Flor
Sonreí, mejor dicho dejé salir la sonrisa más cínica que podía sentir.
—Vaya que si eres sordo, mucho gusto soy tu hermanita —dije una vez más estirando mi mano.
—Amanda, ¿Esto es una maldita broma verdad? —dijo el patán que tenía justo enfrente de mi.
—No, Lorenzo ella es Flor y es mi hija, más tarde Álvaro hablará contigo —hablo mi madre interrumpiendo.
Aunque a decir verdad no sé porque mi madre tiene que darle explicaciones a este troglodita.
—Flor y por favor compórtate, ven vamos a presentarte a Álvaro, él está muy feliz que haya aceptado venir a pasar vacaciones con nosotros—hablo mi madre.
—¿Qué?, ¿Cómo?, Ni loco dejo que está niñita se quede en mi casa —advirtió el mirándome fijamente.
—Eso lo veremos hermanito, vine a quedarme una buena temporada, y ni creas que necesito tu permiso para ver a mi madre, como lo acabas de escuchar Álvaro está feliz en verme, así que permiso —dije girándome para ir en dirección de hace unos segundos este troglodita por poco y tira la puerta abajo.
—No quiero que te cruces en mi camino —hablo tomándome del brazo, para después susurrar a mi oído.
No niego que sentí miedo en ver la cara de pocos amigos de mi nuevo hermano, pero también, cómo está de guapo, con gusto y dejo que ese chocolate se derrita por completo en mi cuerpo, lastima que sea tan troglodita.
Jale mi brazo, y más cuando sentí que su mano por poco y quemaba mi brazo, su mirada recorrió mi cuerpo por escasos segundos, metió sus manos a los bolsillos para seguir su camino, vaya por lo visto voy a tener un poco de diversión.
Mi madre no dudó en traerme de nuevo a la realidad con su cara de mamá regañona.
—¿Qué?, Él empezó no me mires así —dije, tomé mi valija y seguí a mi madre quien solo movía su cabeza de lado a lado.
Mi madre abrió la enorme puerta, vaya, todo esto apesta a dinero, mire todo de reojo, incluso al enorme hombre sentado quien tan pronto vio a mi madre su cara cambió por completo, se puso de pie y tomo a mi madre de la cintura y le estampó un beso, yo solo abrí mi boca "guau qué recibimiento".
—Lo siento mucho Flor, pero me da gusto ver que tu madre está de pie, llevaba más de una semana que no lo hacía y me da mucho gusto —Manifestó él con entusiasmo.
—Gracias Álvaro por cuidar a mi madre —dije estrechando su mano.
No pensé que mi madre estuviera tan mal, pero me alegra mucho volver de nuevo. Después de casi contarle parte de mi vida a Álvaro por fin mi madre me llevó a la que va ser mi habitación durante mi estadía en esta casa, lo único malo es que va a estar justo al lado de mi hermanito neurótico.
Ah, pero unas buenas vacaciones no me caerán nada mal, saque toda mi ropa, bueno lo poco que traía.
—¡Hija!, mientras está la cena puedes ir a conocer la casa, abajo hay una piscina, me imagino que querrás conocerla —dijo ella con picardía.
—Hay mamita, me alegra mucho en verte, y por supuesto que sí, ¿Dime dónde está?, Me muero de calor —respondí.
Después de que mi madre me explicará por dónde tomar y a dónde ir, busqué entre todas mis cosas hasta que encontré el bikini perfecto.
Camine por toda la casa en el diminuto bikini, y el caso es que por poco y no encontré la piscina, justo cuando me iba a dar por vencida me estrello de frente con el troglodita de mi hermano.
—¡Fíjate por dónde andas bruto!, —dije sobando mi trasero por el enorme golpe que me di.
Alce mi mirada al ver que él me brindaba la mano, así que estiré mi mano.
—Guau, la princesita estirando su mano —vociferó quitando su mano justo cuando le iba a dar mi mano.
—¡Estúpido! —exclame.
—Te dije que no te quiero cerca de mí, es más no te quiero ver merodeando por mi casa —hablo tan cerca de mi, que por un momento sentí mi cuerpo estremecer por completo.
Pero tampoco le iba a dar el gusto de burlarse de mí, no, eso ni loca.
—Eso lo veremos, no es tu decisión, es más, te aviso que me quedaré todo el maldito verano —advertí tan cerca de él que tuve que colocarme de puntitas.
—Es mejor que controles tu maldito vocabulario, y ni loco dejo que mi padre permita que te quedes aquí —hablo él bajando tanta su cara que hizo que yo retrocediera un poco, así que no me quedo de otra que acercarme a él, hasta que sentí que nuestras bocas rozaron por escaso segundos.
—Sabes no tengo tiempo para perderlo con un energúmeno —exclame, me gire y justo cuando pensé que había ganado la batalla sentí las manos de mi querido hermanito resbalarse por mi cintura para pegarme a él.
—No sabes con quién te estás metiendo niñita, no tientes al demonio por qué puedes salir quemada —exclamó tan cerca de mi, que por escasos segundos me perdí en los labios carnosos que tenía justo en frente de mi.
Moví mi cabeza en repetidas ocasiones, bueno si es guapo, pero no para caer rendida ante sus pies.
—Jugar con fuego es mi segundo nombre, así que quita tus resbalosas manos de mi cintura y deja que siga mi camino —dije.
Lo ví arrugar el entrecejo, para segundos después soltarme y tomar de nuevo su postura.
—¡Lorenzo!, veo que ya conoces a Flor. —Me giré y sonreí al ver a Álvaro justo detrás de nosotros, vaya por lo visto el punto débil de mi querido hermanito.
—Sí padre, incluso me está ofreciendo para enseñarle la casa, ya sabes hay que atender bien a las visitas —hablo mientras me fulminaba con la mirada.
—Eso me gusta hijo, entonces quiero que lleves a Flor mañana al viñedo, y le muestres todo —hablo Álvaro, vi como mi hermanito cambia de colores, cualquiera diría que le revienta en el hígado verme.
—Gracias Álvaro, en encanta la idea, es más, creo que me quedaré más de lo que hablamos hoy —respondí, mientras en la cara de Lorenzo se dibujaba irá total, creo que si tuviese una pistola en sus manos ya la hubiera utilizado en mi contra