☪1. DOLOR☪

1286 Words
Adrian Ivanova Golpeó con mis dedos el suelo de cristal, arrodillado y derrotado ante el ser que me dio la vida, la persona que debía preocuparse por mi y desearme siempre la felicidad, muy contrario a eso me la quita, nunca comprendí su odio hacia mi ser amado, hacia el motor que impulsa mi vida, intente alejarme de ella así no le hiciera daño y fue cuando más lo hizo, desee fuera feliz con otros y solo desgarraba mi alma, me envenenaba de amargura y celos, ella lo disfrutaba, y ella, mi madre decía es el mejor castigo para quienes están en mi contra. Yo solo deseaba ser feliz, poder formar una familia a su lado pero muy al contrario ella la formó con otros, no la desearía sólo para mí sino fuera porque siento cuando está con ellos me deja aún lado, sea por esos pequeños niños que deseo detestar pero en algún pequeño porcentaje se parecen a ella haciéndome recordar, no los puedo evitar y aunque quienes la aman y son padres de esos duendes me desean matar con una simple mirada aquellos niños logran les preste atención. Solo esa pequeña acción me vuelve loco, me lástima, ella es quien amo y aunque siempre e intentado mostrar indiferencia hacia ellos, duele, duele sentir los quiere más a ellos cuando yo siempre e estado para cuidarla y amarla. Pero me odio, me odio por no protegerla, me odio por dejar que ella... ella quien es mi madre tomara poder sobre mi cuerpo, haciéndome herirla físicamente en algún momento. Ese no fui yo y el como Luna sonríe con malicia ante esas acciones y recuerdos me hacen sentir derrotado como me encuentro en este momento. — ¡Estas aquí! — su fina y filosa voz con falsa emoción llega a mis oídos haciendo derrame la primera lágrima de dolor — de nuevo — comenta con irritación, sus tacones resuenan contra el cristal dejando ese único sonido para mis oídos, es irritante, molesto y estar así humillante, no se en que momento llega a mi cuando toma mi mentón haciendo alce la cabeza al estar de rodillas — ¿Como estas cariño? — pregunta con esa dulce, generosa y comprensiva voz que le da a todos esos ingenuos que creen en ella — ¿Por qué visitas a mami? — burla haciendo tense mi mandíbula. — ¿Por qué? — gruño entre dientes sintiendo como otra lágrima resbala por mi mejilla cayendo por mis labios y mentón. — Me irrita — responde cortante sin dar mas explicación soltando mi mentón con brusquedad. — ¡¿Por qué la dañas?! ¡¿Por qué los dañas?! — gruño perdiendo la cordura me levanto dispuesto a atacarla pero como siempre esa fuerza que hasta hoy en día desconozco me vuelve arrodillar frente a ella quien se sienta en su trono regalándome una fría sonrisa. Al ser su hijo, su descendencia tengo una fuerza mayor a la de cualquier hombre lobo o Alfa común, como también a cualquier otro ser sobre natural como los vampiros pero no soy más fuerte que ella. — ¿Es que crees lo disfruto? — inquiere viéndome de pies a cabeza, derrotado y humillado frente a ella — ¿Crees disfruto ver a mi único hijo, procreado por el amor de mi vida venir a suplicar por la hija de la maldita zorra por la que tu padre me dejo?! — brama subiendo su tono de voz en las ultimas palabras — ¡Esto no es lo que quería! — golpea con su mano parte del trono donde deja sus brazos buscando serenidad, la observó con odio. — Peyton no te hizo nada — susurro — no se merece la ataques de esa forma — cada palabras sale con mi voz ahogada acompañada de una lágrima. No entiendo como el estado de mi destinada me tiene tan débil y sentimental, me hace sentir tan mal, me decepcionó de mi mismo. — ¿Peyton? — inquiere con burla — ¿Ya no es Edana o Nysa? — pregunta con diversión — estar cerca de ellos te a cambiado cariño, eso no es bueno — aprieto la mandíbula por sus tan estúpidas palabras. Oírla me hace ver que mi padre solo es una obsesión que no deja ir, ella nunca ha experimentado lo que es el amor, ni por mi padre ni por mi, porque de haber vivido el amor ella entendería lo que siento por Peyton. — ¿Por qué la odias? — pregunto esperanzado que esta vez si me diga. — ¿Por qué la amas? — responde con curiosidad. — Por ser quien es, por no cambiar y por ser el amor de mi vida, mi destinada — respondo sin dudar. — Por ser tu destinada — responde repitiendo mi última palabra — yo la odio por acciones del destino, es casi lo mismo — expresa desconcertándome — no debió existir cariño, como tampoco debió ser tu destinada, para así tu estar a mi lado y apoyarme con tu padre pero el... — No te ama — interrumpo — no te amo ni te amara porque esta muerto, muerto y es por tu culpa porque fuiste tu, quien los mando a matar ¡Sufres por ello y me quieres hacer lo mismo! — bramo con furia sintiendo como me calla de una impecable bofetada sin dejarme ver en el momento que se acerco, la veo con odio puro. — Si yo no soy feliz, nadie lo será ¿Queda claro? ¡y más respeto que soy tu madre! — su voz suena imponente haciéndome pasar del enojo a la furia que me recorre — cuida tus palabras porque en el momento que yo decida, mató a esa infeliz y a Aiden — aprieto los labios formando una línea recta en ellos. Eso no sólo me destruiría a mi, sino a ellos y los niños, eso no puede ser. — ¿Por qué me haces esto? Soy tu hijo y no tienes ni el más mínimo remordimiento por mi ¿es que eres un monstruo? — inquiero dolido preguntando lo obvio y solo eso me hace sentir mas estúpido. Lágrimas resbalan por mis mejillas enfureciéndome conmigo mismo. — Claro que lo tengo hijo — responde tomándome de las mejillas se arrodillar quedando cara a cara conmigo — por ello te puedes unir a mi y no pelear por ella, te daría todo cariño, no la necesitas... — Te equivocas — la interrumpo — la necesito así sea conmigo o con ellos porque su felicidad me da paz, la amo como nunca creí amar a alguien, deseo sea feliz conmigo o al lado de otro ¿Por qué tu no? — inquiero con dolor. Solo pensar que no puede ser mía duele, pero la amo, moriré de celos y amargura por sentir lo que ella sentirá por ellos pero me dará paz su felicidad. — Eres estúpido — brama Luna apretando su agarre en mis mejillas — ¡No puedo creer seas mi único hijo y seas débil! — su furia se nota ante el rojo que resalta en su rostro por la furia soltándome con brusquedad se para — ¡La voy acabar! Óyeme bien Adrian ¡La voy acabar! Así lo haga por medio de ti — me señala con rencor puro en los ojos — hare la lastimes como lo hice en el pasado y le dolerá más — mis labios tiran formando una sonrisa maliciosa. — Ya no puedes — respondo con superioridad — existen Dioses que si son Dioses y son superiores a ti — le señaló haciendo me vea con el ceño fruncido — no sólo por poder sino alma...
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