Los ojos de Arabelle se centraron en su marido quien miró a Ruzgar como si deseara enterrarlo tres metros bajo tierra. Debido a la incitación del hombre todos aplaudieron dando por hecho que Kerem cedería, su esposa en cambio, no estaba tan segura de ello pues sabía que no le agradaba en absoluto el baile o al menos eso fue lo que le había dicho.
No compartía momentos con ella en ningún evento a pesar de que habían asistido a un par de bodas de los hijos de algunos miembros del consejo. Ella se limitaba a sentarse a su lado y a cruzar una que otra palabra para que no pareciera que eran completos desconocidos. Arabelle entrelazó sus dedos en su regazo nerviosa mirando a su esposo esperando que este dijera algo.
Hubo un silencio en la sala y cientos de ojos fijos en Kerem quien no parecí
