Lila
El tiempo había pasado demasiado rápido, y la sensación de que se me había escapado entre los dedos, sin poder hacer nada al respecto, no me dejaba en paz.
Sola una semana.
La cuenta regresiva había comenzado.
Siete días me separaban de mi caída al infierno.
No había un día en que no llorara, y eso se había intensificado después de haber estado con Nicholas en el probador de esa tienda. Cuando se fue, quise gritar tanto, pero no lo hice, reprimí esos sentimientos porque no me llevarían a ninguna parte.
En cambio, se me comprimió el pecho un poco más, dejándomelo pesado y adolorido.
Ahora, estaba esperando a la diseñadora para hacerme la bendita prueba del vestido de novia, sería la última. Me miré al espejo y cerré los ojos, cualquier otra mujer en mi lugar, brillaría e irradi
