86. INESPERADO III

3425 Words
Livi —Será mejor que me expliques bien porque no entiendo nada Marcus. Más bien, no quería entender, porque la sugerencia que había dado fue bastante clara… o eso creo… —Livi… —acunó su mano en mi rostro levantándolo un poco. —¿Qué pensarías de hacer un trío? —Dime que Oz te drogó y te creeré, porque no encuentro otra razón para procesar esa pregunta de tu parte —ladeo una bella sonrisa que me confundió más. —No soy tonto Livi, sé que Oz tiene su encanto y el idiota tiene mucha experiencia. La verdad, le planteé la idea primero a Isma, pero él dijo que no sería capaz al verte del todo como una hermana, además que se acuesta con Bonny, pero Oz es otra historia y ya que pasó ese incidente con ustedes… —¿Y por qué Oz? ¿Por qué no otra persona? —En parte porque confío en él, sé que tiene experiencia, tendrá cuidado contigo y aunque nunca he hecho un trío en mi vida, sí estoy tentado a la curiosidad, así como también sé que tú de alguna u otra forma quedaste con cierta intriga de estar con él, de lo contrario lo habrías alejado ese día. Es cierto que la culpa me carcomía demasiado por lo ocurrido e incluso me tomó un tiempo ver nuevamente a Oz como antes, también sé que no lo amo y a su vez siento que él sí es alguien en quien confío plenamente, pero no sé si esté lista para algo así, menos con dos hombres. —No te obligaré a nada que no quieras, sabes que no soy esa clase de hombre, solo es algo que he pensado desde el año pasado pero no sabía bien cómo abordarlo contigo. —No sé, jamás he estado con otro hombre y por lo que he escuchado de Bonny, no quiero que me lastimen de esa forma. —Nadie te lastimará. Sentí mi corazón detenerse al escuchar a Oz quien ingresa al baño, su traje está desordenado, su camisa a medio abrir y su andar es imponente cargado de una mirada muy… no sé, excitante, atrevida, fría, hay tanto en ella que una palabra no alcanza a describirla, sin embargo, Marcus no parece sorprendido por su llegada, aunque la forma de abrazarme bajo el agua sí se hace más fuerte, no sé si es para calmarme o está un poco nervioso. Oz toma mi copa llenándola nuevamente y bebe en lo que se sienta en el suelo cerca de nosotros. —¿Esto ya lo tenían planeado? —intentaba calmar mis nervios para no delatarme. —Solo una parte, queríamos hacerte sentir cómoda primero —contesta Marcus. —Pero como bien dijo él, no te forzaremos a nada nena, así como tampoco me atrevería a lastimarte, sé bien que tus experiencias con Marc son bastante… suaves, por así decirlo. Comenta con tiento inclinando su cabeza hacia atrás dejándola al borde de la tina y me extiende su mano para que la tome, lo cual hago, a lo que él deja un beso delicadamente en el dorso y mil sensaciones se alojan en mi estómago producto de los nervios ante toda la situación, no sé ni qué pensar al respecto. —¿Acaso… esto es una manera de vengarse por lo que pasó? —quise sonar firme, pero la sola idea casi quiebra mi voz al pensar que Marcus pueda ser esa clase de persona. —Claro que no amor, jamás sería capaz de atentar contra ti, no tengo la mano para algo de ese estilo, esta propuesta es honesta, no quiero vengarme de nada porque no has hecho nada malo, solo quiero experimentar algo contigo. La voz de Marcus sonaba sincera, pero todo era muy confuso para mí. —Es solo una experiencia nena, igual que hice la primera vez de Marc algo memorable, queremos que esta lo sea para ti, solo si tú quieres —comenta Oz siendo bastante comprensivo conmigo. Marcus llegó a contarme hace mucho lo ocurrido, pero esto que me pedían era totalmente diferente… esto… esto es una locura… —Déjame intentarlo y si hay algo que no te gusta, entonces no seguiré haciéndolo, o si en definitiva no deseas continuar, todo finalizará. —Pero yo… no sé, jamás estuve con otra persona y las cosas que me cuenta Bonny suenan un poco salvajes, incluso dijo que al ingresar por… ya saben… es muy doloroso… —aparté mi vista ante la vergüenza tan inmensa que sentía, quería salir corriendo de ese lugar cuanto antes. —Nena… cierra los ojos —increíblemente lo hice, más por vergüenza y porque mi cuerpo no reaccionaba. Sentí que Marcus colocó una venda cubriendo mis ojos, repartió algunos besos con la intención de tranquilizarme pero no funcionaban, de pronto sentí que alguien ingresó en la bañera y mi cuerpo se recogió completamente pegándome al lateral de esta, porque inclusive sentí que perdía la confianza en Marcus, me sentía sola. —Tranquila amor, no te pasará nada malo. Sus manos me llevaron hasta su pecho haciéndome recostar nuevamente en él, el aire no parecía llegar a mis pulmones y mis nervios me carcomían cada vez más rápido. Unos labios se acercaron a mi mejilla, era un roce muy suave, la mano de Oz trazaba un camino en mi rodilla lentamente, como si midiera mis reacciones, como si yo fuese un campo minado ansioso de explotar cuanto antes. Las manos de Marcus abrazaban mi cintura regalándome tranquilidad, diciéndome en ese gesto que todo estaba bien, que podía confiar en él, pero las dudas seguían surgiendo en mi mente. —Sé estoy mal de la cabeza Livi, sé que tienes muchos motivos para desconfiar de mí, pero no quiero lastimarte… no a ti… La manera en que Oz pronunció esas palabras me hizo recordar todo lo que hemos vivido juntos en este tiempo, a su vez que me sentí mal al pensar que quizás sí estaba juzgándolo erróneamente, es cierto que él nunca me ha lastimado porque así lo quisiera, sino como resultado de los días estresantes o las voces en su cabeza cuando lo atormentan en demasía. —Solo dame una oportunidad y si no deseas continuar me detendré —sonó casi una súplica. —¿En verdad… no es por venganza? —No mi diosa, solo es una experiencia que quiero vivir contigo, pero si crees que un completo desconocido sería mejor, entonces podemos buscarlo a tu gusto. Esa sola idea me pareció más aterradora, muchas veces no me sentía segura de mi cuerpo al no ser tan atlética como mi hermana siendo Marc la única persona que me había hecho sentir sensual, incluso en nuestra primera vez me tuvo demasiada paciencia… así como ahora… —No, jamás podría con un desconocido. —Livi, nena, se hará como tú digas. Solté el aire que tenía retenido y tomé impulso de donde no lo tenía. —Está bien, lo intentaré, confiaré en ti Oz… pero por favor… si pido que paren… —Nos detendremos —respondieron al unísono ipso facto. Oz Ella bajó sus manos como si bajara sus defensas, como si en verdad me diera permiso, entonces miré a Marc quien asintió con su cabeza indicándome que continuara. Retorné mis labios a su mejilla acercando mi cuerpo al suyo, todavía se notaba tensa y su cuerpo temblaba sin parar, ante esto, tomé aire profundamente y me sumergí dejando besos en el interior de sus piernas, estas no tardaron en reaccionar abriéndose un poco más y mis labios tomaron los suyos. Su cuerpo se levantó levemente al sentir mi lengua rozar uno a uno sus pliegues, me enfoqué en su clítoris a su vez que introduje mis dedos provocando rápidamente espasmos en sus piernas y en cuanto sentí la necesidad de volver a subir, lo hice arremetiendo una a una sus tetas, subiendo en su escote llenándome de tan exquisitos gemidos que escuché meses atrás, unos que eran provocados esta vez por lo que hacía dentro de ella con mis dedos. Marcus devoraba su cuello a la par que me daba acceso inclinando la cabeza de ella, me señala con tres dedos sus puntos débiles y esta vez voy contra su cuello donde me indicó, otro gemido mucho más