Como un rompecabezas

753 Words
-Estoy bien-repito por enésima vez a Harrison, que no deja de acomodar cojines alrededor de mi pierna. -Me designaron tu enfermero oficial-me dice él, mientras cubre mi pierna. -Temporal, enfermero temporal-le recalco. -Y cumpliré mi tarea-continua, ignorando mi comentario. Ruedo los ojos.- ¿Te duele algo? -Sí, los oídos de tanto escucharte-le digo molesta. Harrison se endereza y coloca sus manos en su cadera. Sonríe con falsa cordialidad. -Veo que en cirugía no te quitaron lo desagradable-dice. Sonrío con sarcasmo y le enseño el dedo.- Esos modales, ______. -Ya verás cuando pueda volver a caminar, te pateare el trasero con esta pierna-digo entre dientes, señalando mi pierna herida. -Pero para eso faltan semanas-dice, y se sienta en la orilla de mi cama, con expresión satisfactoria. -En dos semanas ya estaré como nueva-digo, cruzándome de brazos. -Y en tres estarás rumbo a Londres. -Ese es el plan-afirmo. La sonrisa de Harrison se desvanece, y me mira preocupado. Hace tres días me dieron de alta, y Tom ha tenido que volver a las grabaciones junto con Zendaya, y como Martin está terminando su tesis, solo puede acompañarme durante las tardes. Harrison se ofreció a estar por la mañana conmigo, ya que ninguno de mis padres podía ausentarse al trabajo. En unos días tendría que ir a ver si ya podía volver a caminar del todo, por el momento, muletas. Por supuesto, había logrado ocultarle a mis padres de eso, pero no a Harrison ni a Zendaya, esta última, no paraba de llorar, lo que no me ayudaba realmente. Necesitaba volver a sentirme normal, y para mi sorpresa, Harrison era el que más normal me hacía sentir, después de Tom. Casi siempre. -¿Segura que no tienes dolor?-pregunta. Suspiro. -Segura. -¿Ya tienes todo listo para la transferencia?-pregunta Harrison, cambiando de tema. -Tengo que ir a buscar el certificado de Thor-replico. -¿Nada más? -Nop. -Vaya… no puedo creer que vayas a ir a Oxford-comenta. Suelto un bufido. -Ni yo. -¿Ya has decidido el campus? -Puedo solicitar uno, pero depende de los cupos. Me gustaría el Trinity College, está en el centro, y si no, New College-replico. Harrison sonríe. No quiero admitir que estoy realmente aterrada de ir a Oxford. ¿Qué pasa si no me va bien? ¿Qué pasa si se dan cuenta de que no soy tan inteligente como creen? ¿Qué pasa si no me gusta? -¿Tienes miedo?-pregunta Hazza, tomándome por sorpresa. Hago una mueca y asiento. -Demasiado. -Sobreviviste a un choque, creo que la universidad no será tan traumática-comenta. -Se nota que no has ido a la universidad, sino, sabrías que son como los juegos del hambre pero peor, porque no hay esperanza, solo sufrimiento-explico. Harrison frunce el ceño. -Es una forma bastante extraña de describir la universidad-dice. Ruedo los ojos. -¿Me ayudas a levantarme? Quiero ir a la sala de estar, estoy aburrida de estar en la cama-le digo. Me siento, Harrison se levanta y me ayuda a bajar mis piernas. Me entrega las muletas, las tomo y me levanto. Cierro los ojos, mi abdomen bajo duele. Harrison se acerca y coloca su brazo bajo los míos. -¿Todo bien?-pregunta. -Sí, solo… duele un poco-digo. Abro los ojos, Harrison me mira atento.- Estoy bien. -Lo sé-afirma.- Pero… también está bien si no lo estas ¿lo sabes, no? Asiento, incapaz de hablar. El nudo en mi garganta no ha tardado en formarse. Camino sin su ayuda hasta el borde de las escaleras. Harrison me toma en brazos y baja conmigo a cuestas. Me deposita en el sillón de la sala de estar, coloca la mesa de café más cerca con unos cojines para apoyar allí mi pierna, y luego se sienta a mi lado. -No estoy bien-reconozco, luego de unos minutos. Volteo a mirarlo.- Me siento… dañada, de una forma que jamás me había sentido. Es como si faltase una pieza de mí, y no lograra encontrarla. -Yo creo que lo que te falta es dejar que te duela-sentencia Harrison. Frunzo el ceño. -No entiendo. -Chocaron, fue bastante feo, y ustedes tuvieron la suerte que salieron poco afectados. Viste a gente muerta, salvaste a un periodista aun cuando estabas herida. Perdiste… tuviste un aborto. ¿No crees que están conteniéndote? Hasta los doctores lloran. No es necesario que seas insensible, porque no lo eres, solo finges serlo. Tienes derecho a llorar y a sentirte asustada con lo que te sucedió-explica Harrison. Desvío la mirada a mi pierna. Tengo que acostumbrarme a la muerte, me rodeara durante toda mi vida. Pero no por eso no me afectara. Tomo una gran bocanada de aire. Me ladeo y apoyo mi cabeza en el hombro de Harrison. Me abraza con delicadeza, y dejo que las lágrimas escurran por mis mejillas, en silencio. -No estas dañada, estas dolida. Pero el dolor es temporal-susurra él.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD