis recuerdos cuando tuve en mis brazos a mi hijo y mis nietas a su edad, recuerdo que nada podía borrar mi sonrisa al tenerlos de la misma forma en que lo tengo a él. Todo esto me genera tanta paz que la presencia de Travis se convirtió en pura felicidad para mí. Al ver que finalmente cayó dormido, lo acomodo en la cuna abrigándolo bien y reviso una última vez su temperatura para después retirarme. A veces al quedarme solo en casa es inevitable que los recuerdos no se apoderen de mí, llevo desde los veinticinco años viviendo entre estas paredes que son testigos de muchos momentos de alegría, tristezas, angustias, lágrimas, matrimonios, bautizos, encuentros de amistad y la formación de varias familias, siendo la actual una de las que más ha marcado mi vida. (…) Escucho la alarma sonar, es la una de la madrugada y me levanto para revisar a Travis y darle su medicación, al encender la luz escucho que hace algunos ruidos en lo que sigue dormido, lo que es poco usual. Lo muevo un poco y al detallarlo más de cerca me percato que esos ruidos son de ahogo, saco rápidamente la mascarilla de oxígeno, llamo una ambulancia y regreso con él revisándolo por completo, respiración, temperatura, todo. Justo cuando habíamos tenido un día perfecto tiene que pasar esto… La ambulancia no tarda en llegar, lo atienden rápidamente y dejo pegado dos papeles azules, uno en la puerta principal y otro en la habitación de Oz, lo que indica estaremos en urgencias, así sabrán dónde encontrarnos. Es una manera de comunicarnos que planeamos entre todos en caso de cualquier emergencia, sobre todo por Travis al no saber cuándo tendría un problema de cualquier tipo como el de esta noche. Solo espero que ellos no tarden en llegar a casa y vengan pronto al hospital, pero más importante aún, que logren controlar la situación con el pequeño. (…) 4:30 am Oz —Debiste avisarnos que vendrías, te habríamos esperado para ir todos juntos —reclama Livi a Bonny camino a casa. —Lo sé, pero ni siquiera estaba segura de llegar, igual no quise perder la ida en caso de encontrarlos y por suerte así fue. —Sí, pero por poco no lo logras. Es cierto que teníamos tiempo para descansar en el hotel hasta mediodía, pero quise volver a casa y los chicos no quisieron dejarme solo. La pasé excelente esta noche, me llevé recuerdos memorables con todos y ahora quería pasar el tiempo restante con mi hijo, es curioso, pero él ahora está un nivel arriba del sexo, lo que me hace preguntarme en ocasiones si sería igual de no tener ese maldito diagnóstico que nos jode diariamente. Cuando son esos pensamientos los que me abruman, imagino que un año atrás quizás lo habría entregado en adopción, no porque no lo quisiera ya que me enamoré de él en cuanto lo vi, sino porque sé que no puedo darle lo que se merece, no soy un padre como todos los demás y por ende, no puedo darle todo el amor que mi hijo requiere ni la atención que debería poseer de mi parte, entonces algunas de mis voces recriminan diciendo que de haber hecho esa estupidez; no habría vivido tantas cosas maravillosas gracias a que él está a mi lado. —Oz, ¿qué te parece si mañana salimos todos con Travis y Samuel? Escuché que pusieron una feria a las afueras de la ciudad y tienen una sección para niños de todas las edades —menciona Marc sacándome de mis pensamientos. —Suena excelente. Contesto con poca gana, aunque en realidad es porque las luces de la casa a lo lejos me dan un mal presentimiento, a esta hora debería estar únicamente la de la cocina encendida, pero también está la de la sala y al acercarnos un poco más, diviso una hoja pegada en la entrada principal, lo que me hace bajar rápidamente del auto en cuanto frena y salgo corriendo olvidándome de mi cansancio y los tragos que bebí. Mis voces se descontrolan entre gritos indicándome lo peor al ver el color azul mientras abro la puerta y al ingresar corriendo hasta mi habitación, encuentro el tanque de oxígeno por fuera y la cama de Travis bastante fría. —Cámbiate rápido, nosotros no tardaremos, y también dúchate en caso de que debas actuar al llegar —menciona Livi rápidamente quien está en la puerta. —Iré solo, ustedes descansen —dije en lo que buscaba ropa limpia. Se me hizo extraño no escuchar una respuesta de su parte, pero es porque ya se había ido, igual no presté atención a nada e ingresé al baño dándome una ducha rápida con agua fría, de la misma forma me cambié y revisé la tabla de medicación, en ese momento todos llegan cambiados y bañados a mi recámara diciendo que el taxi nos seguía esperando, se me hizo extraño, pero tampoco hice preguntas, salimos todos dejando la casa asegurada e ingresamos rápidamente al auto. —¿A qué hora fue su última medicación? —pregunta Livi. —A las nueve, debía recibir la siguiente dosis a la una pero no está marcada. Mi respuesta fue automática, pues en mi cabeza trazaba todos los panoramas considerando lo que encontré, lo más seguro era un ataque respiratorio, pero me preocupaba que todavía no había recibido la dosis de leucocitos, o quizás sí pero Clyde no alcanzó a marcarlo, no lo sé, tenía la cabeza tan revuelta de cosas que no hallaba la manera de controlar mi ansiedad. —No te preocupes, al menos está con Samuel y sabes que él no lo dejará solo —menciona Isma apoyando su mano en mi hombro. —Lo sé, pero no es eso lo que me preocupa. No tenía que ver el rostro de cada uno para saber sus expresiones, pero muy en el fondo me alegraba tenerlos reunidos en este momento, realmente eran un gran apoyo para mí y sobre todo el escuchar a Livi tan atenta a los detalles, algo que sin duda mejoró muchísimo a comparación de hace unos meses cuando debió lidiar sola con la crisis de Travis, ahora era más firme, revisaba todo con cautela, se aseguró incluso de recordarme el tomar una ducha por si debía interceder, como si supiera que era capaz de ingresar al quirófano de ser necesario, lo cual haría sin dudar. Llegados al hospital, Bonny e Isma se quedaron pagando la carrera en lo que yo iba a urgencias con Livi y Marc, me informaron que Renné y Diggs estaban con Travis, pero todavía no había un reporte. Seguimos el camino hasta llegar junto a Clyde quien estaba en la sala de espera bastante angustiado con un vaso de café que apenas y había tocado. —¡Abuelo! —Clyde repara su vista hacia nosotros y se levanta recibiendo a su nieta en brazos. —¿Cómo está Benji? ¿Qué ocurrió? —menciona antes que yo. —Se durmió aparentemente bien, tosió una vez cerca de las ocho, fue ligero, pero no volvió a hacerlo, tampoco tuvo fiebre ni algún otro síntoma, a la una que me levanté lo escuché haciendo ruidos y es cuando vi que se estaba ahogando, en ese momento llamé a la ambulancia y le coloqué oxígeno en lo que revisaba todo, tenía fiebre de cuarenta, casi no podía respirar bien y sudaba frío. Sentí que cada palabra fue un puñal en mi cuerpo solo de imaginarlo. —¿Le diste la medicación? —pregunté al percatarme que no la mencionó. —Por desgracia no, en ese momento llegó la ambulancia y se lo llevaron de inmediato, yo apenas dejé los papeles para que supieran dónde estábamos. En ese momento sale Diggs de la sala de urgencias y Bonny e Isma llegan con nosotros. —¿Cómo está Travis? —Por desgracia no muy bien, el recuento de leucocitos bajó significativamente y lo tenemos con antibióticos fuertes para atacar la fiebre que ahora está en treinta y ocho. Me entrega el historial clínico confirmando sus palabras y reviso cada examen que le han hecho, no solo lo tienen con antibióticos, sino también con oxígeno, le inyectaron el TAR hace dos horas y en el último examen realizado hace media hora indica que no hay mucha diferencia con el recuento de leucocitos. —Prepara todo para hacer la extracción de sangre, quizás dos unidades en caso de haber complicaciones. —Pero Oz, eso sería peligroso considerando que has bebido alcohol ¿no es mejor buscar otra persona? —recrimina Bonny. —Eso implicaría hacer muchas pruebas, riesgo de rechazo en el cuerpo de Travis y otro sin fin de cosas que nos harán perder tiempo y mi hijo no lo tiene —respondí contundente y entregué el historial a Diggs. —Prepara lo que te dije, yo me haré cargo de conseguir el permiso. Por suerte él accedió sin renegar pues sabía que si no hacía lo que le pedía yo mismo cometería una locura para darle a mi hijo lo que necesita. En lo que él partió devuelta a la sala de urgencias, me quedé pensando en algunas cosas y retorno mi atención a los demás. —Livi, necesito que vayas a casa y traigas la caja que está en la nevera, también la de mi habitación junto a los medicamentos que tengo preparados para Travis y la carpeta negra. —De acuerdo. —Clyde, explícale a Isma lo que quiero hacer apoyándote en los planos que he hecho para que empiecen a trabajar cuanto antes en eso. Marc, cuando tengan todo definido ve al banco y toma el capital que requieran para comprar lo que haga falta —le entregué mi tarjeta. —la clave es el día que los conocí a ti y a Isma en el orden