ahogado inundó las paredes incrementando mi hombría, su cadera se movía a la vez que yo aceleraba abajo hasta el punto que el m*****o de Marc nos rozó, salí dándole acceso a él para esta vez enfocarme únicamente en su clítoris, su cuerpo explotó en un vaivén candente, subía y bajaba en el agua sacándome una sonrisa al verla tan liberada y me fui contra sus labios embriagándome del sabor del alcohol que abrazaba su lengua. —No te detengas mi diosa —pronunció Marc a ronca voz. Aceleré mis dedos, ella su danza y ambos llegaron a un perfecto orgasmo dejándome satisfecho, pero con mucho deseo de continuar. Ante su jadeante respirar, retiro la venda quedando a solo milímetros del rostro de ella y al caer la tela cruzamos miradas, siendo ahora más intensas que aquella tarde. La besé nuevamente, por un instante creí me rechazaría, pero estaba tan extasiada que se dejó llevar por mi lengua dejando que la arrastrara hasta mí, la alejé de Marc llevándola al otro lado de la bañera, pero mi siguiente paso lo quería en otro lugar, quería apreciar cada centímetro de su piel fuera del agua y las burbujas. Así, tomé su mano arrastrándola nuevamente a la habitación con Marc siguiéndonos detrás, ella tomaba con firmeza las manos de ambos con la mirada perdida en quién sabe dónde, pero se notaba que quería continuar en medio de su casta confusión. Me senté en la cama donde aprecié cada parte de su cuerpo, Marc se alejó tomando el champán y poco a poco lo dejó caer en los hombros de ella tal y como le enseñé, ríos de alcohol bañaron su achocolatada piel y yo cual alcohólico la probé. Me embriagué entre sus voluptuosas tetas las cuales ahora me hacían comprender por qué mi pequeño es fanático de ellas… especialmente con ese tamaño. Ante la respuesta de su cuerpo por las caricias de ambos, di una fuerte nalgada que la hizo soltar un placentero grito agudo que nos endureció a Marc y a mí en el acto. Mi hermano será en un sentimental hasta los cimientos, pero como siempre digo, sexo es sexo y el cuerpo sabe lo que quiere. Tomé una pierna de ella subiéndola a la cama para abrirme campo nuevamente entre ellas, dibujé mentalmente cada línea que adornaba el sur de sus tierras y como un jodido conquistador me apoderé de ellas tras dejar un mordisco en su pierna. Un maldito coro a mi nombre emergió como un volcán embravecido de su garganta, Marc la sostenía de su espalda a la vez que disfrutaba sus senos entre chupadas y mordidas que la hicieron sostenerse de ambos, nos obligaba a permanecer en nuestros respectivos puestos y su cadera volvió a danzar para mí. No mentiré, esto era mucho mejor a lo que había imaginado de ella, su cuerpo era una puta locura y yo ansiaba descubrirlo más, quería sacar la oscuridad en ella con este encuentro. Tomó con fuerza mi cabello guiándome donde más quería atención y en cuanto sus piernas quisieron flaquear, acomodé el condón, di la señal a Marc para que se apartara y la atraje sin piedad enterrándome de un golpe en ella, estaba tan jodidamente estrecha que por poco me hace correr, pero no le daría ese gusto todavía. La dejé moverse libremente aprendiendo su vals y al obtener el ritmo, la seguí llegando a acelerar el movimiento en ambos, tomé una de sus manos para que masturbara a Marc, ella muy obediente lo hizo llegando a introducirlo en su boca sin pena alguna, él viajó al cielo con ella mientras yo me quemaba en el infierno de sus caderas. No le di descanso alguno y aceleré haciéndolos delirar cual efecto dominó hasta que él estuvo a punto de llegar y me detuve. Acomodé a Livi en cuatro sobre la cama, Marc se acostó quedando debajo de ella recibiendo nuevamente un oral y yo me apoderé con ímpetu en su candente coño que vibraba para mí. Embadurné mis dedos