Capitulo 58

2572 Words
Victoire Jussieu Las palabras de Celeste aún no terminan de hacer eco en mi mente, por más que intento procesarlo no puedo hacerlo, es como si te dijeran una noticia muy fuerte para ti, lo peor de todo esto es que sigo sin comprender las razones de Wells para esto, o mejor dicho, puede que sepa demasiado bien sus intenciones como para que eso me asuste. Conozco a Wells desde que éramos unos críos, tendríamos apenas unos cinco años, el era muy diferente a los demás niños, nadie se juntaba con el, solo yo, a mis padres no les agradaba pero como siempre yo he sido terca, era como mi mejor amigo, después de unos años nos separamos por la distancia, mis padres decidieron mudarse de ciudad hasta que cumplí diecisiete y volvimos aquí, nunca más me acordé de él por el simple hecho de que habían pasado muchos años, ni siquiera me imaginé que podía seguir en la misma ciudad, no sabía que había sido de su vida ni pensaba en ello, pero ahora todo encaja de alguna manera, las palabras de Celeste, la forma retorcida de llamar mi atención, todo comienza a tener sentido. Aunque no quiera afrontar esto tengo que hacerlo, sin embargo a pesar de que tenga los medios para buscarlo y pedirle una explicación no lo haré porque el mismo dijo que pronto nos veremos, no tengo idea cuáles son sus intensiones, ni siquiera si hará algo como la vez pasada, sin embargo no quiero averiguarlo, poco me importa esto ahora que se de quien se trata, han pasado tantos años que sé que la persona o mejor dicho, el niño que conocía ya no está, sin embargo quiero creer que no quiere hacerme daño. No cuando fui la única persona que hizo de su infancia menos tormentosa, aún recuerdo cuando iba a mi casa a esconderse porque sus padres estaban discutiendo, se quedaba conmigo un día entero para no regresar a su casa, para mi era muy entretenido tener un niño de amigo, mi madre solía decir que las niñas tenían amigas niñas, supongo que era su forma de cuidarme, sin embargo eso aumentó mi curiosidad con respecto a los varones, incluso de niña. Nunca llegué a hacer nada malo, sin embargo mi madre creía que podría llegar a hacerlo, era extraño, nunca le di razones para pensar eso, pero así son las madres, nunca le cuestioné nada, hizo lo mejor que pudo y no le discuto nada. Reacciono después de unos cuantos minutos y dirijo mi mirada hacia Celeste quien espera con paciencia mi reacción, sin embargo no la tendrá, no le daré el gusto de verme afectada por esto, después de todo se supone que ella no me conocía en aquellos tiempos, no entiendo porque apoya a Wells si el nunca ha tenido nada que ver con ella. O eso es lo que yo creo. Me levanto sin decir nada y salgo de la habitación cerrando con llave de nuevo, ahora si tengo ganas de matarla y tirarla a algún lago, no tengo palabras para describir mi enojo en este momento, después de tanto tiempo siguen apareciendo personas de las cuales creí no tener nada que ver y resulta que esas misma hacen mi vida más difícil de lo que ya es. No puedo comprenderlo, no se aún lo procese siquiera, simplemente no tiene sentido que de repente aparezca un amigo de mi infancia a querer joderme la existencia por sabrá Dios que razón, porque la ultima vez que lo vi le di un abrazo, no terminamos peleados ni nada por el estilo, que yo sepa tuvimos una muy buena relación, por lo que dudo mucho que me tenga rencor. No se que rayos pasa pero voy a descubrirlo, y esta vez no voy a hacerlo por mi cuenta, esperaré que ese idiota aparezca y lo primero que haré será darle un buen golpe por haber quemado mi casa. Camino en dirección a la biblioteca y una vez llego allá le envío un mensaje a April diciéndole que venga, minutos después la veo aparecer tranquilamente pero ella al ver la expresión de enojo en mi rostro cambia su sonrisa por una más seria. —¿Ha pasado algo que no sepa?—pregunta preocupada. Asiento señalando la silla frente a mi y ella se sienta obediente. —Tuve un amigo cuando era niña, perdimos el contacto después de los diez años, el fue el que quemó la casa. Aclaro y ella abre la boca sorprendida, parece que va a decir algo pero luego se mantiene en silencio procesando mis palabras. —¿Por qué lo hizo? —No tengo idea, lo único que se es que fue el y que me buscará pronto, me lo dejó en una nota, ni siquiera sé como sabe que estoy aqui—le entrego la nota frustrada y veo que ella la lee sin entender nada. Estamos iguales colega. Dejo salir mi frustración golpeando la mesa y April me observa preocupada, debe ser porque no me ha visto tan enojada en todo el tiempo que me conoce, suelo controlar mi rabia a menudo, cuando estoy enojada solo actúo