30. LEALTAD

1954 Words
El plan inicial era viajar a Jukkasjärvi, pero justo este tercer día José (la mano derecha de Ragnar), la llamó por un inconveniente que estaban teniendo, ya llevaba varias horas tratando de solucionarlo sin éxito alguno y se veía bastante disgustada. —Entiende que en este momento no puedo desplazarme solo porque ese imbécil cree que la tiene más grande que cualquiera —contesta con tanta ira que me sorprende un poco. Al verla tan frustrada le hice una señal para que colgara un momento la llamada a lo que ella le indica que lo llamará después y palmeé el sofá para que se sentara a mi lado. —¿A dónde quiere que vayas? —A Londres por un idiota, dejé ese asunto arreglado antes de irme, no sé por qué mierda me quiere allá cuando sabe bien que José es alguien de mi entera confianza. —Dile que iremos hoy mismo para allá y solucionarás ese problema en persona. —No lo haré, hoy viajaremos a Jukkasjärvi y no quiero verle la cara a ese imbécil. —Si no vas las cosas pueden ponerse peor, salgamos de eso lo antes posible y ya que estaremos en Inglaterra podemos visitar a Travis. —No quiero ir Oz, estoy segura que si vuelvo a ver la sonrisa de ese idiota le meteré un tiro en su entrepierna. —Entonces hazlo, pero igual vayamos a solucionarlo y luego nos podemos divertir un rato con Travis, además, conozco un excelente lugar que vende unos postres deliciosos —ella me mira con sus ojos entrecerrados obteniendo su total atención. —¿Qué postres? —Vamos a Londres y podrás averiguarlo. —De acuerdo, pero será mejor que valgan la pena. Acaricio su mejilla y ella se sienta en mi regazo mientras llama a José, le dice que llegaremos en la noche a Londres para que concrete la cita con un tal Oliver y luego llama a Marcus para comentarle lo ocurrido, empacamos lo poco que nos hacía falta y nos dirigimos al hangar. Unas horas después llegamos a Londres, una camioneta blindada nos estaba esperando, subieron nuestras cosas y luego nos trasladamos hasta una casa en el centro de la ciudad. —¿Este lugar es tuyo? —No, solo lo uso para trabajar, le pertenece a un socio de Marcus quien me deja usarlo para reuniones o para hospedarnos cuando venimos, así tenemos mejor ubicación en la ciudad y mayor protección, ya sabes, “larga vida a la reina”. —¿Te aprovechas de su majestad? Eso no se hace pequeña —digo con ironía. —Hay que aprovechar la vigilancia, lo bueno es que tengo algunos de mis hombres en sus tropas. Creo que no nos hospedamos en el Palacio de Buckingham porque ella no gusta de espacios tan grandes. —Bueno ¿y qué haremos con el tal Oliver? —Si quieres puedes esperarme aquí o salir a dar una vuelta en la ciudad, yo me haré cargo de acabar con la descendencia de ese idiota. —Iré contigo y eso no tiene discusión. —Prefiero que no lo hagas, no quiero que él te conozca y vaya por ti o por Travis, así que puedes ocupar el tiempo en algo más, haré lo posible por regresar antes del amanecer. —¿Tanto tiempo? Rag, no creo que sea lo más adecuado. —No tengo otra opción Oz, así que espérame y confía en mí, volveré antes del amanecer. Unos hombres van entrando a la casa y nos saludan, uno de ellos se presenta como José Manrique, la mano derecha de Ragnar y los otros dos son sus escoltas. —José necesito que pongas buena seguridad en este lugar y lo protejan mientras estoy por fuera, quiero que cuiden a Oz como si fuese Marcus o yo ¿entendido? —Sí señorita, ya los hombres están repartidos en el exterior y los carros están preparados para su entera disposición. —Muy bien ¿Oliver concretó la cita? —La está esperando en The Hamptons Bar y solicitó que fuera sola. Ella cierra sus ojos un poco frustrada y respira profundo, algo no me gusta de esa petición. —Está bien iré a prepararme. quiero que te quedes a cargo de Oz y yo me iré con ellos —dice señalando a los otros dos hombres que están con José. —Con todo respeto, pero creo que debería acompañarla, usted sabe lo que opino de ese hombre y más por lo ocurrido la última vez. —Lo sé, pero si me quiere sola y me hizo venir hasta acá con tanta desesperación, entonces será mejor que solucione esto de raíz. Interesante, ella se mantiene muy seria al respecto, pero José está nervioso por el asunto y denoto disgusto en su rostro. La veo alejarse a una de las habitaciones y me quedo en la sala con los tres hombres a quienes les ofrezco un whisky, pero todos niegan pues están en servicio según dicen. ¿Quién lo diría? Leales y firmes, tal vez Elizabeth no sea la única reina en esta zona. —¿Qué ocurrió la última vez con el tal Oliver? —pregunto intentando despejar mis sospechas. —Disculpe señor, pero eso es un asunto de la señorita Jhonson y no me concierne hablar de ello —responde José sin eliminar su angustia ante la situación. —No sé si lo sepas, pero soy su tío y hermano de Marcus y creo que entenderás que si algo le llega a ocurrir a ella, solo bastará con hacer una llamada para que ese hombre esté aquí en menos de lo que te imaginas, así que lo preguntaré por última vez ¿qué ocurrió? Bebí mi whisky en lo que ellos tres se ponen bastante nerviosos al ver mi rostro… Las ventajas de