Honey

1551 Words
—Ya vengo—dijo Grace levantándose sin esperar a que Maleny dijera nada, caminó con el pasillo que llevaba a los vestidores, algo dentro de ella la inquietaba y la guiaba a buscar algo, pronto estuvo en los vestidores de los Tiburones, el lugar estaba vacío, pues estaban en el campo de juego, sin embargo, notó que el bolso de Cristopher no estaba, se asomó en la puerta a ver si aún estaba en el lugar pero no lo encontró, caminó hasta la salida suponía que Cristopher solo podía estar en su lugar secreto, corrió disimuladamente para no llamar mucho la atención y que en dicho caso pensaran que iba al baño, llegó a una de las partes de atrás del campus que conectaba al bloque F, bloque diseñado para los alumnos de grados inferiores, subió las escaleras que hasta el tercer piso, no había nadie en los pasillos, al parecer todos estaban en la cancha, ya eran mas de las cinco de la tarde por lo que los profesores tampoco estaban, avanzaba agotadamente por el tercer piso pensando en si lo que estaba haciendo era lo correcto, pues ni ella misma le encontraba sentido, después de unos minutos llegó a una pequeña escalera que la condujo a una azotea, el aire chocó contra su delicado rostro, causándole unas pequeñas cosquillas, si a Maleny le encantaba la lluvia a ella le gustaba la brisa del verano, caminó despacio hasta el centro, disfrutando del lugar, por un momento se olvido de por qué estaba allí, en realidad nunca lo supo, simplemente se dejo llevar, llegó hasta la baranda, desde allí se podía ver gran parte de la escuela, incluyendo la cancha, se veía mucha gente en la tribuna, realmente parecían hormigas de lejos, su vista fue interrumpida por un sonido que le causó curiosidad, se acercó y encontró un pequeño gatito blanco que corría detrás de unas cajas, que hacían las veces de una pequeña casita —Honey, vuelve—escuchó Grace, quedando impactada al ver a quien tenía al frente. —Cris-Cristopher—soltó después de un momento. Él la detalló por un momento, pensaba que no era real —Seguro estoy soñando—dijo en voz alta —¿Qué dices? —preguntó Grace un poco confusa Cristopher la miró de nuevo, ella si estaba allí—¿Qué haces aquí? —soltó frio —¿Yo?, yo, eh… nada, solo pasaba por aquí —Bien, supongo que ya puedes irte —¿Disculpa? —Lo que oíste —¿Por qué lo haría? Puedo estar en donde me parezca —Este lugar está ocupado como puedes ver —También es mi lugar —dijo un poco molesta —¿Según quién? —Según tú —Tú abandonaste este lugar hace mucho y jamás volviste —Fuiste tú quien rompió su promesa y me echó —No te eché —Lo hiciste, indirectamente, pero lo hiciste —Igual, jamás viniste ¿por qué estás aquí Grace? —Solo necesitaba aire—dijo indiferente —Quiero que te vayas —Todos queremos cosas, lastima que no las tenemos —No estoy para tus juegos Grace—dijo severo —Ni yo para los tuyos—lo retó —Entonces vete —¿Por qué tú lo dices? — dijo sarcástica —Eso es suficiente —Ah, sí, cierto que lo manejas todo a tu antojo—rodo sus ojos y se movió hasta la baranda de nuevo —No perteneces aquí —Este lugar también es mío, te recuerdo que lo descubrimos juntos —Eso no importa —A ti no te importa nada, no es necesario que me lo recuerdes —Vete —Ya te dije que no me iré, si te gusta bien y si no también, no me importa lo que hagas —Eso lo tengo presente—soltó en un susurro —¿Qué? —Nada, quiero que te vayas —¿Por qué no eres un hombre y hablas claro? —dijo molesta  —Soy un hombre y lo sabes muy bien —¿Sí? —se burló—. Yo solo veo a un niño de papi —Cállate, Grace— dijo impaciente —No me voy a callar, estoy cansada de cargar con esto, solo porque tú jamás me diste la oportunidad de hablar—dijo airada —Grace, no sigas —No, ya te dije que no—Cristopher se acercó a ella—. Te odio, te odio, te odio—decía mientras le daba puños al pecho del chico que trataba de