Capítulo 3

1868 Words
Cuando me levanto son las 2 del mediodía. Y no me extraña para nada que haya dormido tanto la verdad. El cansancio que llevaba acumulado de las últimas es demasiado. Me levanto y lo primero que hago es darme una larga ducha. La nariz me sigue doliendo muchísimo pero no se ve tan mal. Me visto y empiezo con los quehaceres. Abro las ventanas para que la casa ventile, recojo la ropa que hay tirada por la habitación y pongo la lavadora. Friego el suelo, el lavabo y los platos y cuando he dejado el pequeño habitáculo al que llamo casa recogido me dirijo a hacer la compra. No se ni me gusta cocinar, así que lo que compro es muy básico. Huevos, pasta, arroz y mucha comida preparada. En cuando vuelvo dejo la comida a cada lugar y saco la ropa de la lavadora para tenderla. Cuando termino me siento en el sofá viejo que hay en el mini salón. Mi casa consiste en una habitación, un baño y un salón cocina. No hay más, ni lo necesito. Oigo que suena el timbre y me levanto con muchísimo pesar, sé que es mi casero John. Básicamente porque solo él y Gil vienen a mi casa, y Gil no creo que sea. Pero para mi sorpresa no es ninguno de ellos dos. Es un agente de policía. -Buenos días. ¿Levi Tyson? -Pregunta totalmente serio. Y me pregunto qué coño he hecho ahora. Hace mucho tiempo que estoy limpio y alejado de toda la mierda. -Si-Asiento con firmeza. -Soy Seth Sullivan. -Se presenta. ¿Desde cuando los agentes de policía dicen su nombre completo? Y me pregunto si he visto antes a este policía, porque me suena mucho su cara. Me resulta muy familiar –¿Ayer estuviste en el Hospital General Washington por la tarde? -Me pregunta -No-Niego. -Por la noche-Corrijo. - ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? -Pregunto con demasiada desconfianza. -Estas son las pruebas de sangre que te hiciste ayer. -Me da un sobre blanco. -¿Desde cuándo la policía viene a repartir resultados médicos? ¿Ahora además de corruptos también sois repartidores o qué? -Pregunto con burla. Aunque a decir verdad sigo sin entender qué demonios está pasando aquí. -Este es un caso puntual-Me responde este con simpleza, sin tomar muy en cuenta el comentario despectivo. -Genial, ¿eso es todo? -Pregunto con ganas de acabar con esta conversación que me tiene totalmente desconcertado. El agente me mira durante unos segundos antes de negar con la cabeza. -No, eso no es todo. -Dice finalmente. -También hay esto. -Me entrega otro sobre. Lo miro con detenimiento, alternando la mirada entre él y el sobre que hay entre sus manos. -Ábrelo, por favor-Me pide con un ápice de súplica. Lo abro sin prisa, aunque muy curioso y desconfiado. Leo lo que pone en el papel. Paciente 1 Levi Tyson. Paciente 2 Seth Sullivan. Compatibilidad 96,7% Estas palabras se encuentran en negrita por lo que es lo que llama mi atención. - ¿Qué mierda significa esto? -Pregunto empezando a cabrearme. Este se queda callado intentando encontrar las palabras hasta que finalmente me responde. -Soy tu padre Levi-Me mira fijamente. -¿Es esto una puta broma? -Le digo con muchísima molestia y alzando mi voz. Sin pensarlo dos veces, ni siquiera sé si lo llego a pensar, pero mi mano toma fuerza y le suelta un puñetazo que, aunque él ha tenido el autoreflejo de apartarse, mi puño ha sido más rápido. Ver que sangre sale de su ceja me hace sentir satisfacción. -j***r Levi-Gruñe. Llevándose la mano a la ceja. Quiero que deje de decir mi nombre, me da mucha rabia. – Podría detenerte por esto. -Largo de mi casa. Me da igual que seas policía, si tengo que partirte la cara lo haré. -Le advierto.