correspondiente. —¿Qué harás? —pregunta Isma. —Crearé dos medicamentos más para Travis… —todos quedaron expectantes, pero a pesar de la situación en la que estábamos se veían decididos a ayudarme. —Sé que es inútil pedirles que se vayan a casa a descansar, así que confiaré en ustedes para hacer esto lo antes posible. —No te preocupes hijo, no estás solo. Más temprano que tarde se desprendió una calidez en mi pecho ante las palabras de Clyde, una que me hizo sonreír ligeramente sintiéndome invencible con ellos a mi lado. Vi a Livi irse con Bonny a casa por las cosas en lo que Clyde se quedó explicándoles a Isma y Marc los proyectos que tenía planeado, algo que he ido desarrollando en este tiempo para tener un pequeño laboratorio en casa con un equipo especializado para hacer la extracción de leucocitos, preservarlos y multiplicarlos, a su vez, estarían reforzados con una mezcla en la cual he ido trabajando apoyado de Borson para estimular el sistema inmune. En cuanto a mí, fui a la oficina de Renné a la cual tenía acceso para casos como este y marqué de inmediato a Borson el cual no tardó en contestar, le informé de la situación y estuvimos hablando sobre los avances que ha tenido en Zúrich con mi trabajo, sacamos algunas fórmulas para crear la medicación de Travis y con todo en mano regresé a la sala de urgencias donde una de las enfermeras me indica que todos fueron a la cafetería. Llegué con ellos encontrándolos en una conversación bastante animada que me dejó algo desconcertado, pero igual no me detuve. —¿Se supone que me están ayudando o planean una fiesta? —todos me miran sin abandonar su semblante tan alegre. —Es que nos emocionamos con todas las ideas que íbamos dando —responde Livi entusiasmada. —Cierto, y lo que me pides en estos planos es increíble Oz, no he visto nada igual excepto en proyectos gubernamentales y laboratorios avanzados, estamos hablando de revolucionar la industria —Isma parecía un niño. —incluso Bárbara nos dio unas ideas increíbles para reforzar el proyecto, lo que te permitirá tener unas mejoras impresionantes —ella sonrió orgullosa levantando su ceja como si fuera la ama y señora. —Lo mejor de todo es que se economizará bastante, la mayor inversión debe hacerse en productos especializados para mantener inocuo cada instrumento y pieza a usar, pero te ahorrarás más de lo que imaginas. —Me alegra saber que se están divirtiendo, pero les recuerdo que Travis necesita esto con urgencia —si no estuviéramos en el hospital, tal vez no les habría hablado tan déspota. —Hijo… —miré a Clyde quien me pedía en silencio que me calmara. —Lo siento, estaré con Diggs haciendo la transfusión, si quieren vayan a casa que aquí no harán nada más. Me alejé con una horrible sensación en el pecho por lo que hice, el dolor de cabeza comenzaba punzante como siempre y mis voces torturándome en mi ayuno. —¡Oz! —Livi toma mi mano haciéndome girar y me abraza fuerte. De nuevo despierta la calidez que sentí una hora atrás y vi a Marcus quien sonrió asintiendo levemente, me decía con ello que no la apartara, que no olvidara que todos estaban conmigo. —Te quiero Oz, sabes que estamos con ustedes y no los abandonaremos —susurró en mi oído dulcemente. —Gracias nena, ve con los demás a casa, les avisaré si hay algún progreso —se apartó un poco de mí con su particular sonrisa cálida. —Si necesitas inspiración, sabes que tienes un buen último recuerdo —guiñó un ojo con picardía haciéndome sentir mejor. —Ten cuidado con esas propuestas entre líneas que yo me las tomo en serio. —No corres con tanta suerte doctor Oz, a mí no me tendrás en tu consultorio por mucho que me desees. —¿Me está retando señorita Clyde? —No, solo te ayudo a mejorar el ánimo para que trabajes con más inspiración y te recuerdo que todavía me quedan muchas lecciones por enseñarle a Benji así que tráelo pronto a casa, vendré más tarde a traerte algo de comer. —Por eso eres la mejor. Recibí otro fuerte abrazo de su parte el cual correspondí en la misma intensidad llenándome de su perfume, los recuerdos de lo vivido anoche retornaron con vigor y un dulce beso fue depositado en mi mejilla con cariño. —Confiamos en ti, así que confía en que haremos todo lo antes posible para ustedes. —Gracias. Marcus llega entregándome las cajas correspondientes y me da un fuerte abrazo el cual es reforzado con el de Isma y Barb. Era esperanza lo que ellos me daban y tomé tanta como pude de cada uno.
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