—Firat lleva muchos años aquí, estuvo primero en Estambul, mi señora y luego, con la construcción de esta villa fue enviado aquí para poder tener la casa en orden. Es un lugar demasiado grande y necesita un número considerable de empleados—comentó Handa cuando recibió la visita en la cocina de Arabelle aprovechando que Kerem se había ocupado con llamadas importantes.
La herida sanaba conforme lo planeado, tan bien, que en dos semanas, luego de esa fiebre intensa, no había tenido ningún nuevo susto y la herida mejoraba cada día, con suerte podría lograr recuperarse lo suficientemente bien como para regresar a Estambul en el mes acordado. Las costillas fracturadas mostraban una mejora considerable pues un médico de la ciudad había venido especialmente a dar sus observaciones al respecto.
