Lorenzo
Lo primero que hice al salir de mi habitación fue ir directamente a la habitación de Flor, esa chiquilla no se va a burlar de mí.
—¿Dónde está? —dije a la empleada del servicio, quien pegó un brinco y dejó caer las sábanas.
—Si se refiere a la señorita Flor, ella salió bien temprano con su padre. —Doble mis nudillos, esa chiquilla no se va escapar de mí todo el maldito día.
Baje a la cocina moría de sed, y todo por los juegos de Flor, no pude evitar sonreír al recordar cómo se veía enfrentándome, en verdad esa chiquilla es de armas tomar.
—¡Disculpa señor! Su padre dejó esto para usted. —Levante mi mirada al ver a la empleada de servicio con la que me revolcó hace unos días.
—Gracias, y retírate, no te quiero ver, al menos que te pida algo, apareces de lo contrario no te qui