detenerla —Lo sé, no sigas, por favor…—rogó—. No vale la pena, no tiene sentido    —Me alejaste—lloró—. Me sacaste de este lugar y de tu vida, ¿Sabes cuánto me dolió? ¿Lo sabes? —… —No lo sabes, nunca te importó, no te importa—siguió entre lagrimas —No sigas Grace, esto te hace daño —Quiero ser un robot sin sentimientos como tú, enséñame a ser como tú—sollozó en el pecho de Cristopher Nada salió de la boca del chico ‘también me duele, también me daña’ gritaba en su mente —Debes parar—soltó finalmente alejándose un poco de Grace—. Cálmate un poco ¿sí? —expresó cálidamente limpiándole las lágrimas, ella trató de calmarse poco a poco —Lo siento… no quise —No pasa nada, tranquila, creo que podemos dejar nuestras diferencias por un rato—le sonrió —Vale—expresó ella mirando al horizonte, apenada. —¿Me dirás que haces aquí? —cuestionó esta vez de forma amable   —Siendo sincera ni yo lo sé—se rio—. Solo llegué hasta aquí ¿y tú? —Quería estar solo —Algunas cosas no cambian, supongo —Sí, aunque también vine por Honey —¿Honey? —Sí —Que nombre mas dulce —Como tú Grace se sorprendió un poco—Sí, claro—soltó sarcástica restándole importancia. —¿Dónde está? —Escondido, está peque así que le dan miedo algunas cosas —¿Cómo está aquí? —Lo encontré hace algunos días mientras iba saliendo de la escuela, espérame te lo presentaré—dijo dirigiéndose a la casucha que Grace visualizó cuando entró, después de un minuto Cristopher traía en sus manos, a un pequeño gatito blanco—. Aquí está, Honey, ella es Grace—le dijo al gatito señalándola —Es adorable —Lo es —Es tan pequeño, parece de mentira—dijo acariciando la cabecita del felino    —Toma—Cristopher se lo entregó, Grace lo tomó con cuidado de no lastimarlo ni soltarlo —Hola, bonito—lo acarició—. Eres una preciosura— el gatito cerró sus ojitos y saco un poco su lengua adorablemente —Le agradas—dijo Cristopher mirando con atención el momento —Me encanta—expresó entusiasmada Grace—. ¿Por qué está aquí? —Sabes que en casa no aceptan mascotas —¿Ya preguntaste? —No, pero sé como son—Grace guardó silencio—. Si quieres puedes quedártelo, considéralo un regalo —¿De verdad? —cuestionó ella sorprendida —Sí, sabes que no juego cuando hablo—dijo serio —Déjame pensarlo ¿sí? —Solo no tardes tanto, no tengo tiempo para cuidarlo así que es probable que lo lleve a un resguardo —Creí que lo cuidarías   —Ya te lo dije, no tengo mucho tiempo —Yo… yo puedo venir a cuidarlo mientras no estés —¿Segura? —cuestionó—. No quiero darte una carga —No, si podré, no es una carga no te preocupes, solo serán unos días luego me lo llevaré a casa —Recuerda que Honey ahora es tuyo—afirmó—. Pero no olvides que soy su padre — Un padre que ni siquiera quiere cuidarlo—soltó sarcástica Cristopher se rio, se divertía mirando la cara refunfuñona de Grace, se veía adorable, rápidamente negó con la cabeza, no estaba para cosas cursis, pero no podía engañarse así mismo, ella sacaba lo mas dulce y tierno de su ser—No dije eso—se excusó —Eso diste a entender —Solo no estaré en la escuela por unos días—eso llamó la atención de Grace, pero no quiso preguntar —Vale, no importa —Entonces ¿vendrás? — ¿No me escuchaste? Ya dije que sí—respondió ella irritada —Bien —Bueno—dijo entregándole el gatito a Cristopher—. Ya me voy —¿Ya? —cuestionó él tratando de retenerla un poco más —Sí—se acercó a él y tocó la cabeza del gato—. Nos vemos Honey, cuídate ¿sí? —¿Cuándo vendrás? —Lo antes posible, cuando me digas que no estarás, me avisas —Bien —Me escribes entonces o no sé —¿Sigues con el mismo número? —¿Por qué no lo haría? —Bien —Okay, que pases bien—dijo atropelladamente y se fue. Cristopher se quedo sonriente con Honey entre sus brazos, sin esperarlo Grace le había alegrado la tarde, como hace mucho nadie lo hacia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD