Usualmente Kerem siempre tenía algo para decir y una cosa elocuente que contestar, pero este no fue el caso. Las palabras de su esposa se quedaron grabadas en su cabeza causándole un sentimiento único, pero poco agradable para él. No había motivos para que ella deseara algo así, ni en mil años él podría darle un matrimonio normal, porque él no era una persona común. —No tienes ni idea de lo que estabas deseando. —Puede que tengas razón, no la tenía. Kerem maldijo entre dientes. Arabelle no dejaba de pensar que había sido inapropiado que dijera eso. No quería sonar como una mujer que rogaba atención porque no era lo que estaba buscando. Solo intentó ser sincera y su cuerpo terminó sacando lo que creía prudente. —Sigo creyendo que este matrimonio fue lo peor que pudo habernos pasado,