71. VERANO

1990 Words
Junio Livi Estos meses desde que recibimos el diagnóstico de Benji han sido de muchos cambios para todos en casa, primero, mi abuelo nos dio la increíble noticia de que la iglesia daría su apoyo pagando el seguro de salud, también, con ayuda de la directora del hospital, se dejaría a Benji en la lista de pacientes prioritarios a raíz de una enorme ayuda que mi abuelo le brindó años atrás al hermano de ella, algo que desconocíamos completamente, aunque esto igual es una gran noticia porque ahora el bebé sería el primero en lista cuando se necesitara cualquier tipo de trasplante, transfusión, exámenes más avanzados, entrega inmediata de resultados, entre muchas otras cosas. La verdad es que ni Oz ni yo sabemos qué tanto dijo o hizo mi abuelo, pero es evidente que está muy empeñado en hacer lo que sea con tal de salvar a su nieto, porque así es como lo ve. Siempre creí que mi abuelo era increíble, aunque me sacó completamente de base haciéndome ver que hombres como Samuel Clyde no se encuentran a la vuelta de la esquina y deben ser atesorados, algo que inclusive pienso de Oz pese a toda la locura, arrebatos, carácter difícil y su aire de mujeriego que carga con orgullo, porque sí, Oz es un hombre que vale la pena y haría lo que sea por su familia, por eso la segunda cosa que más deseo en su vida, ya que la primera es que Benji se cure y viva muchos años más, es que pueda conseguir a una mujer que lo ame con todo su ser y lo haga sumamente feliz. Respecto al doctor Diggs, no quise cruzar palabras con él sino hasta hace un mes que fue inevitable, había quedado bastante molesta por la actitud que tuvo aquel día, pero en la conversación que tuvimos mientras atendía a Benji por otro ataque respiratorio que sufrió, me pidió una disculpa y dijo que seguiría haciendo todo lo posible por ayudarnos para que mis palabras se hicieran realidad. En cuanto a mi hermoso niño de ojos azules y mirada coqueta, él ha tenido un par de recaídas, pero con todo lo ocurrido comenzaron un tratamiento intensivo con células madre y TAR, todo esto para fortalecer su sistema inmune, atacar el cáncer sin hacerlo tan invasivo como en el caso de la quimioterapia y también le hacían una vez a la semana terapia con oxígeno, el doctor Renné ha dicho que lo adecuado eran tres sesiones por semana, pero Oz se negó a esto alegando que era muy pequeño y los golpes producidos por Madison en el embarazo lo habían afectado en cierta medida, así que no quería empeorar el desarrollo de Benji con tantas cosas, por ahora lo importante era fortalecer el sistema inmune para que este atacara el cáncer lo mejor posible evitando que se extendiera en su cuerpo. La verdad sigo sin entender cientos de términos médicos que me dice Oz, pero al verme tan perdida en ciertas ocasiones, él suele explicarme de otras formas que son más fáciles de comprender, haciéndome sentir muy orgullosa por todo el empeño que ha puesto para salvar a su hijo, se le nota tanta admiración en la carrera que incluso suelta sonrisas inconscientemente cuando más se emociona con ciertas cosas como es el caso de las cirugías, la manera en que las enfermedades se desarrollan de la nada o incluso con cosas tan insignificantes y cotidianas que llegan a desenlazarlas. En parte es aterrador saber que algo tan simple pueda desencadenar un problema crónico, pero eso no evitaba que lo escuchara atentamente y más con el entusiasmo que mostraba, incluso Benji se quedaba mirándolo sonriente en lo que le seguía el juego cuando Oz hacía ciertas caras o representaciones sobre la cama o la mesa explicándonos miles de cosas. Esos momentos son muy especiales porque se nota cuán maravilloso es el vínculo entre ellos y yo más me enamoraba de estos cuando los acompañaba, lo mejor era cuando hacía una llamada en conjunto con Bonny, Isma y Marc donde les contaba todas estas cosas, anexo a los avances en la salud de Benji. Ellos al comienzo se sintieron muy mal al saber el terrible cuadro de su sobrino, pero dijeron que pronto nos darían una gran sorpresa a todos y por eso se disculparon por no venir para el Spring Break en marzo, así que aquí estamos Benji, mi abuelo y yo preparando todo para su regreso en las vacaciones de verano. En cuanto a mí, logré pasar mis exámenes pese a ausentarme tantas veces para quedarme con Benji, envié mi solicitud a la universidad de Princeton para quedar también con Oz y ayudarle en lo que hiciera falta allá además de todo lo que hago en casa con su hijo, continué con mi idea de estudiar pedagogía para cumplir mis sueños a futuro y una gran ventaja que tenía era la recomendación de los docentes y el director de la escuela al ser una estudiante destacada por varios años consecutivos, los campeonatos en matemáticas que he ganado a nivel interestatal y el tocar piano, una habilidad que aprendí en la iglesia la cual era bien vista por la universidad, solo faltaba esperar por el resultado de los exámenes y saber si logré obtener alguna beca. —Livi no olvides preparar la salsa, te dejé todo en la nevera. —No te preocupes abuelo, mejor encárgate de Benji que yo terminaré lo que haga falta. Siempre nos gustaba turnarnos para pasar tiempo con él, sobre todo a mi abuelo quien se volvía un manojo de felicidad, le encantaba contarle historias a Benji, jugar con él, le enseñaba los colores, los números, salían a explorar en el jardín para incentivarlo a caminar y también le gustaba la hora del baño porque es donde hacían los ejercicios para esto. Es doloroso pensar cuánto afectó Madison a Benji con sus maltratos durante el embarazo, saber que su desarrollo cognitivo y físico se vio atrofiado hasta cierto punto y que esto lo podría retrasar un poco más a comparación de un niño sano, es realmente doloroso, no sé cómo pueden existir mujeres así, lo peor es que Oz le dijo desde el comienzo que se haría cargo de todo, solo debía mantener a salvo al bebé mientras estuviera dentro de ella, no era nada más, no era un imposible… en fin, mejor no sigo pensando en eso o volveré a afectarme con el tema. Cerca de la una escuchamos la puerta abrirse siendo Bonny la primera en llegar, claro que mi abuelo y yo quedamos como un cero a la izquierda porque al primero que buscó fue al príncipe de la casa, ese niño atraería la mirada de cualquier mujer cuando creciera y si se convertía en alguien tan conquistador como Oz, entonces no habrá mujer que se le resista. —Un año por fuera y ya te olvidas de este viejo —reclama mi abuelo. —No seas envidioso que mi sobrino merece toda la atención del mundo y obvio su tía favorita no lo dejará de lado —ella le sonríe a Benji en brazos dándole muchos besos en el cuello que lo hacen reír. —Jovencita ven a saludar a tu abuelo o juro que te castigaré sin darte tu regalo. Frase suficiente para que ella vaya a los brazos de él dándole un fuerte abrazo y un sonoro beso en su mejilla que lo hacen muy feliz, después viene a saludarme y nos quedamos en la sala conversando poniéndonos al día de algunas cosas en la media hora que transcurrió hasta que la puerta volvió a abrirse, siendo esta vez Isma y Marc los que ingresaron con una enorme sonrisa que me contagiaron. Mi abuelo, como si supiera lo que ocurriría, tomó a Benji quien seguía en brazos de mi hermana permitiendo que ambas saliéramos corriendo abrazando a cada uno, era imposible calmar la felicidad tan grande que sentía al ver de nuevo a Marcus, es difícil mantener una relación a distancia especialmente cuando son tantos kilómetros los que nos separan, pero siempre que tenía la oportunidad de verlo la emoción era muy grande demostrando que el amor en ambos se mantenía firme a pesar de todo. —Suficiente par de tórtolos, deja que al menos me salude y luego la sigues besando —reclamó Isma con sus celos de hermano sobreprotector. Me separé de Marc momentáneamente dejando que Isma me alzara en sus brazos seguido de los besos que repartía en mi rostro, a su vez, Bonny también saludaba a Marc muy fraternal aunque era ella quien le daba los besos a él. Esta es una de las cosas que me encanta de nosotros, la confianza que nos tenemos es algo de envidiar para cualquiera y es algo que se desarrolló en el tiempo que vivimos juntos, siempre nos apoyamos, compartimos muchas experiencias y aprendimos bastante de todos, por eso la palabra celos no es algo que exista en esta familia… a excepción de Isma y Bonny cuando veían que estaban con otra persona, pero ya eso es problema de ellos por no querer estar juntos. Al estar por fin reunidos pasamos al comedor para almorzar, Benji estaba entretenido con sus tíos capturando toda la atención como siempre mientras mi abuelo y yo servíamos. Fue una comida muy especial porque a pesar de todo no se hizo mención del diagnóstico, sino que vivíamos cada minuto como si la batalla ya estuviera ganada, pero en mi cabeza sé que no es así al ver que nos hacía falta un integrante muy importante el cual no pudo acompañarnos en todo el día. —Imagino que estás así porque él no vino —Marcus llega al jardín abrazándome por detrás y acomoda su barbilla en mi hombro. —Sí, me habría encantado que estuviéramos todos reunidos. —A nosotros también, pero comprendemos la situación y de igual forma lo veremos en la noche, no te preocupes. —Sí, tienes razón ¿Y dónde quedaron los demás? —Salieron a dar una vuelta así que tenemos la casa para nosotros —murmuró seductor en mi oído dejando una mordida en este. —Creo que estar tanto tiempo a solas con Isma ya te está afectando ¿No será que tienes a alguien en Harvard? Me dio la vuelta para que lo viera con esa dulce sonrisa que ahora se tornaba un poco traviesa, pero con la mirada más dulce que he visto en mi vida. —Livi, jamás tendría ojos para otra mujer que no seas tú, no negaré que Isma ha sido una muy mala influencia en reemplazo de Oz, pero tengo claras mis prioridades —entrecerré mis ojos haciéndome la difícil. —No te creo que no estuvieras con otras mujeres, aunque sea una cerebrito de Harvard debió cautivarte. Una sutil risa salió de él y acercó su rostro al mío provocando una corriente en mi cuerpo al sentir el calor de su aliento en mi cuello y oído. —La única que me cautiva con locura eres tú, así que, con el permiso de la que espero siga siendo mi novia, te tomaré entre mis brazos para hacer todo lo que no he hecho con las “cerebrito” de Harvard. —Disculpa ¿y qué te hace pensar que no sigo siendo tu novia? —pregunté ofendida, desafiante. —No lo sé —se separó de mí haciéndose el desentendido. —Quizás tanto tiempo con Travis y Oz te hicieron olvidarme, sé que él tiene buenas artimañas para calentar el oído de las mujeres y Trav sin duda tiene su propio encanto. —Marcus Jhonson, más te vale que no estés insinuando lo que creo que estás insinuando. —¿Y qué estoy insinuando según usted señorita Clyde? —pregunta tomando de mi cintura cortando por completo nuestra distancia. —No creas que te librarás tan fácilmente de esto.
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