**SERAPHINA** Me sentí tan excitada que ya no podía pensar en nada, mucho menos en mi dignidad ni en la decencia que tanto defendía. Mi corazón latía con fuerza, como si quisiera escapar de mi pecho, y el calor subía por mi piel, encendiendo cada rincón de mi ser. —¿Qué haces? —indagué, mi voz apenas un jadeo entrecortado, mientras mis manos temblaban ligeramente, incapaces de decidir si retroceder o rendirse al momento. Sonrió, sus ojos brillando en la penumbra—. Pronto, mi amor. Pronto lo sabrás. Me llevó al borde del éxtasis una y otra vez, retirándose justo cuando estaba a punto de caer. Era una tortura deliciosa, una danza de deseo y negación. Finalmente, cuando pensé que no podía soportarlo más, Sterling se hundió en mí, llenándome por completo. Grité, el placer explotando en m

