Capítulo 2

1605 Words
Cuando llego a la cafetería ya pasan 15 minutos de las 8. Por suerte, Gil ha decidido ser responsable y ya se encuentra poniéndola en orden y asegurándose que la comida se encuentra en perfecto estado para ser servida. -Hola Gil-Le saludo cuando llego. -Hey-Dice este sin levantar la cabeza de la comida que sigue revisando. - ¿Qué tal ayer? -Me pregunta supongo que haciendo referencia al combate. -Gané -­Le contesto haciendo los cálculos del dinero que ganamos ayer con la caja, cosa que debimos haber hecho ayer y que si Lara se enterará de que dejamos el dinero nos mata. Básicamente, porque si desaparece este dinero, nosotros dos tendríamos que hacernos cargo de las pérdidas que eso supondría y no estoy yo exactamente para ir pagando dinero. - ¡Vaya! ¡Que sorpresa! -Ironiza. - ¡Ay, Dios! ¿Allí no se supone que debería estar tu nariz? -Ruedo los ojos sin si quiera molestarme en mirarlo-Deberías ir a que te la miren hermano. Se ve realmente mal -Lo sé. -Suspiro. - Iré cuando termine el turno. -Le contesto- ¿Se ve muy mal? -Le pregunto. El solo roce me duele muchísimo. -Está horrible-No sé si está exagerando o si está siendo sincero, pero no me molesto en preguntar tampoco. A las 9 abrimos la cafetería y esa mañana está mucho más concurrida que de costumbre. Cómo se nota que es viernes.  A la hora de cerrar al medio día, Lara viene para buscar las llaves, lo que significa que vendrá ella a cerrar por la noche y que hoy no nos podemos permitir ser tan descuidados como ayer. También nos dice que tenemos fiesta los próximos dos días, lo que a decir verdad agradezco mucho y merecemos teniendo en cuenta que venimos de cubrir durante dos semanas a varios compañeros. Durante la tarde hay muchísima gente y muchísimo más trabajo que por la mañana. Como está Lara, Gil y yo no podemos turnarnos los sitios como solemos hacer. Gracias a dios, tengo la suerte de que me ha tocado detrás de barra. Lo siento mucho por Gil, porque lidiar con los universitarios y demás es una verdadera odisea, pero es lo que hay. Muchas veces me toca a mi e incluso le he llegado a cambiar el puesto en cuanto no me tocaba porque, aunque no lo parezca, tengo mucha más paciencia que él. Y, además intimido más que él, la verdad. -Perdona-Oigo la voz de una chica, lo que me hace bajarme de la nube en la que ando sumido. Es la chica del libro. Por primera vez la miro, o más bien la analizo. Tiene unos ojos azules preciosos y una mirada muy intensa escondida bajo una extrema tímidez. Tiene pecas alrededor de la nariz, lo que le da un aire muy inocente y tierno. Tiene el pelo rojizo, recogido en un moño descuidado pero que le queda muy bien. Es la primera vez que la veo así de frente ya que siempre está escondida en algún libro, y casi nunca me mira directamente a la cara. Pero ahora que si me mira, puedo deciros que es preciosa. –Yo… -Tartamudea. - Yo he pedido un té de frutos del bosque. -Me dice. Es lo que pide siempre me digo mentalmente. Pasan muchos clientes por la cafetería al largo del día, y de la semana. Y mucho de ellos recurrentes. Sin embargo, de muy pocos me acuerdo de sus pedidos. La miro fijamente y sé que eso la está intimidando. - Y… Esto no es un té de frutos del bosque. –Termina su frase. Seguramente Gil se habrá equivocado. Con tanta gente que atender es muy normal que nos olvidemos o equivoquemos a veces, así que no le voy a reprochar nada. Suficientemente estresado anda trabajando bajo la mirada de Lara como para que yo lo estrese todavía más. -Ahora te lo cambio. -Le digo sin más. Cojo el té, lo tiro ya que no se lo puedo poner a otro cliente y le preparo otro. Cuando me giro para darle el nuevo y correcto té esta se encuentra de espaldas a mi mirando hacia la mesa en donde siempre se sienta, dónde su amiga se halla haciéndole un gesto de aprobación con los dedos. Cuando esta me ve rápidamente hace ver que lee un libro y la chica del mostrador también dándose cuenta de mi mirada se gira y me mira completamente roja. El rojo en su piel se intensifica por la palidez de su piel e intento con todas mis fuerzas evitar reírme, pero una leve risa se me escapa sin poder controlarlo -Toma, un té de frutos del bosque sin azúcar-Le doy repitiendo lo que siempre pide. Esta me mira notablemente sorprendida supongo que porque me acuerde de lo que pide. Pero es imposible olvidarme teniendo en cuenta que lleva viniendo de lunes a viernes, casi sin falta, desde hace 1 año. Siempre de las primeras en llegar y de las últimas en irse. -Gra.. gra.. gracias-Me