con sus fluidos e introduje uno a uno en su trasero preparándolo para el siguiente paso, ella presionaba con fuerza sus paredes queriendo impedirme el paso, pero eso solo me incitaba a continuar con mi hazaña. —Oz… detente… Sé que dije que me detendría, pero reconocería ese vibrato donde sea y sé que no era lo que deseaba, así que masturbé su clítoris haciéndola enloquecer una vez más, continué en paralelo con mi cometido en su trasero y penetraba con firmeza generando la reacción que quería en su cuerpo, la misma de la cual Marc se aprovechó para que ella continuara con su labor en él dejándose llevar por ambos. Una vez se acostumbró a tres dedos, le di la señal a él para que bajara, colocó su condón, yo cambié el mío llegando a rozar con el coño de ella al moverse inocentemente y de no ser porque conozco los riesgos, la habría penetrado sin nada, pero no puedo caer así. Con todo listo la hice bajar de la cama, Marc se levantó y la cargó logrando penetrarla, y yo, ni corto ni perezoso, me aferré de sus tetas ingresando de a poco por detrás, sabía que el grosor era un poco mayor a tres dedos, pero entre los dos la hicimos olvidar de todo. La sostuvimos entre ambos una vez quedó encastrada en su totalidad dejando que se acostumbrara a la sensación, chupamos diversos puntos y al sentir la primera contracción la movimos, ella se aferra de ambos sin saber cómo, era una guerra interna la que batallaba entre librarse de ambos y continuar en la lucha, pero nosotros no nos rendiríamos, así que nos aferramos con todo a medida que la penetrábamos al unísono y yo ensalivaba cada tanto la zona para que no se lastimara más permitiéndonos una mejor sensación con cada empotrada. La segunda gloria de la noche y esta no tenía comparación al saber que pude quitarme estas ganas tan bestiales que tenía reservadas en su nombre, con más práctica sé que ella sería una droga, pero eso es algo que solo disfrutaría el bastardo de Marcus, aunque me doy por bien servido esta noche al disfrutar tan exquisito ser. Marcus No podría estar más complacido al haber estado con Oz haciendo semejante locura, lo mejor de todo es que Livi al final no nos detuvo y logramos disfrutar los tres por igual. Ahora que nos habíamos saciado al unísono, Oz nos dirigió al sofá donde quedó sentado en este, la dejó arrodillada, retiró el preservativo y dejó que ella probara de él, al comienzo no parecía segura, pero él, como si la hipnotizara, tomó su rostro entre sus manos besándola profundamente, la guiaba por el cuello para que ella poco a poco descendiera en su cuerpo hasta quedar en cuatro. Ella besaba el abdomen de él, yo besaba la espalda de ella y una vez tomó el m*****o entre sus manos, me deslicé entre sus piernas sintiendo el calor al máximo en su interior. Livi se veía más una diosa desde esta posición, aunque no más de lo que se veía cuando ambos la cargábamos en el aire mientras la penetrábamos al mismo tiempo, pero aquí, ante su espalda perlada que brillaba para ambos, nos dejamos llevar por todo lo que ella nos despertaba. Oz enredó su cabellera en su mano terminando de desarmar su peinado dejándola ahora más bella al estar al natural, con sus risos volando sin control al igual que su razón siendo su deseo el que se apoderaba de mi diosa de ébano. —Más rápido nena, no pienses, solo hazlo. Pronuncia él provocando una extraña ira en mí que me excita e incita a acelerar, ansiaba desfogar esto que había emergido de la nada… ¿Celos quizás? No sé y poco me importó al sentir que me aprisionaba más entre sus paredes. De por sí Livi era muy estrecha, pero esta vez se siente mucho más, lo que me hizo recordar que fue Oz quien la tomó primero en una zona delicada para ella, la duda surgió en mí al igual que