Hay momentos en la vida donde como persona se termina escogiendo el juego inapropiado de palabras en los momentos menos adecuados o en ocasiones tal vez no sea juego, si no la percepción. Arabelle se había enfadado demasiado por su forma de hablarle, era como si la considerara de su propiedad y claro que no deseaba que fuera de esa forma.
—Si, si, has dicho todo ese cuento jovial de amistad. No soy un hombre estupido, conozco a la gente, conozco a los hombres y el hombre que te diga que tiene una amistad sincera contigo a menos que sea gay tiene dos opciones, o te quiere follar o te quiere follar.
Qué importaba si eso era lo que quería, era una mujer casada que sabía perfectamente sus juramentos y respetaba su matrimonio aunque no hubiera reciprocidad en él.
Un hombre podía querer mi
