Un pequeño beso

1587 Words
Durante la tarde, me quedo casi todo el tiempo en silencio, viendo el rodaje, sin entender mucho. Harrison conversa animadamente con los demás, mientras vemos a Jacob, Zendaya, Jake y Tom actuar. —Tierra llamando a ______—me dice Harrison. Volteo a mirarlo y esbozo una falsa sonrisa. —Perdón—me disculpo. Harrison levanta una ceja. —¿Qué te ocurre?—pregunta. Abro la boca, dispuesta a decirle una mentira convincente, pero luego lo quedo mirando y recuerdo lo mucho que me ayudo cuando discutí con Tom, cuando tuve el accidente… —Yo… Sé que Zendaya y Tom tendrán que darse un beso—afirmo. Harrison hace una mueca y asiente con la cabeza. —Es su trabajo, ______—dice, encogiéndose de hombros.—Pasara más de una vez. No puedes ponerte celosa por ello. —No estoy celosa, precisamente—me defiendo. Harrison levanta las cejas, de manera inquisidora. Ruedo los ojos y suspiro.—Bien, si estoy celosa. Pero no estoy así por ello. —¿Entonces por qué?—pregunta Harrison, sin entender. —Desde que estoy con él tengo asumido que su trabajo conlleva aquello, y no me parece algo con lo que no pueda vivir. Digo, yo veo a gente desnuda en lo que hago, hombres también. Es parte del trabajo, eso lo sé—explico. Harrison me mira atento.—Pero… no sabes la cantidad de gente que espera que Tom y Zendaya estén realmente juntos, y la química que tienen ellos es increíble. Tengo miedo, Harrison. —¿Miedo de que?—pregunta. lo miro fijamente ¿realmente hace falta que lo explique? De pronto, su expresión cambia, comprendiendo al fin todo. —Oh—se limita a decir. Hago una mueca.—Eso no es así, ______... —No lo sabes. Nadie lo sabe. Harrison abre la boca para contradecirme, pero un timbre suena, anunciando el fin de la jornada laboral. Nos levantamos del asiento en el que estábamos. Poco a poco, los demás llegan de sus camarines, listos para irse. Intento colocar mi mejor cara, converso un poco, pero no puedo evitar que aquello no me afecte. —¡Vamos al hotel a celebrar!—sugiere Jacob. —¿Celebrar que?—le pregunta Zendaya. —No lo sé… ¿hay que tener una razón para celebrar?—pregunta él. —Claramente—replico, haciendo que Zendaya y Harrison se rían. Tom aparece junto a Jake, conversando animadamente. Aparto la mirada, porque aún no me siento lista para enfrentarlo. —¿Listos?—pregunta Jacob. —¿Listos para qué?—pregunta Jake. —Jacob quiere que “celebremos”—le explica Zendaya. —¿Celebrar que?—pregunta Tom. —¿Vivir?—sugiere Jacob. Nos reímos a carcajadas. —Yo necesito descansar por hoy. Pero les prometo que en otra ocasión acepto—se disculpa Jake. Se despide y se aleja de nosotros. —¿Y?—pregunta Jacob. Miro el suelo, no quiero responder. Tom hace una mueca y Zendaya suspira. —Vamos, una cerveza y nada más—dice Harrison, mirándonos. Seis cervezas después, estamos sentados en el suelo de la suite de Jacob, y han sacado el tequila (sí, yo no aprendo). Estoy sentada frente a Tom, entre Zendaya y Harrison. Básicamente, he decidido ignorar los problemas y beberlos, como si hundirlos en alcohol me ayudara a superarlos. Es una mentira bastante burda, pero lo suficientemente convincente para mi cerebro en estos momentos. —No te tienes que preocuparte por ello—me susurra Harrison al oído. Le empujo el hombro, porque ha comenzado a caerse sobre mí. —Cállate—le digo, ignorándolo. —Se ha acabado el tequila—dice Zendaya, levantando la botella vacía y mirándola con ojos bizcos. Suelto una carcajada. —¡Juguemos a la botella!—dice Harrison. —Necesito más tequila para eso—sentencia Jacob, que esta con los ojos cerrados, balanceándose. —Voy yo—me ofrezco. Me levanto del suelo y camino hacia la habitación de Jacob. Busco el frigobar. Me agacho y lo abro. Saco otra botella de tequila. Me levanto del suelo, cierro con el pie la puerta del frigobar y salgo de la habitación, pero choco estrepitosamente con alguien. Tom me sostiene de los brazos, ya que he perdido el equilibrio. Desvío la mirada. Había estado evitándolo a propósito, porque no quería hablar, y menos en estas condiciones. —¿Podemos hablar?—pregunta con tono serio. Noto que esta algo molesto. —No ahora—digo, y avanzo hacia el pasillo, pero me lo impide. Levanto la cabeza y lo miro, frunciendo el baño. —No puedes enojarte por mi trabajo. Soy actor, tendré que besar a otras personas—sentencia. Ahora yo me molesto. —Eso ya lo sé, no soy estúpida—replico, y vuelvo a intentar avanzar, pero él me agarra del brazo. —¿Entonces por qué te has puesto así?—pregunta. —Tom, no aquí, no ahora. Hablémoslo más tarde—le digo. —Claro, conmigo no. Pero no tienes problemas para hablarlo con Harrison—escupe. Me sacudo, deshaciéndome de su agarre, y lo empujo del hombro, cabreada de que siempre involucre a Harrison en nuestros problemas. —Lo hubiese hablado contigo, pero decidimos venir acá. Y si digo que ahora no, es porque ahora, no—recalco furiosa. —¿Por qué se demoran tanto?—pregunta Harrison, entrando a la habitación. Se detiene al ver que estamos discutiendo.—Oh, ¿ups? —No te preocupes, yo ya me iba. Así pueden hablar tranquilos los dos—dice Tom. Normalmente lo detendría, pero estoy tan enojada que no lo hago. —Hey, Tom. ¿Qué está pasando?—le ataje Harrison. —Pasa que no puede aceptar mi trabajo—le replica Tom. —¡No es eso y lo sabes!—le grito furiosa. Tom voltea y me mira. —Oh, Tom. No es eso. Es que tú y Zendaya tiene química y… —¿Y eso que tiene?—le interrumpe Tom a Harrison.—Tu y ella tiene química. —Pero yo no tengo que besarme con Harrison—le espeto. —Por favor, un beso no significa nada—me dice Tom. Entrecierro los ojos, apretando mis puños, porque siento unas ganas imperantes de golpear algo. —¿De verdad? ¿Entonces si besara a Harrison no te pondrías celoso?—pregunto desafiante. Tom levanta su brazo y señala a su amigo. —Por supuesto que no. —¿Qué está ocurriendo?—pregunta Zendaya, acercándose detrás de Harrison. —¡Por favor! Si te pones celoso de que hable con él y no lo harás con un beso—le replico furiosa. —Estas discutiendo—le dice Harrison.—¿Dónde está Jacob? —Se murió—dice Zendaya, mirándonos. —¿Qué?—pregunta Harrison asustado. —¡No estoy celoso de Harrison!—me contradice Tom. —Sí, claro—bufo. —No está literalmente muerto… bueno, no creo. Se ha quedado dormido—le dice Zendaya a Harrison. —¡Siempre hay problemas contigo!—me grita Tom. —¡Y seguro contigo no! —Chicos, por favor—dice Harrison, acercándose a nosotros. —Es un estúpido beso—dice Tom. —Eh ¿gracias?—dice Zendaya, desde el marco de la puerta. —Claro, tu puedes ir y darte besos con cualquiera, pero yo me doy un abrazo con alguien ¡Y enseguida te estoy engañando!—le espeto. —¡Era con tu ex novio!—grita Tom. —¡También te enojaste cuando abrace a Harrison!—le grito de vuelta. —¿Por qué siempre estoy al medio?—pregunta Harrison. —Te he dicho mil veces que no estoy celoso de Harrison—dice Tom entre dientes. —Que manera de mentirte a ti mismo—digo, rodando los ojos. —Te demostrare que no—sentencia Tom.—Harrison, bésala. —¿Qué?—pregunta él. —Oh, muy maduro Tom. ¡Muy maduro!