- No me está haciendo ninguna gracia esta puta broma.-Sigo escéptico -No es ninguna broma. Soy tu padre. -Dice recuperando la paciencia. -¡Deja de repetir que eres mi puto padre! No he tenido un padre en toda mi vida, y no lo voy a tener ahora. -Le digo cerrando la puerta en su cara con mucha molestia. ¿Quién coño se cree que es este hombre para venir a mi casa y decirme que es mi padre? - ¡Levi, por favor hablemos! -Toca la puerta. - ¡NO TENGO NADA DE QUÉ HABLAR! -Le grito con rabia. -Al menos escúchame, escucha mi versión, cómo he llegado a ti y porque no he venido antes a buscarte. Por favor. -Me pide y por un momento siento curiosidad, pero rápidamente se disipa. -Lárgate de mi casa o llamo a la policía-Me siento inútil en cuanto estas palabras salen de mi boca. Él es la policía. -Mira, sé que estas en shock, así que te dejaré espacio. Te dejo mi número aquí. Llámame cuando estés listo para hablar. -Me dice y veo como pasa una tarjeta por debajo de la puerta. No me molesto en contestar ni me muevo de dónde estoy. Siento sus pasos alejarse y por la ventana veo un coche de policías irse. Qué demonios está pasando en mi vida. Por qué no puedo tener un poco de paz. Un padre y encima policía. Lo que me faltaba. Ni de coña. Me saco esta idea de la cabeza y me obligo a olvidarme de lo que acaba de pasar. Nunca he tenido padre ni lo necesito. Estoy bien como estoy. Solo. *** El resto del día lo paso haciendo ejercicio y por la noche salgo a tomar algo con Gil. Se me pasa por la cabeza contarle del episodio vivido, pero lo saco de mi cabeza. Si quiero olvidarme lo mejor es que lo saque de mi cabeza. Al día siguiente tampoco hago gran cosa. Entreno, miro alguna película y con eso pasa mi día. Cuando oigo la alarma siento la tentación de partirla, pero hoy cobro así que no puedo faltar al trabajo. Llego puntual, incluso antes que Gil lo que sorprende incluso a Lara que me saluda con un Buenos días. -Hola-Le contesto. - Cuando Gil llegue pasaros por mi despacho y os pago. -Asiento en su dirección viendo cómo se va. Gil llega pocos minutos después y antes siquiera de que deje sus cosas le obligo a que vayamos por nuestra paga. Hoy tenemos una mañana muy tranquila, con menos clientes que de costumbre hay los lunes. Por la tarde, hay la misma clientela de siempre y los mismos clientes de siempre. Excepto la chica del libro. Siempre suele llegar sobre las 5 de la tarde, pero ya son las 6 y todavía no hay rastro de ella, lo que me extraña mucho. Hace tiempo que la veo, sin embargo, es ahora cuando empiezo a tener curiosidad por ella. -Disfruta de los pocos minutos de tranquilidad que te queda. En muy poco rato llegara tu tormento del día. -Hace referencia a los universitarios. Hoy me toca a mí servir ya Gil tras la barra. -Cállate imbécil. -Ruedo los ojos. -Mira, una chica por allí-Señala a la mesa en donde siempre se sienta la chica del libro, la cual parece acabar de llegar. Un extraño sentimiento de alivio me recorre, pero pronto se disipa. Pero que digo, si no sé quién es. Ni siquiera se su nombre. -Hola-Saludo en cuanto llego a su mesa. Esta ni contesta ni levanta la cabeza. Está tensa, lo noto y también percibo el tono rojizo de su rostro. - ¿Un té de frutas del bosque? -Pregunto divertido. Esta asiente sin levantar la cabeza del libro. Sin decir nada más, me largo de allí. Esta chica es un misterio. -Un té de frutas del bosque-Le digo a Gil. Este me mira con el ceño fruncido, pero no dice nada. En cuanto me lo da se lo llevo a la chica la cual me mira de soslayo y se vuelve a poner roja. Esta vez no puedo evitar reír por lo bajo. -Aquí tienes. -Se lo dejo enfrente. -Gracias-Dice por lo bajo. Tan bajo que casi ni lo escucho. - ¿A qué se debe esta sonrisa? -Gil me mira como si tuviera dos cabezas. -Esa chica, me hace gracia. -Le explico la situación ayer en el autobús y cómo ha reaccionado ahora. Gil rompe en carcajadas llamando la atención de alguna persona y la de Lara que nos fulmina con la mirada. -Oye Levi, pues la reacción de la chica me parece de lo más normal. A mí al principio también me dabas mucho miedo. Impones mucho. -Gil dice entre risas. -Y das mucho miedo, siempre con esa cara de stoneman. -Hace muecas con la cara que, aunque no quiera me hacen reír. -Eres imbécil-Niego con la cabeza. -Hay algo más-Digo entre suspiros tras meditarlo varias veces. - ¿Es lo que te ha distraído durante todo el día? -Pregunto. No soy una persona que muestre mucho de sí, no soy nada expresivo ni con mis facciones, ni con gestos ni con palabras. Pero Gil, a pesar del relativo poco tiempo que nos conocemos me conoce mejor que nadie. -Si-No me molesto en negarlo. -Ayer me pasó algo. -Empiezo haciéndome a un lado mientras los dos chicos que siempre suelen estar estudiando pagan. -Se presentó un policía en mi casa, con una prueba de paternidad alegando que era mi padre-Le suelto sin más, sin preparación del terreno ni anestesia. Gil abre los ojos sin acabar de creer lo que le acabo de decir y sin saber que contestarme. - ¿Cómo sabías que era policía? -Es lo primero que pregunta. -Gil, ¿enserio? - Pregunto resoplando. - ¿De lo que te he dicho eso es lo que te ha picado la curiosidad? -Por partes tío. Todavía estoy asimilando-Se defiende. -Iba de uniforme Gil, por eso supe que era policía. Se presenta en mi casa con una puta prueba de paternidad 20 años después y alega que es mi padre. No tengo un puto padre. -Digo con molestia. Recordar eso me cabrea mucho. -Pero, ¿de dónde sacó la prueba de paternidad? -Pregunta un Gil muy confundido. -Pues, no te lo sabría decir seguro, pero creo Gil, no te lo aseguraría, pero, ¿Qué tal de un hospital? -No puedo evitar la ironía. Gil puede ser muy gilipollas. -No imbécil-Niega rodando los ojos. -Me refiero a cómo consiguió una muestra tuya de ADN. ¿Te lo habías cruzado antes? -Aclara su pregunta. -Su cara me resultaba familiar, como si nos conociéramos de antes, sin embargo, no creo habérmelo encontrado anteriormente. -Contesto. -Y hace un par de noches estuve en el hospital por la nariz. Me temo que la doctora esa tomó mi ADN. ¿Eso no es denunciable? -Digo con rabia. -Pues sí. Si sabes seguro que fue esa doctora, se podría poner en muchos problemas. Y tu papi policía también. -Asegura. Paso por alto como ha llamado al policía porque sinceramente no tengo ganas de lidiar con sus estúpidos comentarios. -Sí, estoy segura que fue ella. Por como actuó. Estaba como sorprendida, nerviosa. No sé… Fue todo muy raro. -Le explico, recordando a esa mujer. -Y, ¿qué vas a hacer? ¿Has hablado con él? -Pregunta. -No. Le cerré la puerta en la cara. No quiero saber nada de ese hombre Gil. Estoy bien como estoy. A estas alturas de mi vida no necesito a un padre, ya no.-Gil asiente respetando mi decisión, sin embargo, no falta su consejo. -Sabes que respeto tus decisiones. Pero no pierdes nada por escuchar su versión. Piensa que cada historia tiene diferentes versiones. -Su parte filosófica ya ha resurgido. -No hay versiones porque no esto no es una historia. Fin-Doy por zanjado el tema.
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