Despierto al sentir que me levantan, abro los ojos de golpe asustada y me doy cuenta que es Nard quien me lleva en brazos hacia el auto estacionado fuera del Jet, voy a decir algo pero el ya se ha encargado de que metan nuestras maletas en el auto, si todo sale bien planeo pasar unos días en Venecia, Italia es un país precioso, digno de ser visitado las veces que sean posibles, así que no dejaré pasar la oportunidad de quedarme.
Por lo menos unos días, no me mudaría aquí ni loca, amo Francia con todo mi corazón como para hacer un cambio de esa magnitud.
Me dejo llevar hasta que entramos en auto y me acomodo en el asiento, Leonard me pasa mi celular y una vez lo enciendo busco el correo abierto que dejé para que sirva de comunicación entre Sergio y yo, no ha escrito nada.
Suspiro dejando el teléfono a un lado y espero pacientemente hasta que llegamos a la mansión, bajo del auto rápidamente dado que ya es tarde, debo ir a arreglarme y comer algo antes de la hora en la que según vendrá.
Mi impaciencia no me deja estar tranquila mientras entro dirigiéndome hacia la cocina, aquí ya tengo empleados que se encargaron de tener la casa limpia para cuando viniera, por lo cual solo debo entrar para darme cuenta que abastecieron la despensa también.
Tomo los materiales necesarios para hacer una Pasta Alfredo y tardo al menos cuarenta minutos en la cocina, escucho unos pasos cercanos que me ponen en alerta pero al ver quien cruza la puerta de la cocina me relajo.
Charles me regala una sonrisa tranquila mientras se sienta frente a mi.
-¿Quieres?-ofrezco señalando la pasta que acabo de servir para mi, sin embargo hice suficiente.
El asiente y yo me levanto para servirle un plato también, se lo pongo al frente con un vaso de jugo de naranja y ambos comenzamos a comer en silencio, mis ojos se mueven por el plato sin saber que decir dado que no hemos hablado mucho.
-Leonard me contó que ya sabes la historia completa-menciona y yo bajo la mirada.
-Supongo que me veo tan estupida como me siento-detengo el movimiento de mi boca para levantar la mirada, Charles niega con la cabeza, sus ojos me miran con intensidad.
-Cada uno maneja el dolor de formas diferentes, te culpaste de la misma forma que lo hiciste con el, ninguno tuvo la culpa, las cosas pasan y no podemos detener su curso.
Continuo comiendo sin decir nada pero minutos después una pregunta se forma en mi mente.
-¿El sigue sintiendo...?-me detengo al ver lo absurdo de la situación y el camino de mis pensamientos-Olvídalo.
-Quieres saber si sigue teniendo sentimientos por ti-termina la oración por mi y sonríe como si no pudiera creerlo.
-No respondas, se que no tengo derecho de siquiera saber eso, lo más probable es que me odie-suelto decepcionada y Charles me mira.
-Eres la única mujer a la que el ha amado Tory, ni el mayor error de ambos puede cambiar eso.
Mi corazón comienza a latir con afán en mi pecho al escucharlo, mis ojos se humedecen ante los pensamientos que se arremolinan en mi mente y la esperanza cruza mi interior, desvio la mirada a la puerta de la cocina al escuchar que se abre y por ella entra el rey de Roma, sus ojos se unen con los míos y nota mi llanto retenido, seguido de eso pasa su mirada de mi hacia Charles y así tratando de entender la razón de mi estado.
Limpio mis ojos quitando todo rastro de llanto y termino de comer lo más rápido que puedo para luego salir de la cocina en dirección a mi habitación, llego allá en cuestión de minutos.
Cierro la puerta detrás de mi y me dirijo al baño donde lleno la bañera con agua tibia, me quedo allí media hora dado que aún faltan dos horas para que Sergio aparezca, si llega a aparecer.
Dentro de mi quiero creer que va a venir, sin embargo no quiero decepcionarme, sé que puede creer que es una trampa y simplemente no asistir, sin contar con que el esta en Roma, es muy arriesgado venir a otro estado de Italia solo para llevar a cabo una reunión de la cual ni siquiera sabe de que va.
No debe ser fácil, espero no me vea como enemigo, porque no lo soy en absoluto aunque el esté demostrado que quiere ser el nuestro.
Necesito respuestas, no puedo seguir suponiendo cosas que tal vez ni siquiera se le acerquen a todo lo que pienso, el único que puede darme respuestas es el líder de la mafia Italiana, el cual solo espero que si sea mi hermano, no quiero otra decepción sobre mis hombres, no quiero que la esperanza que he cultivado estos tres días se apague.
Porque se que si no es Sergio voy a sufrir igual de lo que sufrí en su muerte y haré el mundo a arde.
Empezaría con Marcus sin duda, después con todo lo que lo rodea, porque nadie le miente a Victoire Jussieu y sale ileso, el respeto que he formado todos estos años no es por ser dulce, mucho menos piedosa, todo el que me haga daño pagará cada una de las lagrimas que me haga soltar, porque yo no lloro por cualquier cosa, si lo hago es porque ese hecho me dolió enserio.
Y no puedo evitar pensar que puede que me duela el doble si llega a ser mentira todo esto.
Al salir del baño busco en el inmenso armario un atuendo adecuado para la ocasión, tomo un vestido n***o de tiros gruesos, me llega hasta la rodilla, junto a un cinturón blanco, busco mis botines blancos y ato mi cabello en una coleta alta.
Me maquillo levemente sintiendo mis nervios a flor de piel y una vez estoy lista salgo de la habitación en dirección a la sala de estar que es donde planeo recibir a Sergio, la pistola en mi espalda me recuerda que sea quien sea si amenaza con mi seguridad debo disparar.
Aunque se que si llega a ser mi hermano eso será casi imposible, aún más cuando hace cinco años lo creí muerto por un disparo, sé que Nard, Charles y Logan mantendrán todo a raya, sin embargo yo no puedo asegurar lo mismo, siento que necesito prepararme mentalmente para lo que sea, dado que a la que más le afecta es a mi.
Me siento en el living a la espera de los tres chicos, los cuales aparecen minutos después seguidos de muchos guardias, para ser más exactos, todos los que trajimos, sé que es peligroso todo lo que estamos haciendo, pero se que valdrá la pena.
-Ya estamos listos, falta una hora.
Dice Nard sentándose a una distancia prudencial de mi, su rostro impasible me hace preguntarme si esto no le afecta.
Me le quedo mirando recordando lo que antes hacía, el se me quedaba viendo para que yo me pusiera nerviosa, eso fue durante un tiempo hasta que yo aprendí a hacer lo mismo y era él el que luego estaba nervioso.
Este al sentir el peso de mi mirada conecta sus ojos indiferentes a los míos, se que me lo merezco, además que las cosas no cambiaran de la noche a la mañana, nos hicimos mucho daño, además que nos tratamos horrible todo estos años.
Pero esta vez estoy dispuesta a hacer todo lo que sea necesario para borrar de sus recuerdos cada insulto que haya salido de mi boca.
Minutos después el no puede seguir sosteniendo mi mirada, se que se ha puesto nervioso por la manera en la que mueve "despreocupadamente" sus piernas, pero no me engaña, lo conozco a la perfección, y si antes era una tentación para el cuando crei odiarlo, ahora lo soy el doble, me encargaré de hacerlo doblegarse de buena manera ante mi así como yo lo haré ante el.
Porque no hay forma que dos personas que una vez se amaron lleguen a odiarse.
Eso es ley, es estupido siquiera intentarlo.
Dejo de mirarlo para encender la pantalla de mi teléfono, observo con atención la hora y al dejarlo comienzo a moverme ansiosa, cada vez falta menos.
No tengo idea de que pasara, solo que no puedo con los nervios y esa sensación de espectativa que me carcome.
Despues de exactamente una hora escucho el timbre de la casa, miro a los tres chicos que me acompañan y estos se levantan para ponerse frente a la puerta, los guardias se acomodan a la defensiva y yo no puedo pensar en seguridad, solo quiero que sea el.
Me quedo sentada sintiendo mi corazón latir a mil por hora y entonces veo a una de mis empleadas pasar.
Mis ojos se llenan de lágrimas que no puedo contener y me pregunto.
¿Que tanto puedes extrañar a una persona?
Pues la respuesta en mis ojos es lo único que todos tenemos claro esta noche.