—le grito.—Esto no es ojo por ojo, diente por diente. —No, vamos, tú dices que yo y Zendaya tenemos química, que por eso te preocupa el beso. Esto sería exactamente lo mismo. —Siento que estoy viendo una película ¿Dónde están las palomitas?—comenta Zendaya. —Tom, no voy a besar a tu novia—le dice Harrison. —¡Tu cállate!—le gritamos a Harrison al unísono. —¿Vas a volver a golpearlo si lo hace? Porque así reaccionas, como un cavernícola—le escupo a Tom. —¡No soy un cavernícola!—grita él.—Vas a ver que aquí la única que se está comportando como una niña inmadura y cavernícola eres tú. —¿Ah sí?—pregunto, doy paso acercándome a él. —¡Si! Con la sangre hirviendo dentro de mí, cojo el brazo de Harrison, me coloco de puntillas y estampo mis labios en los suyos. Un segundo, eso es todo lo tardo. Me separo de Harrison, quien se ha quedado como una piedra, y volteo a mirar a Tom, con los brazos cruzados. —¿Ahora qué? ¿Me pedirás que bese a Zendaya?—le espeto. Tom abre la boca, con los ojos desorbitados. Sé que esta celoso. —¿Cuándo te he detenido?—susurra en un hilo de voz, intentando controlar el tono de su voz. —Ok, la telenovela estuvo buena pero es suficiente—dice Zendaya, dando un paso hacia nosotros. —Si hubieses esperado como te pedí, nada de esto hubiese ocurrido—le digo a Tom.—Porque habrías entendido que no son celos. Doy media vuelta y me encamino a la puerta, pero antes, me detengo frente a Zendaya, me mira sin entender. Cojo su rostro entre mis manos y le doy un corto beso. Volteo a mirar a Tom, que junto a Harrison, están boquiabiertos. —¿Celoso?—pregunto. Con la frente en alto, salgo de la habitación y cierro la puerta tras de mí. Es estúpido, porque no tengo a dónde demonios ir, pero por un instante, me sentí la puta ama. *** Tom Intento procesar lo que acabo de presenciar. El alcohol hace que mis neuronas funcionen más lento. Primero, ______ beso a Harrison, haciendo que los celos estallaran en mí. Y por si fuera poco, antes de salir de la habitación, besa a Zendaya. —¿Qué acaba de suceder?—pregunta Harrison, aun boquiabierto. —Es la puta ama—comenta Zendaya. Sacudo la cabeza. —Debo ir a buscarla—digo, y paso junto a mis dos amigos. —Y yo debo tener una conversación muy incómoda con mi novio, sobre como su mejor amiga me beso—dice Zendaya. Salgo de la habitación al pasillo, hasta llegar a la pequeña sala de estar. Jacob esta tendido en el suelo, roncando. Miro a los lados. Está en el balcón de la suite, mirando el cielo. Su cabello revolotea con la brisa. Lentamente, me acerco, abro el ventanal y lo cierro detrás de mí. Me acerco a su lado, y al igual que ella, apoyo mis brazos en la baranda. Mis ojos miran la ciudad, que se extiende frente a nosotros en su inmensidad. —No estoy celosa—susurra, sin mirarme. Me quedo en silencio, dejando que continúe.—Tu y Zendaya tiene una química innegable, todo el mundo lo sabe, todo el mundo quieren que estén juntos. Tengo miedo Tom. Tengo miedo de que la beses y te des cuenta de que no es conmigo con quien quieres estar. Porque en el fondo, sé que ustedes serian felices juntos. Tengo miedo de que descubras que es con ella con la que debes estar. —Yo debo estar con quien quiero, con la persona que amo. Y esa eres tu—susurro. Lentamente, voltea la cabeza y me mira. Sus ojos están llorosos, sus mejillas, sonrojadas, probablemente por el alcohol. —¿Estás seguro de eso?—pregunta. —Lo estoy—afirmo.
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