El amor lo puede todo? Tom Holland y Tu

Una sesión

Respiro profundamente sintiendo mis manos tiritar. La chica encargada de mi cabello mira concentrada la onduladora con la que está haciendo mis rizos. Intento recordar porque demonios pensé que esta sería una buena idea, pero al mirarme en el espejo, con kilos de maquillaje encima, no logro recordarlo.

Solo una sesión, accedí a una sesión me repito. Maldigo para mis adentros a Zendaya, aunque en realidad estoy más enojada conmigo misma. Tom se mostró bastante contento con la noticia, por supuesto, omití el detalle de que era para juntar dinero y comprar su regalo.

El trato era una sesión de fotos, una cantidad exuberante de dinero y promocionar la marca en mis r************* con productos que me regalarían. En ese momento sonó como una buena idea, pero ahora con pestañas postizas puestas y los labios pintados de una manera que mi boca parecía una fresa (soy tu competencia Kylie Jenner), me sentía un poco arrepentida de haber aceptado.

Cuando finalmente estoy lista, me llevan frente a un telón blanco, con luces iluminando todo el lugar. Me hacen sentarme en una silla y luego comienzan a pedirme que mire a ciertos lugares. En mi vida jamás había tenido una sesión de fotos, a menos que las “sesiones” que uno hace con sus amigas cuente. La vergüenza me impide seguir bien las instrucciones, y sé que las fotos no están saliendo bien, pero no se posar, jamás tuve que hacerlo. Sin embargo, a medida que pasan los minutos, dejo de sentirme como una estúpida y pienso en el consejo que me dio Zendaya antes de empezar: piensa que eres Scarlett Johansson. Mejor. Consejo. De. La. Vida.

Pronto comienzo a sonreír y a mirar intensamente a la cámara. El fotógrafo decía chistes absurdos  haciéndome reír, tanto que me llegaban a doler las mejillas.

Horas más tarde, me encuentro con mi mejor amigo en su coche rumbo a mi casa. Mientras hablo entusiasmada de cómo fue la sesión, se detiene frente a una luz roja y voltea a mirarme.

-Tus pestañas se ven gigantescas-comenta.

-Lo sé, me encanta. Creo que jamás me las quitare-le digo, y nos reímos.

-¿Qué tal todo con los tramites?-pregunta de pronto.

-Bueno, he tenido algunos inconvenientes en convalidar ciertas materias, pero creo que iré personalmente a arreglarlo cuando vaya para el cumpleaños de Tom.

-¿Y ya has visto donde vivir?-pregunta.

-Aún sigo analizando los campus-replico. La luz verde se prende y Martin arranca.

-¿Sabes que mis padres han estado hablando de que sería bueno que estudiara allá?-pregunta. Abro los ojos como platos y lo miro, sorprendida.

-¿De verdad?

-Sí, se han entusiasmado con la noticia de tu traslado, y como yo egreso en unos meses, creen que podría tomar un postgrado, incluso un doctorado-responde. Me quedo en blanco unos segundos, analizando la información, y luego suelto un grito de alegría y me lanzo a abrazarlo.- ¡Cuidado! Diablos, _______, casi nos estrellamos.

Lo suelto de inmediato y lo miro avergonzada. Mi mejor amigo en Oxford, es que… dios, seria increíble. Podríamos vivir juntos, aunque tal vez no sea buena idea ya que ninguno de los dos somos muy buenos para ordenar y limpiar.

-¿Te gusta la idea?-pregunta. Ruedo los ojos.

-¿Cuándo te vas?-pregunto, entusiasmada.

-Aún estoy viendo los documentos que debo rellenar para aplicar, pero creo que hay dos postgrados que me interesan, y un doctorado. Postulare a todo-replica. Suelto un gritito de alegría y me remuevo en mi asiento.

-Dios, Martin, ¿sabes lo que sería tenerte allí?-pregunto.

-Soy el mejor, lo sé-dice, y coloco los ojos en blanco.

Cuando estamos por llegar a mi casa, la expresión de Martin cambia y frena de a poco, hasta quedar frente a la puerta de mi jardín. Mira fijamente hacia delante, y yo no entiendo nada.

-¿Tintin?-pregunto. Mi mejor amigo levanta el mentón y señala hacia adelante.

-¿Qué hace ese acá?-pregunta despectivamente.

Frunzo el ceño, y sigo su mirada para fijarse en un chico apoyado en un auto azul eléctrico. El color abandona mi cara.

-Claudio-sentencio.