A new beggining

1132 Words
Abro los ojos. Por un momento, me siento completamente perdida, no sé dónde estoy. La pequeña pantalla frente a mí me devuelve a la realidad, indicando que quedan un par de horas para llegar a mi destino. Abro la ventana, el sol ilumina el cielo, y miro hacia las nubes, que parecen algodones de azúcar. Enderezo mi espalda y miro a mi acompañante. Tom sigue profundamente dormido, con la boca un poco entreabierta. ¿Cómo puede ser que, durmiendo, siga viéndose guapísimo? Había insistido en venir a mi casa durante los últimos días que viviría allí, para que mis padres estuviesen más tranquilos con todo el traslado, después de todo, ya era un desafío llevar dos maletas a reventar, como para además llevar a Thor. Mis amigos y mi familia habían ido a despedirme al aeropuerto, Martin no podía parar de llorar, lo cual era bastante ilógico tomando en cuenta que había sido aceptado para su postgrado y viviríamos en el mismo campus, solo que el demoraría unos meses en llegar. Cojo mi mochila y saco el estuche con mis útiles de aseo, paso junto a Tom y contengo, ya que verlo así me tienta a besarlo, pero no quiero despertarlo. Cierro la puerta del baño, hago mis necesidades, me cepillo los dientes, mojo un poco mi cara, me coloco un poco de desodorante, retoco mi maquillaje, me peino lo mejor que puedo y, finalmente, me coloco un poco de perfume. Es imposible que después de tantas horas de vuelo alguien se vea bien. Vuelvo a mi asiento y guardo mis cosas. Caminaba perfectamente bien, pero correr aun me dolía un poco, por lo que debía seguir en terapia física. Tenía unas feas cicatrices en la pierna, pero aparte de eso, las heridas en mis muslos y mi hombro estaban perfectamente. Probablemente me quedara una pequeña cicatriz en el hombro, pero realmente no me importaba mucho. Me coloco los auriculares y comienzo a buscar alguna película para ver, cuando siento a Tom moverse a mi lado. Se ladea hacia mí, y su mano cae sobre mi pierna. Sonrío divertida, se ve realmente adorable, como si fuese un niño. No me contengo y paso mi mano por su cabello, enredando mis dedos en sus cortos rizos. Tom se remueve, acercándose más a mí, y apoya su cabeza en mi hombro, con su brazo rodeando mi cintura. Deposito un beso en su coronilla y vuelvo a mirar la pantalla. Decido colocar un clásico: The Notebook. Me quedo mirándola mientras acaricio el cabello de Tom. Cuando finalmente despierta, estoy en el icónico beso bajo la lluvia. Tom mueve su cabeza y deposita un beso en la parte descubierta de mi hombro, justo por sobre la cicatriz del accidente. -Buenos días-digo, colocando la película en pausa y volteando a mirarlo. Él sonríe somnoliento. -¿Por qué no me despertaste?-pregunta. -Te ves adorable cuando duermes-replico. Frunce el ceño y se oculta en el hueco de mi cuello. -¿Cuánto falta?-pregunta. Su aliento hace que me den cosquillas en el cuello. -Una hora-respondo. Tom resopla. Se separa de mí, pasa sus manos por su rostro y sacude la cabeza. Se levanta del asiento y se va con un bolso al baño. Despertar no es lo suyo, eso seguro. Continúo viendo la película hasta que Tom regresa, y vuelvo a colocarla en pausa. Coge mi mano y entrelaza nuestros dedos. Toma mi barbilla con su mano libre y me acerca a él, para besarnos. Su boca tiene un sabor mentolado, y sus labios están algo fríos. Besarlo hace que me olvide del tiempo, el lugar… hasta de mi nombre. Se separa y frunzo el ceño, abro los ojos con intención de regañarlos, pero veo que la azafata se acerca a preguntarnos por el desayuno. -Me has consentido-le comento, cuando la azafata se va, dejándonos con nuestros cuantiosos desayunos de primera clase. -¿Por qué lo dices?-pregunta, mientras le echa mantequilla a su croissant. -Porque cuando deba viajar en clase económica, extrañare la comida, y el espacio, y todo-digo, y suelto una carcajada. -Si me dejaras pagar tus viajes para visitar a tus padres…-comienza a decir, pero levanto la mano para que no siga. -Sabes que lo agradezco, pero no-digo. Tom coloca los ojos en blanco y le da una mordida a su croissant. -Efez jimpojibe-dice con la boca llena. Frunzo el ceño. -¿Qué?-pregunto, conteniendo la risa al ver sus cachetes llenos de comida. -Eres imposible-dice, después de tragar. Me rio. -Y tu un glotón. Nos quedamos viendo la película hasta que anuncian el aterrizaje. Por alguna razón, cuando el avión tiembla al tocar el suelo, los nervios se apoderan de mí. Esta vez, el viaje era solo de ida. Comenzaría una vida, lejos de mis padres. Estaría una semana entre Londres y Oxford, acomodando las cosas, la mayor parte del tiempo sola, ya que Tom estaría ocupado con las grabaciones aquí en Londres. Luego, se iría a Praga y a Venecia, y lo acompañaría hasta finales de Septiembre, para volver con tiempo para organizarme, conocer a mi roomate y el campus. -Realmente trajiste toda tu casa-dice Tom, mientras recogemos mis maletas. -Obviamente, si voy a vivir acá-le digo. Dejamos las maletas en un carrito, mejor dicho él las deja, yo con suerte puedo tomar la pequeña. -Vamos-dice, colocándose detrás mío mientras empujo el carrito. Nos acercamos a la zona de transporte de animales a recoger a Thor. Lamentablemente, no lo podemos soltar hasta que estamos fuera del aeropuerto, pero está bastante tranquilo al verme. Lo acomodamos en el carrito y nos dirigimos a la salida. Avanzamos ensimismados en nuestra conversación, hasta que nos damos cuenta de que la gente nos comienza a tomar fotografías, y luego, a pedirle autógrafos a Tom. Un chico de unos quince años se nos acerca, lleva gafas, y se nota nervioso, ya que a cada rato se las toca. -Hola ¿me pueden dar su autógrafo?-nos pregunta a ambos. -Por supuesto-dice Tom, sonriente, y firma un poster de Spiderman. Luego el chico me lo entrega a mí. Lo miro sorprendida, pero no digo nada y firmo. -Son una pareja muy bonita-dice, sonrojándose. -Gracias-le digo. -¿Puedo sacarme una foto?-pregunta. -Claro-decimos Tom y yo al unísono. Así es como se transforman los diez minutos en que nos demoraríamos en llegar al estacionamiento, en cuarenta. Decenas de personas pidiendo fotografías, preguntándome si me iba a ir a vivir allí, otros preguntándonos que cuando nos casaríamos (dios, que vergüenza), e incluso algunos preguntando si estaría en la película de Tom. Cuando por fin nos subimos al auto, me siento exhausta. Soltamos a Thor un corto rato fuera del coche, para que estirara las piernas, y luego lo subimos junto a nosotros en los asientos traseros. Thor es bastante tranquilo en los autos, no tanto en la casa. Me abrocho el cinturón de seguridad, luego de abrochar el suyo, y reclino mi espalda. Tom coge mi mano y la acerca a su boca para besar mis nudillos. Lo miro y sonrío ante su ternura. -¿Lista para tu nueva aventura?-pregunta. -Más que lista-replico.
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