indiferente pero en estas circunstancias se me hace bastante difícil hacerlo. Me levanto para contarle a Leonard pero entonces se me ocurre algo, cambio el rumbo de mis pasos para dirigirme a la habitación de Michael, una vez llego toco dos veces esperando su respuesta, segundos después abre la puerta mirándome confuso. —Jefa. —Necesito tu ayuda con algo. Michael me deja pasar y una vez lo hace yo me siento en uno de los sofás de la habitación, la mayoría tienen dos para mayor comodidad, sigo sin saber como las habitaciones son tan grandes. —Soy todo oídos. —¿Hay alguna forma de investigar la vida de alguien desde hace años? Saber los pasos que ha dado... Dejo la frase al aire y el entiende al instante. —Podemos buscar su nombre en la base de datos, allí saldrá si ha ido al hospital, si ha hecho alguna compra, si ha ido a la escuela, instituto, universidad. —Hagamoslo, vamos a investigar a Wells Clayton—le digo y el se apresura en buscar su laptop, minutos después lo veo tecleando muy rápidamente. —Wells Clayton, estudio en la escuela e instituto central de Paris, estudió en Cambridge, Reino Unido, se graduó de policía con honores y finalmente está trabajando en la policía. En... ¿La policía? Arrugo el entrecejo confusa y me quedo mirando la pantalla donde aparece su nombre. No creo que estemos hablando del mismo Wells Clayton, se supone que el... Bueno, las apariencias engañan, eso no quiere decir nada, además que tiene un historial impecable, no se que creer, Wells no parecía del tipo de persona que terminaría siendo policía, por su forma de ser y sus extrañas conductas crei que estudiaría algo como... derecho o psicología, el siempre le buscaba un porqué a todo, además de que tenía conductas que ahora que se al respecto puede considerarse psicópatas. No entiendo como ahora puede ser alguien así, tampoco entiendo porque querría hacerme daño, después de que fuéramos tan cercanos de niños. Suelto un suspiro cansada y pongo ambas de mis manos sobre mi cara con la frustración embargandome, no tengo ni idea que hacer, tengo el numero de teléfono de Wells justo frente a mi, fácilmente puedo llamarlo y pedirle que nos veamos o directamente pedir una explicación pero no quiero, quiero que el sea el que me busque, el que haga lo que dijo que haría, quiero respuestas, las necesito, se que la ansiedad no me permitirá estar tranquila hasta obtenerlas pero al mismo tiempo no quiero ni pensar en el hecho de llamarlo. Todo es tan confuso... —¿Lo conoces? ¿Te es útil esta información?—pregunta Michael y yo aparto mis manos de mi rostro volviendo mi vista a la pantalla. —Fue mi mejor amigo, cuando era niña. —¿Y por qué no lo llamas?—cuestiona sin entender. —El incendió nuestra casa, ha estado siguiendonos las pisadas desde hace un año, ni siquiera sé lo que quiere. Tal como reaccionó April, así mismo lo hace Michael, no los culpo, después de todo yo también reaccioné así, sin embargo no puedo quedarme tranquila, debo pensar y decidir rápido que hacer. Aún más al saber que no estamos a salvo, ninguno los estamos. Si el tiene un puesto importante en la policía puede meternos en la cárcel a todos, sin problemas, sin embargo dudo que sea eso lo que quiere, debe ser algo más allá. Aunque tengo un testigo que puede sacarnos en dado caso que quiera hacer eso, Celeste sabe todo. No es muy confiable considerando que ha estado de su lado por un año entero pero no quiere decir que sea completamente indiferente a lo que me pase, ya no se que es real en realidad. Me han engañado tantas veces al pasar de los días, de los meses, de los años que ya no se en quien confiar, no tengo idea que quiere Wells, así como no sabia hace tiempo que quería Sergio atacandonos, estamos en la misma situación, distintas personas, solo que a diferencia de Sergio, no quiero saber cuales son las razones de Wells, solo quiero que nos deje en paz, que se aleje de nosotros lo más posible y podamos fingir que nunca supimos del otro. Porque ha este punto siento que me ha hecho mucho daño, ya con haber destruido mi casa es motivo suficiente para tenerle rencor, sin embargo no se lo tengo, solo quiero que todo acabe, ya el cansancio mental que me provocan estas cosas me hace no querer crear conflictos, solo que dejen de pasar. —Pásame tu teléfono. Pido extendiendo mi mano, Michael me mira confuso pero no objeta nada, marco el número de Wells el cual esta en la pantalla de la laptop y me lo llevo a la oreja con el corazón latiendo desenfrenado, mis ojos se mueven por la habitación escuchando el pitido y al segundo tono contesta. —Oficial Clayton. Su voz, no puedo llegar a describir lo que su voz me produce, mis ojos se quedan en un punto fijo intentando procesarlo, su gruesa voz se escucha al otro lado de la línea, confuso, sin embargo yo no encuentro la voz para responder. Corto la llamada dejando caer el teléfono en mi regazo y cierro los ojos conteniendo el mareo que me ataca. No puede ser. Esto definitivamente no puede estar pasando, no es posible que esto sea así. Michael me mira con una mezcla de preocupación y confusión, sin embargo encuentro mi voz para explicarle lo que ha pasado, después de todo no es algo que me esperaba, eso es lo que me pesa de tener buena memoria, y buen oído, puedo recordar todo. Y esa voz ya la he escuchado, me pesa saber que lo he hecho. —¿Está bien Jefa?—pregunta mi hacker a mi lado sin saber que hacer para hacerme reaccionar. —Esta todo bien Michael. Pásame ese número a mi teléfono, porfavor. El asiente haciendo lo que le digo y yo salgo de la habitación para dirigirme al jardín con mi teléfono en la mano. Jodido idiota. Los hombres son unos idiotas, y yo soy estupida por haberme dejado engañar de esa manera, me vieron la cara y yo me dejé. Maldigo por lo bajo sentandome de golpe en el suelo del jardín, la rabia me inunda haciendo que quiera golpear algo, entonces recuerdo que en el gimnasio hay un saco de boxeo. Me dirijo allá sin pensarlo mucho y sin siquiera cambiarme comienzo a golpearlo, lo golpeo una y otra vez descargando la rabia que tengo en el saco, mis ojos se mueven por el y siento el dolor en mis nudillos pero no me importa continúo descargando toda mi frustración, no se cuanto tiempo ha pasado, solo se que escucho la voz de Sergio —Ya fue suficiente. La autoridad en su voz me hace detenerme, no bajo la mirada del saco, mis emociones fluyen por mi cuerpo y no puedo evitar cerrar los ojos, el cansancio me pega de repente y no puedo hacer nada. Bajo la mirada a mis manos y noto que están ensangrentadas, mis nudillos están destrozados y ahora estoy toda sudada. —Vamos. Escucho que dice mi hermano, lo sigo por el pasillo hasta mi habitación donde el me mete en el baño, me quito la ropa por mera rutina y me meto en la ducha donde no tardo mucho al escuchar el regaño de Sergio. Salgo envolviendome en una toalla y el me pasa una pijama, aún no es de noche pero no es como si éste al pendiente de ese detalle. Me visto sin siquiera secarme y noto que mis nudillos siguen sangrando, al salir Sergio me espera con un botiquín de primeros auxilios, me siento bajo sus órdenes y me quedo mirando un punto fijo. Siento sus manos tomando las mías y en pocos minutos las envuelve con vendas. —Eso no estuvo bien. —No estoy para sermones Sergio—espeto con seriedad. Sus ojos escudriñan mi rostro y puedo ver la pregunta en ellos. —No iba a darte uno. Suelto un pesado suspiro acariciando mis manos y finalmente reacciono. —¿Recuerdas a Wells?—pregunto y el lo piensa un momento. —¿El niño raro que te iba a visitar todos los días?—pregunta y yo asiento. —El fue el que quemó la casa, nos lleva siguiendo las pisadas desde hace un año, es policía aquí en París, no tengo idea de porqué lo hizo, si quisiera entregarnos ya lo hubiera hecho—digo y Sergio me abraza. —Siento mucho eso, imagino que debe ser duro para ti que tu amigo.... Me separo de el de golpe negando. —No lo entiendes, lo llamé hoy, para obtener respuestas, contestó un hombre con quien me acosté hace unas semanas, fue un día antes de que pasara lo del bar, un día antes del incendio, usó un nombre falso y me llevó a su departamento ¡Me vio cara de idiota! Exclamo afectada, abrazo mis piernas dejando que las lágrimas salgan y no puedo sentirme más estupida por todo lo que está pasando, no se en que momento deje que todo esto pasara. Cierro los ojos tratando de calmarme y ordenar mis pensamientos, después de todo no puedo dejar las cosas así, debo volver a llamarlo, pedirle respuestas, ahora debe importarme muy poco que se trate de Albert, o mejor dicho, Wells. ¿Como es que no me di cuenta? Ni siquiera había bebido tanto. Gruño con frustración y abro los ojos para mirar a mi hermano. —Tienes suerte de que Nard no esté aquí—asiento comprendiendo porque y me acuesto sintiendo el cuerpo pesado, ya es casi de noche pero siento que con todo el cansancio que llevo encima no pasara mucho tiempo para que me quede dormida. —No sé que hacer Sergio. Musito sintiendo como mis ojos se cierran, siento como se mueve hacia mi y me abraza acostándose conmigo. —Lo haremos juntos hermanita, lo que sea que debamos hacer, no tienes que cargar con todo sola. Sonrío casi imperceptiblemente y dejo que el sueño me venza quedándome dormida.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD