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919 Words
Mientras mas conocia a Sam, mas interensante era, siento que ella en esos momentos era una caja llena de interrogantes, siempre tenia la audacia de hablar mucho pero no demas, asi que yo me enteraba solo de lo que ella queria. Llegue a meterme en gran manera a su vida pero con ese mismo limite imaginario que ella ponia. Las visitas en el colegio se hicieron mas frecuentes, y menos llegaba al salon de mi mama, me quedaba con Sam y al terminar subia con ella. Me atraia su forma de ser y no porque fisicamente no fuera atractiva, porque vamos que Sam, parecia una actriz salida del cine.  Me encantaba su seguridad. Era como si toda la vida se hubiera mentalizado en que ella era lo mas increible y en su punto ha llegado a creerlo, y con justa razon. Me encantaba eso que ella tenia capaz de hacerme un manojo de nervios siempre con sus guiños, con la facilidad de hacer contacto fisico, su mirada, era una mujer unica. Uno de los dias que fui a verla despues de mis clases, recuerdo bien que yo ya habia entrado en cierta confianza con ella, cuando sus alumnos salieron, ella se quedo sentada en su escritorio y y me sente sobre la mesa, ambas rodillas quedaron a un costado de ella y la mire tragar saliva, ¿que se sentiria que le jugaran igual que ella lo hacia conmigo? -¿ Tu eres o te haces?- me pregunto inclinando su cuerpo hacia atras. Levante ambas cejas impresionada por su comentario, de cualquier otra persona me hubiera ofendido, pero ella no lo hacia con ese fin, lo sabia por su tono, mas bajo, y mucho mas sexy, definitivamente. - Tu dimelo- conteste medio encogiendome de hombros. - A mi parecer solo te haces la desentendida. -¿Perdon? - Sabes a que me refiero Dani, sabes todo perfectamente y solo decides ignorarlo y esta bien, peque, es tierno- me dijo y paso su pulgar por mi mejilla. Ademas de distraida, soy muy insegura si no lo habian notado antes, y si no me dicen las cosas lo mas directo posible, es muy probable que no termine de creemelo y mi cabecita se invente otras razones por las cuales debio decir todo lo ultimo. Desvie la mirada y me quede mirando al techo como pensando y es que necesitaba pensar demasiado. Sam sonrio y se levanto para acomodar sus cosas, yo me quede inmovil. Escuche que cerraba lockers y movia cosas pero no me gire a ver. - ¿Ahi piensas quedarte todo el dia?- me pregunto despues de un minuto. - Sam…- comence a decir y gire en mi lugar despacio - ¿Si? Todo o nada, Dani, es todo o nada. - ¿Tu andarias con alguien como yo? Parecio divertirle la pregunta y ladeo su cabeza mirandome fijamente. - ¿Asi como? - ¿Asi de mi edad? - Uff que crei que me dirias que con dientes de conejo y ojitos hermosos- bromeo, quiero creer que bromeo - viendolo asi… no me molestaria. Vaya... - Oh…- alcance a decir bajito, lo suficiente para que ella no escuchara. - Dani, voy un poco de prisa, pero te veo otro dia por aqui, ¿si? - Claro, Sam. - ¿Un consejo rapido?- pregunto y no me dejo responder- no deberias dudar de lo increible que eres, peque, creetelo- sonrio de lado. Se acerco rapido a mi y dejo un beso en mi mejilla para salir por la puerta y no la vi mas ese dia. Recogi mi mochila del fondo del salon y subi a buscar a mi mama. Habian sido unos minutos con demasiado para mi. Cada dia me aseguraba de lo increible que era ella y la suerte que tenia de haberme permitido abrirme las puertas de su vida para colarme de a poquito. Ella era un sueño, la verdad  que si y yo se que quizas piensen que me emociono demasiado rapido y que quizas deberia esperar a conocerla para saber que realmente me gusta, pero cuando uno lo sabe lo sabe, ¿no es asi? Y para ser honesta, creia saber mas que nada que si, Sam me empezaba a volver loca y no en un mal sentido, lo juro, en el sentido mas hermoso que pueda existir. Hacia que me sintiera torpe, que las piernas me temblaban y se me hacia un nudo en la boca del estomago. Desde hace muchisimo tiempo, recuerdo que al estar nerviosa comenzaba a temblar mucho, pero era algo muy evidente, la voz me temblaba y se notaba en mis manos tambien y con Sam justo eso me pasaba, sentia que no podia controlar esos movimientos nerviosos que tanto me molestaban. Pero me encantaba al mismo tiempo la senzacion, como estar en las nubes y solo tenerla a ella en la cabeza, de verdad que no imaginan lo bien que me estaba haciendo sentir esa mujer que sin querer se tropezo en mi vida y le agradecia al destino que asi fuera.  Ojala que haya tropezado en ella para no levantarse de alli. Y ojala, por favor ojala que las cosas se presten para que si bien, ella no pueda ser nada mas de mi, se quedara cerca, porque si, su presencia me hacia bien, me traia paz cuando pensaba que no podria tenerla, me animaba, y me dejaba conocer partes sensibles de mi que no conocia.  Asi es, 17 años y comenzaba recien a darme cuenta de lo que era que alguien realmente te guste y aqui era donde entraba en razon y sabia que nunca antes me habia gustado alguien como con ella. Ni de lejos podria llegar a comparar algo previo con todo lo que estaba sintiendo.  Sam era una avalncha de cosas nuevas para mi y me encantaba.
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