la pasión y salí, lubriqué el orificio a lo que él me dio una sutil señal de que fuese lento, asentí e ingresé despacio dejando que se acostumbrara a mi tamaño. —Marcus… Retrocedí un poco pensando que la había lastimado, pero él negó y movió su mano indicándome que siguiera, volví a ingresar llegando hasta la mitad, estaba nervioso, pero a su vez quería continuar. —Marcus… detente, no más… Oz negó, repitió la señal y continué hasta quedar completamente dentro de ella quien soltó un grito ahogado, él acarició su rostro con una dulce sonrisa dejando un casto beso en sus labios. —Respira lenta y profundamente, ve con su movimiento —ordenó a suave voz. Me moví lento para que ella se acostumbrara y así como él hizo, masturbé su clítoris, se sostuvo con fuerza de las piernas de él y de nuevo contrajo su ser haciéndome enloquecer. Aceleré poco a poco hasta perder la cordura y ambos nos dejamos llevar libremente, me preocupaba ver sangre, pero si él que ya la había visto no dijo nada, es porque no había problema, igual me dijo que eso era normal, lo importante era que la cantidad no se tornara exagerada, ahí la importancia de hacerlo al ritmo de ella. No creí que viviría toda esta locura desenfrenada con ambos, pero no me arrepiento de nada, definitivamente él fue una mejor opción que Isma y cual prometido, la trató bien en todo momento, aunque sin dejar de ser Oz, pues también buscaba su propio placer en medio de este trío sin importarle nada ni nadie. Sin embargo, hubo un momento en que todo se salió de control al ser Livi quien lo tomó inesperadamente sorprendiéndonos a ambos, sin tapujos, introdujo el falo de él en su boca acelerando exquisitamente a la vez que su cuerpo ondeaba fuertemente golpeando su trasero con mi cuerpo, buscando su propio placer entre ambos, desconectándose de la razón para ser ella en su estado más primitivo. Oz y yo debimos sostenernos fuerte de ella ante su implacable accionar, él movía su cadera al igual que yo acelerando el movimiento, fluyendo en una delirante contracorriente que desenfrenó todo y ninguno de los tres tuvo piedad con nada. Esta vez no fuimos delicados, ella encontró su punto de placer y nos fuimos al todo por el todo hasta derramar el deseo en su totalidad. Él tiró su cabeza hacia atrás, yo salí del cuerpo de ella cayendo en su espalda y a su vez Livi cayó en las piernas de Oz quien la acariciaba con una mano en su cabello, una acción que jamás lo vi hacer en ninguna otra mujer. —¿Estás bien? —pregunté un poco nervioso y la vez muy feliz. Ella sonrió avergonzada y asintió regalándome una tierna mirada que sacudió mi vida por completo. —Gracias… a los dos. Nos mira a cada uno y hace que Oz se siente en el suelo junto a nosotros, él deja que se acueste en su pecho, ella me atrae al suyo dejándome descansar entre sus senos intentando recobrar cada uno el aliento. —Es una lástima que solo sea esta vez —comenta él a lo que reímos los tres. —Tenías razón —dice ella al levantar mi rostro para que la vea. —él deja buenos recuerdos de una primera vez. —Cuando quieras estaré a tu entera disposición nena —ronronea en su oído solo para provocarme, pero en vez de enojarme, río. —Mantén tus manos alejadas de ella mientras yo esté lejos o tendrás problemas. —Tranquilo Marc, lo que no hago yo lo hace mi hijo y a él nadie le niega ese privilegio que ella misma le dio ¿Me equivoco nena? —Es el único —responde sin más. —A todas estas… ¿Qué haces con Travis que está tan enganchado a ti? —pregunto provocando un sonrojo en ella. —Jamás lo sabrán —responde maquiavélica dejándonos con otra gran sonrisa que nos hace abrazarla fuerte. Este sin duda es uno de los mejores recuerdos de mi vida.
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