Arabelle intentó liberarse sujetando sus fuertes brazos pero fue imposible, por un segundo se vió tentada a seguirle el beso, ansiaba hacerlo, pero no era apropiado. Impactó su pie contra su costoso zapato de firma italiana y Kerem soltó una maldición para luego soltarla. —¡Auch! ¡Con un demonio! Le había dolido, joder, contuvo las ganas que tenía de frotarse la punta del pie pero decidió mantenerse firme, aunque levantando ligeramente el zapato del suelo para evitar que un dolor mas agudo le recorriera. —No tienes permiso de besarme, no tienes ese derecho. —Tengo todo el derecho del mundo. —Lo tenías, ahora ya no. —Arabelle, será mejor que intentes comportarte de ahora en adelante porque ya te he dicho lo que pasará de aquí a futuro. No puedes negarme mis derechos—replicó enfad