**STERLING** Vi cómo tragaba saliva, cómo sus pupilas se dilataban ligeramente. —Arrogante hasta el final. —Realista —la corregí—. Nos vemos pronto, preciosa. Corté la llamada antes de que pudiera responder. Era importante dejarla con esa sensación de anticipación, con esa mezcla de nervios y excitación que la mantendría pensando en mí cada minuto hasta que tocara su puerta. Me levanté y caminé hacia el ventanal de mi oficina, observando la ciudad que había conquistado década tras década. Allá afuera, en algún punto de ese horizonte, Seraphina estaba en nuestro apartamento, esperándome. Mi hijo podía estar furioso todo lo que quisiera. El mundo podía juzgarme si se atrevía. Pero esa noche, en ese santuario que había construido específicamente para nosotros, yo iba a recordarle exac

