—¿Qué? La fiebre debe estarte afectando, sujétate de mí y vamos a dentro, que este sol solo empeora las cosas para ti—respondió Arabelle en cuanto recuperó el aliento. —Solo respóndeme, maldita sea. —¿Porque querrías saber eso? Nunca te ha importado. —Pero por lo visto a ti si te importa. —No, dejo de importarme hace un tiempo. Ahora sujétate a mí y vámonos. Por favor, no hagas las cosas complicadas para mi y para ti. La fiebre va a aumentar y será más peligroso, deja de comportarte de esta manera infantil. Kerem negó con la cabeza y luego cerró los ojos haciendo un gesto de completa displicencia. No iba a ir hasta que ella le respondiera. Se acomodó de nuevo en su asiento reclinado e ignoró los intentos de su esposa por levantarlo de allí. —No es infantil, porque sé lo que hag