**SERAPHINA**
El corazón me latía tan fuerte que tenía miedo de que el propio Thayer, a tan poca distancia, pudiera oír la taquicardia, pudiera sentir las vibraciones de mi terror atravesando la pared. Cerré los ojos con fuerza, deseando desaparecer, deseando que esto fuera una pesadilla de la que pudiera despertar.
—¿Estás bien? —preguntó Thayer, y su voz sonaba… dudosa. No convencida del todo. Había algo en su tono que me heló la sangre, una suspicacia apenas perceptible. Sus pasos se acercaron un poco más, y juraría por mi vida que escuché el leve roce de su mano contra la madera de la puerta, sus dedos tanteando. Estaba a punto de tocar el pomo. Estaba a segundos de abrir.
Sterling, con una lentitud tortuosa, finalmente me soltó. Retrocedió un poco, sus ojos aún clavados en los míos
