Pequeños problemas

690 Words
Abrazo el cojín peludo con forma de Mike Wazowski y suspiro frustrada. Mi periodo hace que mi humor ande de los mil demonios, mi cara tiene dos espinillas, una que me hace parecer un bendito unicornio, y los dolores me mantienen en posiciones bastante extrañas durante la noche. -¿Qué tal esto?-muestra Zendaya por la pantalla del computador. Estamos hablando por Skype hace una hora en busca del regalo de cumpleaños de Tom. El problema es que, por un lado, Tom tiene todo ¿Qué demonios se le regala a alguien que tiene todo? Y por otro lado, mi presupuesto equivale a cero, peor, a menos uno con lo caro que son los regalos que me muestra Zendaya. -Uno, estoy segura que tiene mil relojes, y dos, tendría que vender un riñón para poder costearlo-replico. Zendaya rueda los ojos. -Ya te he dicho que puedo ayudarte a pagarlo-me dice. -Y yo ya te he dicho que no-le repito por enésima vez. -Bien, entonces ¿Qué tal estos airpods?-muestra otra imagen. -Ya tiene unos. -Pero estos tienen diseño de Spiderman-dice entusiasmada. -Z, aprecio tu esfuerzo, pero incluso si ese fuera el regalo que estoy buscando, no podría pagarlo-le digo frustrada. -Oh, lo tengo-dice de pronto, y acerca la pantalla de su teléfono a la cámara. -¿Una polaroid?-pregunto. Zendaya asiente. -Cuando estábamos filmando Spiderman homecoming no paraba de decir que quería una, veras, Laura llevo la suya un día al set, y Tom prácticamente se la robo y se gastó todo el papel fotográfico sacando fotos. -¿Y estas segura de que no se ha comprado una?-pregunto. -Segurísima-afirma. Me quedo pensando, abrazada al cojín. Se me ocurre una increíble idea con la cámara polaroid pero... -Es una buena idea, pero no tengo el dinero suficiente para comprarla-digo. Zendaya abre la boca pero no la dejo hablar.- Y no quiero que me prestes dinero. -No iba a decir eso-dice, entrecerrando los ojos. Levanto las cejas, y ella rueda los ojos.- Esta bien, si lo iba a decir. Espera, tengo otra idea. Soy brillante. Zendaya tipea en su teléfono tan rápido que creo que le saldrá humo. Me dejo caer de lado en posición fetal. Tal vez puedo conseguir un trabajo temporal que me ayude a conseguir el dinero suficiente para hacer lo que quiero, pero parece improbable que pueda ya que no tengo tiempo para nada que no sea estudiar. -Mi agente se comunicara contigo mañana. Solo escucha lo que tenga que decir antes de decir que no-me advierte. Frunzo el ceño y levanto la cabeza. -¿Z que has hecho?-pregunto alarmada. -Eres famosa en tu país ¿no?-pregunta. Me encojo de hombros. -Supongo. -El otro día, hablando con Tom, me dijo que varias marcas se te habían acercado para promocionar sus productos-comenta. Asiento, ya se para dónde va la conversación.- ¿Qué te parecería ser la embajadora de Bobbi Brown? Abro los ojos como platos. Por un lado, demonios, que vergüenza seria ver mi rostro en carteles, pero por otro ¡Bobbi Brown! -Yo… no lo sé-digo con la voz apretada por la emoción. -Ganarías algo de dinero y además te darían maquillaje gratis-dice, mordiéndose el labio mientras mueve las cejas de manera insinuante. Pongo los ojos en blanco. -Claro, y después mil comentarios de lo aprovechada que soy por la fama de Tom. -Lo dirán por envidiosas-dice. -Eso no significa que duela menos-contravengo y suelto un bufido. -Solo piénsatelo-me dice Zendaya. La quedo mirando por unos segundos y finalmente resoplo. -Está bien, me lo pensare, pero no prometo nada-digo. Zendaya sonríe satisfecha. -Así se habla. Ahora, debo ir a dormir. Hablamos mañana-se despide Zendaya, y la llamada se corta. Resoplo y vuelvo a recostarme en la cama. Me aterra la idea de verme tan expuesta a la crítica. Sin embargo, creo que es la mejor opción que tengo, ya que realmente estará “trabajando” con el mínimo esfuerzo y ganando más que suficiente para comprar el regalo de Tom, puede que incluso costear mi pasaje. Tal vez podría hacer el trato para realizar solo una sesión de fotos y listo. El sonido de otra llamada entrante por Skype me saca de mis pensamientos. Sonrío al ver la fotografía de Tom en la pantalla. Por supuesto, ya es la hora de nuestra llamada diaria. Me peino un poco el cabello antes de contestar, con una sonrisa de oreja a oreja que nadie podría quitarme.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD