Kick-ass

906 Words
Sin poder gritar, atine a lo que había aprendido en mis clases de autodefensa cuando seguía en el instituto. Le pegue un codazo en las costillas al mismo tiempo que pise fuertemente su pie, mordí uno de los dedos que sujetaba mi boca y, cuando quien sea que fuese, aflojo su agarre, cogí su brazo, volteo y me prepare para darle una patada en la entrepierna. Me detuve en seco cuando reconocí aquel grito de dolor y vi que quien me había sujetado de pronto era Harrison. —¡Soy yo! ¡Soy yo!—gritaba de dolor. Solté su brazo y abrí los ojos como plato. —¡¿Hazza?!—exclamo sorprendida. De pronto, de una furgoneta al costado se bajan Sam y Harry, se acercan a nosotros y afirman a Harrison, que se abraza a sí mismo. Harrison lloriquea. —Te dije que esta sería una pésima idea—le dice Sam. —¡Pero qué coño está pasando!—grito sin entender. —Harrison escucho cual era tu plan el año pasado, de fingir un secuestro, y creyó que sería buena idea hacértelo a ti como venganza—me explica Harry. Ruedo los ojos y suelto un bufido. —Dios, eso estuvo bru-tal—dice Tuwaine, que se ha bajado de la furgoneta y mira su teléfono riéndose a carcajadas. —¿Lo grabaste?—pregunta Sam emocionado. —Harrison, pero en que estabas pensando. ¿Por qué crees que decidí no hacerlo? Te iba a dar una patada en las bolas, idiota—le regaño. Harrison se intenta enderezar, pero hace una mueca de dolor. —Tuwaine, borra eso—le pide Harrison, con voz ahogada. —¿Estas bromeando? Te acaban de patear el trasero. Esto queda para la posteridad—dice Tuwaine, y le acerca el teléfono a Harry para que mire. —Tu estas mal de la cabeza—digo, sacudiendo la cabeza y cruzándome de brazos.—¿No se te ocurrió averiguar primero si es que sabía algo de defensa personal? —Dijo que eras muy poco atlética como para saber pegarle a algo que no fuese una almohada—comenta Sam. Harrison lo fulmina con la mirada. Levanto las cejas y frunzo los labios. —¿Ah sí? ¿No se golpear?—pregunto. Harison desvía la mirada. —Claramente me equivoque—admite este. Tuwaine suelta una carcajada. —Amigo, esta chica rompió una mesa. ¿Sabes lo fuerza que eso requiere?—le dice Tuwaine. Me sonrojo de inmediato. —Eh ¿gracias?—digo insegura. —No la rompió sola—acota Sam. —ella y Tom—agrega Harry, y comienza a mover sus caderas. Mis mejillas explotan de la vergüenza. —¿Podemos dejar de hablar de mi actividad s****l?—pregunto, y señalo a Harrison.—Llevémoslo dentro. No vaya a ser que se rompió una costilla. —Querrás decir no vaya a ser que me rompiste una costilla—dice Harrison, con ojos entrecerrados. Coloco los ojos en blanco. —Yo no te he mandado a hacer estupideces—replico. Tuwaine se ríe de lo lindo. —______ 3, Hazza 0—comenta y suelta una risita. Harrison gruñe. Entramos al perímetro que los guardias vigilan presentando nuestras credenciales. Los gemelos llevan a Harrison, que camina quejándose. En mi defensa, pensé que realmente me estaba secuestrando, por lo que obviamente use toda la fuerza que podía. Cuando llegamos a la tienda con el buffet, observo a Tony, Angourie, Tom, Jake, Jacob y Zendaya charlando animadamente, sentados en una mesa comiendo. Voltean a vernos y sus sonrisas se desvanecen cuando ven a Harrison llegar cojeando y con aspecto enfermizo. Tom y Jacob se levantan y se acercan corriendo. —¿Qué demonios?—pregunta Tom. —¿Pueden llamar a un médico?—pregunta Tuwaine, y suelta otra risita. Todos lo quedan mirando como si estuviese loco. —Iré a buscar a uno—dice Jake, y se levanta de su asiento. —Le han dado una paliza—dice Sam. Los chicos lo llevan a la mesa y dejan a Harrison en un asiento. Todos lo miran preocupados. —¿Qué?—pregunta Jacob. —Ha intentado hacer su venganza contra ______, pero digamos que no le salió bien—dice Harry, intentando contener una risotada. Todos levantan la cabeza a mirarme. —Ha intentado fingir que me secuestraban—les digo. Zendaya golpea su frente con su palma y niega con la cabeza. Angourie y Tony lo miran con los ojos saltones. —¿Estás loco?—le regaña Angourie. —Con eso no se juega—le recrimina Tony. Harrison rueda los ojos. —Por si no se dan cuenta, el que está herido soy yo, no ella—dice, y me señala con su mano. Observo en uno de sus dedos la marca de mis dientes. Ups. —Espera ¿ella te dejo así?—pregunta Jake, colocándose junto a Tom, este último levanta la cabeza y ríe por lo bajo. —Demonios Hazza—susurra Tom. Me encojo de hombros. —Pensé que realmente me secuestraban. Debía defenderme—replico, avergonzada. —¿Quién quiere ver la paliza?—pregunta Tuwaine. Inmediatamente todos se le acercan para ver el video. Harrison suelta un bufido. —Que buenos amigos tengo—dice, mirando hacia un lado. Me agacho y ladeo la cabeza, mirándolo. —¿Ves lo que pasa cuando juegas con fuego? Te advertí que no era posible ganarme—digo, regodeándome un poco. —Eres malvada—dice, entrecerrando los ojos. —Mi mente trabaja de maneras extrañas, lo reconozco. Pero esto, te lo has buscado tu solo—digo. Me enderezo y sonrío.—Vamos, déjame revisarte aunque sea la mano. —Uh—dicen todos de pronto. —Esa mordida fue épica—dice Tuwaine, asintiendo con la cabeza. —¡Mira cómo se da vuelta!—exclama Zendaya. —Estaba lista para golpearlo en las bolas—dice Angourie con admiración. —Próximamente, clases de autodefensa con _______—dice Tony, todos sueltan una carcajada. —Pues yo ya fui el muñeco de entrenamiento una vez—susurra Harrison. —Lo merecías—dicen Zendaya y Angourie al unísono. Nos partimos de la risa. —Aun así, debo decirte Hazza que solo has hecho que me den más ganas de vengarme de ti—le digo, mientras reviso su muñeca, que he doblado con fuerza cuando quería golpearlo. —¿Qué?—pregunta, abriendo los ojos como platos.—¿Acaso esto no fue suficiente? —Oh no, solo has encendido la mecha—replico, y suelto una risita algo macabra. —Tom, tu novia es el diablo—le dice Harrison. Tom se ríe. Volteo a mirarlo y le sonrío traviesa. —Un poco—admite el, y me guiña un ojo.
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