ser un maldito psicópata. —Le pido que por favor no le comente al señor Jhonson, ella ordenó que no le dijéramos nada para evitar problemas entre los bandos —asentí e hice un ademán para que continuara. —Hace unos meses llegamos a Londres para arreglar un inconveniente con Oliver Wilkinson, él solicitó que ella viniese a hacer la negociación en vez del señor Jhonson, pero las cosas se salieron de control. —Explícate —su cuerpo se tensó más y sé que lo próximo que escucharé no me gustará para nada. —El señor Wilkinson usó un coctel muy fuerte de drogas y quiso violarla, al ser tan pequeña, cayó inconsciente unos minutos donde él alcanzó a quitar su ropa, pero ella recobró el conocimiento y logró evitarlo a tiempo. —¿Y en dónde estaban ustedes? ¿no se supone que su trabajo es protegerla? —Ella pidió que saliéramos del lugar junto a los hombres de él, pero en cuanto escuchamos unos ruidos entramos y la encontramos desnuda peleando con él y sus hombres. —¿Y para qué la hizo venir esta vez? —Según dice, quiere ofrecerle una disculpa y cerrar el acuerdo de aquella vez, pero creo que tiene preparado algún plan para conseguir su cometido, por eso no quiero dejarla sola esta vez. Hago una señal para que guarde silencio y ella sale del pasillo arreglada con unos tacones bajos plateados, vestido azul asimétrico hasta la rodilla, hombros caídos semitransparentes, una cartera de mano plateada y labial rosado suave. Admito que se ve muy hermosa y eso me preocupa, más considerando lo que acabo de escuchar. —Por favor señorita Jhonson déjeme ir con usted. —Ya di la orden y no quiero contradicciones en ella, iré a arreglar esto de una vez por todas, así que cuida de Oz, ve que dejo su vida en tus manos José y no quiero errores. —Ragnar... —Nos veremos antes del amanecer Oz, le pediré a Lucy que venga a atenderte para que puedas aprovechar mi ausencia sin problema, hasta entonces. Su tono de voz fue muy frío, pero no más que su mirada, hasta creo que la vi más adulta con esa actitud y ese vestido. Salió rápidamente sin mirar atrás y no fue sino cuando se cerraron las puertas que pude reaccionar, traté de ir tras ella, pero José tomó con fuerza mi brazo para detenerme. —Sé bien quién es usted y cuánto significa para ella, por eso le diré que el tono que ella usó con usted fue para dejar en claro que no quería que la siguiéramos. —¿Piensas que después de lo que me dijiste la dejaré sola? —me suelto bruscamente de su agarre sintiendo la furia correr por mis venas. —Será mejor que lo haga, quizás usted sea su tío, pero si su propio padre no sabe nada de lo ocurrido, entre muchas otras cosas, ¿qué le hace pensar que usted la conoce tan bien? Se supone que soy más que eso, lo de tío no es más que una fachada para todos y ella lo sabe bien, pero que él me diga que no conozco a Ragnar es algo que no toleraré, yo no soy como Marcus. —A mí nadie me va a decir lo que tengo que hacer, si quieres quédate, pero iré por ella porque no voy a permitir que nadie la toque. —No lo entiende, esa vez no vino a Londres para cerrar un acuerdo cualquiera, sino para librarse de él y poder estar tranquila con usted en este viaje, por eso aceptó todas las condiciones que ese sujeto le hizo. Arrojo el vaso contra el suelo y tomo el cuello de su abrigo con fuerza llevándolo hasta la pared. —¿De qué putas condiciones estás hablando? —Le pidió que se vieran en una suite, envió un vestido rojo que ella debía usar esa noche bastante provocativo para alguien de su edad, sus intenciones eran claras desde el comienzo, pero ella igual fue por usted. —¿Por qué por mí? ¿qué tengo que ver en esto? —Él la amenazó con hacerle daño a usted si ella no se presentaba al lugar con ese vestido para cerrar el acuerdo, si ellos firman ese documento, entonces podrán liberarse de todos los negocios con la familia, sino, entrarán en guerra y tanto usted como la familia estarán en peligro. —Entonces le pedirá que se acueste con él a cambio de cerrar el acuerdo —digo más para mí que para él en lo que aflojo mi agarre. —No lo sé, pero sospecho lo mismo, estuve investigándolo y sé que pertenece a una red de pedófilos, son personas con mucho poder en este país. —Tiene que haber alguna forma de evitarlo sin afectar a la familia. —Si usted sabe cómo hacerlo entonces dígame, porque ya pensé todas las opciones y no veo cómo sacarla de ahí sin provocar una guerra, no me importa si ella me saca o me asesina con tal de que esté a salvo. —¿Tan leal le eres? —Daría mi vida por ella señor, ella hizo mucho por mi familia, por mis amigos y por mí, así que será una retribución si logro salvarla dando mi vida. —¿Entonces por qué me dijiste esto si eres tan leal a ella? —Porque ella confía en usted y significa mucho en su vida, afuera hay un ejército dispuesto a velar por su seguridad, así como yo lo haré y ella no hace eso con nadie, ni siquiera con el señor Jhonson lo ha hecho hasta ahora. —Vamos por ella, no sé qué haremos ni cómo lo conseguiremos, pero Londres es mi territorio y no permitiré que las manos de ese infeliz toquen su piel.
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