pregunto mentalmente si es tartamuda de verdad o está nerviosa por mi presencia. -De nada. -Le guiño el ojo con una sonrisa. Esta abre los ojos alucinando y no puedo evitar volver a reírme. La pobre chica se da vuelta con rapidez, tanta que casi choca con Gil quién la esquiva ágilmente La chica prácticamente corre a la mesa en dónde su amiga niega con la cabeza como gesto de desaprobación. Me pregunto que estará pasando entre estas dos. - ¿Qué le has hecho a la pobre chica? Seguro que tu narizota la ha asustado. O tu carácter de mierda. O la cara de… -Gil-Lo interrumpo perdiendo el poco buen humor que esta chica me había provocado. -Cállate y sigue sirviendo que suficiente faena tienes. Y no te equivoques más ya han venido 3 personas quejándose-Le advierto. -Malditos universitarios. -Se queja. -Quiero que termine ya el puto día. -Se queja cogiendo otra orden y dirigiéndose a la mesa pertinente. Yo también quiero que termine ya el día. En cuando nuestro deseo se cumple y por fin los últimos clientes que quedan por allí se largan doy un suspiro. Recogemos un poco con ayuda de Lara y esta que parece tener un poco de compasión, nos dice que ya nos podemos ir que ella terminará lo que queda y se encargará de cerrar. Lo agradezco en sobremanera porque necesito ir al médico ya antes que muera por sobredosis de analgésicos.   No me siento ni con ánimos ni con ganas de ir andando así que me dirijo a la parada de autobus que hay cerca de la cafetería. Antes de llegar, reconozco a alguien allí. A la chica del libro. Esta se encuentra sentada, escuchando música con los auriculares y mirando en dirección contraria a mí, por lo que no me ve. Me siento a su lado sin decir nada ya que obviamente no me va a oír y cojo mi móvil para distraerme mientras nos llega el bus. No tengo amigos así que obviamente no tengo muchos mensajes. De hecho, solo tengo uno de Logan que me envía el cartel del mini torneo. Suspiro volviendo a guardar el móvil en el bolsillo de mis tejanos. Lo último que me apetece ahora mismo es pensar en boxear. Tiro la cabeza hacia atrás apretando el puño con fuerza. La nariz me duele muchísimo, pero me he tomado el último analgésico hace un par de horas, y siendo que ya me he tomado más de 8 pastillas, sé de sobra que no debo tomarme más. Cierro los ojos y suspiro antes de ladear la cabeza y mirar a la chica que he notado que me está mirando fijamente desde hace un rato. La miro sin decir nada durante apenas 10 segundos, que es lo que tarda en reaccionar y apartar la mirada de mí. Río negando y vuelvo a mirar hacia arriba. Segundos después oigo como llega el autobús. En menos de 15 minutos veo la parada que hay enfrente del hospital y me bajo en ella. Urgencias de noche no está muy concurrido, lo que agradezco mucho, a decir verdad. - ¿Levi Tyson? -Me pregunta la doctora entrando a la consulta. -Si-Asiento. Esta me mira fijamente con detenimiento. Y me pregunto qué demonios le pasa hoy a la gente que no para de mirarme. -Oye, puedes curarme la nariz, ¿por favor? Me duele mucho- Intento decir con el máximo de educación posible aun que es lo último que me apetece ser. -Sí, lo siento mucho-Se disculpa. -¿Que te ha pasado?-Pregunta con profesionalidad. -Me duele la nariz-Contesto a mi manera. - ¿Cómo te lo has hecho?-Insiste con paciencia. -Boxeando-Respondo sin muchas ganas. -Está fracturada-Dice mirando la radiografía. -¿Es la primera vez que te la fracturas?-Pregunta mirándome. -Si. -Respondo. -Bien. No parece que requiera operación. -Me explica lo que deberé hacer para curarla y me dice que deberé hacer reposo durante 3, 4 semanas. Asiento sin más. -Tienes la presión levemente elevada-Me dice haciéndome un chequeo rutinario. - ¿Algún antecedente de hipertensión en tu familia? -Me pregunta. -No tengo ni idea-Respondo con sinceridad. -Bien-Se aclara esta la voz. ¿Pero a esta que le pasa? Parece que le incomode mi presencia. -Ahora vendrán a hacerte un análisis de sangre para ver que todo vaya bien contigo. Te enviaran los resultados a casa. Es la que figura aquí. –Me dice la dirección de mis abuelos. Niego y le digo mi nueva dirección. En cuanto termina de darme indicaciones me largo de allí. Hoy está siendo un día de locos. Vuelvo a la parada de bus y cojo el que me dejará en la parada que hay muy cerca de mi casa. Cuando llego a esta son cerca de las 12. Estoy cansado, así que simplemente me desvisto y me voy a dormir. Mañana ya haré todo lo que tenga que hacer.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD