40. ¿KÄTZCHEN O CHESHIRE?

2383 Words
Al día siguiente salimos temprano con rumbo desconocido, pues los hermanos al parecer sí habían preparado algo para hacer en la mañana con nosotros dándole tiempo a ella de pensar un poco más. Al cabo de un tiempo terminamos en el Warner Bros. Studio donde haríamos un tour de Harry Potter, algo que nos dejó completamente desconcertados ya que lo hicieron pensando en que ella lo disfrutaría como una niña común y corriente, pero Ragnar jamás ha sido ni lo uno ni lo otro. —Sé que no tenía nada en mente, pero esto es humillante —murmura un poco molesta. —Míralo de otra forma pequeña, sería como hacer el tour del padrino y de igual forma te gustó leer los libros y ver las películas ¿o ya olvidaste cuando hicimos esas interpretaciones en casa imitando a los de Slytherin? —esquiva su mirada resignada y muerde su labio. Se nota que lo recordó, pero no quiere admitir que la pasamos muy bien. —Solo disfrútalo como todos y si no te gusta podemos irnos antes. Sin decir una palabra más, empezamos el recorrido donde vimos diversas escenografías de la saga, muchas personas estaban felices tomando fotos, haciendo comentarios y demás, pero a ella en cambio se le veía algo incómoda, solo se relajaba cuando encontraba un punto alejado de las personas y daba un respiro de todo. Sé que esta salida pudo disfrutarla mejor de haber sido con menos visitantes, pero eso es algo que los hermanos no sabían. —Creo que debimos preguntarle primero qué tal le parecía la idea —comenta Adler al ver que se aleja de nosotros por enésima vez. —No es la temática lo que le disgusta, sino estar en sitios cerrados con tantas personas a su alrededor. —Tal vez deberíamos irnos, la idea es que podamos divertirnos todos, no que ella se sienta abrumada —comenta resignado. —Bastará con sentarnos en algún lugar apartado y darle algo de comer. Fui a buscarla y la tomé entre mis brazos haciendo que ocultara su rostro en mi cuello para evitar la mirada de todos, luego nos fuimos al área de comida que tenía algunas figuras a escala de un dragón, el hipogrifo y otras más, pero al habernos adelantado a todos el lugar prácticamente se encontraba vacío por el momento. Rápidamente hicimos la orden y nos fuimos a la mesa, los hermanos me ayudaron a llevar las cosas para no soltar a Rag, a quien dejé en mi regazo una vez ocupamos el asiento. En efecto, el habernos alejado y darle algo dulce levantó significativamente su ánimo, de nuevo era mi pequeña y ellos parecieron relajarse un poco al ver de nuevo el sonrojo en sus mejillas. —Disculpa por eso Rag, no sabíamos que te incomodaban esas cosas. —Está bien, tampoco tenían por qué saberlo. —¿Qué te parece si tomamos algunas fotos aquí y regresamos a la ciudad? podemos disfrutar este sector ya que todavía no llega la gente. Ella acepta y después de comer hacemos el recorrido por el lugar, tomamos algunas fotos e incluso una joven nos sacó una a los cuatro donde la organizaban de tal forma, que quedase como un cartel de "Se busca", un recuerdo baste irónico y memorable considerando la vida que llevábamos cada uno y el pasado que nos marcaba. Uno de los guardias de Rag estaba esperando por nosotros en la entrada en una camioneta, la cual tomamos para dirigirnos al centro de Londres y caminar un poco al invernal aire libre junto al Big Ben. Rápidamente ella se relajó al estar al aire libre, lo que me dio una idea para más tarde suponiendo que ella no saliera con alguna locura previamente. —Espero que no te importe, pero quisiera compensar lo ocurrido en los estudios. —No hace falta, ya estoy bien. —Insisto, tengo una reserva en otro lugar, esta vez me aseguré que no hubiese nadie más que nosotros y podrás disfrutar mejor de la vista en Londres. —¿Es un lugar muy alto? —pregunta ella con un dejo de emoción oculta. —Sí ¿por qué? ¿le temes a las alturas? —No. —Excelente —responde Adler más tranquilo. —Ya verás que esto te encantará, es una vista a 360 grados de la ciudad y como dije, solo seremos nosotros. Ella no dijo más, pero el sutil sonrojo y la mordida en su labio me hizo saber que la idea le gustaba bastante. Si hay algo de cual ella guste en demasía son los espacios abiertos con una gran panorámica y considerando el lugar, se me ocurre un punto donde puede ocurrir esta visita. En efecto, tras cruzar el puente Westminster llegamos al London Eye, una noria inmensa que regala una panorámica completa de la ciudad en las alturas y tal como Adler dijo, reservó una cabina completa donde suelen subir hasta veinticinco personas solo para nosotros cuatro. Al comienzo era un poco aburrido, pero a medida que ascendimos ella veía fascinada la vista y al coger mayor altura parecía otra. —Creo que debimos empezar por este lugar y no en el estudio. —Gracias Adler. —No hay nada que agradecer, dije que quería compensar la salida previa y me alegra haber dado en el clavo. Ella se va hacia él, toma su mano para atraerlo hasta ella y deja un beso en su mejilla que hace sonrojar a ambos. —De igual forma te lo agradezco. —Me alegra que te guste Rag. El cómo se miraban ambos era muy profundo y sé que significó mucho para ella que él pensara en hacerla sentir bien, además que es bastante evidente el hecho de que siente algo por ella, bien sea consciente o no de esto, es muy obvio para mí. —Pero esto no cambia el hecho de que no me casaré contigo. Ares y yo nos sorprendimos por esa repentina respuesta de mi pequeña y no tardamos en reírnos a carcajadas por la escena... Mi pequeña es increíble, pero sé que lo hizo para no mostrarse avergonzada frente a nosotros. Fui con ellos en lo que Ares se burlaba de su hermano y tomé a Rag en brazos para hacerla sentir más alta una vez llegamos al punto máximo de altura. —Vengan con nosotros. Los hermanos se acercan quedando Adler junto a ella y Ares de mi lado, entonces ella vuelve a dejar sorpresivamente otro beso en la mejilla de él. —Gracias por la vista —Adler toma su mano besando el dorso muy sonriente. Así, continuamos con un magnífico momento en lo alto de Londres y una vez volvimos a pisar tierra, ordené al chofer que nos llevase a los jardines de Kensington, más exactamente al restaurante The Orangery dónde disfrutaríamos de una buena comida y una bebida caliente para apaciguar el frío. Con nuestra orden entregada y cada uno deleitándose con esta, quedamos entre charlas triviales que nos alegraron bastante, mi pequeña no perdía la oportunidad de molestar a Adler con sus ocurrencias, Ares y yo riéndonos y molestándolo, mas ella manteniendo su semblante vibrante en todo momento. —Cada vez estoy más convencido que tú no eres como Alicia, sino como el gato de Cheshire —comenta Ares. —¿De qué hablas? —Alicia en el país de las maravillas ¿nunca leíste ese libro? —niega con su cabeza. —Entonces deberías, eres idéntica a él. —No puedo creer que me estés comparando con un gato —dice Rag con fingida afección. —No es cualquier gato, es el gato de Cheshire y te pareces mucho más cuando sonríes perversa o traviesa, es más, considerando cómo estamos aquí, hasta parece la escena donde todos toman el té y es bastante fácil identificar quién es cada personaje. La conversación siguió ese flujo donde él le comentaba sobre el libro, sus personajes y demás, ella escuchaba atenta y hacía varias preguntas fingiendo no comprender cómo era posible que alguien escribiera un libro sin sentido, pero eso solo le daba pie para seguir la discusión con ella hasta que nos retiramos del lugar. Creí que en algún punto le confesaría que sí sabía del libro ya que Robert llegó a leérselo muchas veces, de hecho, es uno de sus favoritos, pero supongo que el no hacerlo y haberle mentido le permitió disfrutar más este momento con él. El resto de la tarde disfrutamos de una extensa caminata por muchos lugares más en la ciudad, incluído el jardín de Kensington en el que tuvimos una guerra con bolas de nieve de todos contra todos que la hizo sacar sus mejores dotes estratégicos de guerra, los cuales usó contra tres excelentes contrincantes que no le dimos cabida para la victoria y ya en la noche que estábamos en casa después de la cena, Ares la detuvo antes de retirarnos a nuestras habitaciones. —Rag, esto es para ti —le extiende una bolsa que había ocultado en su abrigo y ella la recibe un tanto extrañada. ¿Qué es? —Un obsequio, Oz nos mencionó que pronto cumplirás años y quizás no podamos vernos, además, quería darte algo especial como agradecimiento por tus atenciones. En efecto lo dije porque sabía que algo se había generado en ellos tres, solo que ella no lograba comprenderlo al no haberlo tenido antes, algo simple y a la vez significativo llamado amistad. Sé que debería contar lo ocurrido con mi ahijado Liam, pero en esta ocasión es diferente. —Gracias ¿puedo abrirlo? —Adelante. Retira el empaque encontrando un libro edición especial de Alicia en el país de las maravillas con una portada en tapa dura, ilustraciones a color, una exquisita encuadernación y varios textos extras del autor además de la segunda parte que es Alicia a través del espejo. En toda la portada también se encontraba una nota pegada junto a un separador de libros en plata con el diseño del sombrero, en esta decía: Para la bella Kätzchen de Cheshire, porque eres la única que puede tener una sonrisa sin un rostro. Con cariño, tu buen amigo Ares. —Gracias Ares —murmuró. Él se acercó dejando una caricia en su mejilla y le sonrió con finura. —Gracias a ti mi querida Kätzchen. —¿Por qué Kätzchen? —Porque eres una gatica traviesa igual que Cheshire, pero más tierna y hermosa y si no te importa te seguiré llamando así de ahora en adelante. Era conmovedor verla en el conflicto interno de querer comprender sus emociones y más cuando se esforzaba por hacerlo, pero lo mejor siempre es recordarle que nada debe ser forzado sino que debe fluir como el agua. —Parece que conseguiste dos buenos amigos mi pequeña —acaricio su cabello a lo que ella me levanta su rostro. —Serían los primeros —murmura sin salir aún de su controversia interna. —¿Cómo que los primeros? ¿Acaso no tienes amigos en la escuela? —pregunta Adler. —Nunca he ido, tomé clases en casa hasta terminar mi primera carrera universitaria y ahora comenzaré otras dos —responde como si nada. Evidentemente ellos quedan sorprendidos al escuchar su parte académica, pero no más que el hecho de saber que es solitaria, lo que me demuestra una vez más que sí le tomaron rápidamente aprecio. —Pero imagino que irás a los parques como cualquier otra niña y ahí conocerás a otros de tu edad y juegas con ellos. —Tengo el cuerpo de una niña, no la mentalidad de una y solo he ido al parque con mi familia, en especial con mis tres hermanos, pero nunca he tenido amigos, ustedes serían los primeros. Adler se acerca a ella quedando a su altura y toma su mano sonriéndole comprensivo. —Creo que de ser así entonces somos doblemente afortunados por no solo tenerte como amiga, sino por ser los primeros, además, yo también tengo un obsequio para ti, es sencillo, pero espero que te guste. Saca de su abrigo una caja pequeña y la abre frente a ella para luego extender una bufanda en colores n***o, verde y plateado, la acomoda en su cuello con un nudo simple el cual deja ver el nombre de ella marcado en letras plateadas en un cabo y en el otro el nombre de Alice. —Así no tendrás frío durante el invierno y nos recordarás cuando salgas con él —esta vez Adler tomó la iniciativa y besó su mejilla provocando un casto sonrojo. —¿Y por qué Alice? —Por tu amplia imaginación, porque eres atrevida, arriesgada, hermosa y una líder nata muy fuerte y valiente, pero además, porque solo tú a diferencia de la Alicia del cuento puedes tener la sonrisa de Cheshire, la locura del sombrerero y sobre todo, porque hiciste posible las maravillas en el país de las Alicias —su sonrojo se intensificó haciéndola ver más hermosa. —Y ya sé que esto tampoco hará que te cases conmigo, pero eso lo veremos cuando seas adulta —guiña un ojo con picardía a lo que ella responde con una mordida en su labio. Ares y yo solo sonreímos esta vez, fue un momento importante en su vida y algo que sé no olvidará nunca. —Señorita Jhonson, disculpe la interrupción, pero su padre está al teléfono y pide hablar con usted de inmediato —comenta la mucama quien interrumpe este bello momento. Ella da un respiro pesado con sus ojos cerrados y estira su cuello dando un suave masaje en el hombro, reflejo por el estrés que le ocasiona este evento con Marc, pero sabe que no podemos postergarlo para este punto, así que toma un semblante severo y opta por atender la llamada en el despacho para hablar en privado con él. —¿Puedes llevar las cosas a la habitación por favor? —asentí en silencio y tomé los obsequios en lo que la veíamos partir al despacho. —Se ve bastante mal por esa llamada ¿Hay algo que podamos hacer para ayudarlos? —Por desgracia no Adler y más bien deberían preocuparse por sus vidas, ahora que Marcus sabe la verdad va a buscarlos a no ser que logremos tranquilizarlo.
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