**SERAPHINA** Thayer se acercó de nuevo, tomó mis hombros y me obligó a mirarlo. Sus ojos eran la tormenta perfecta: azules, intensos, pidiendo la verdad a gritos. —Seraphina. Mírame. Mi padre no es un hombre que pierda el tiempo con “sugerencias”. Si te ha amenazado o te ha coaccionado, dímelo. Porque si esa es su manera de intentar separarnos, voy a… —¡No! —Lo corté, la palabra, un graznido de pánico—. No me ha amenazado, Thayer. Simplemente, A lo mejor no le gusto, ¿vale? No le gusto para ti. Es un padre sobreprotector y cree que no soy lo suficientemente buena. ¿Puedes culparlo? Acabamos de conocernos, estamos en su yate, y lo primero que ve es esto. Me has puesto en una situación complicada, eso es todo. No le des más importancia. Lo abracé, enterrando mi rostro en su pecho, ro

