¿Qué pasó anoche?
La vida sí que es extraña, es como si tuviera conciencia alguna, cuando estás hundido en un hueco más profundo, ella te sorprende con más problemas, algunos le dirán que es por un propósito, yo simplemente diré que se burla de todos… en especial de mi.
Abro mis ojos, el dolor de cabeza está por acabar mi existencia, al parecer me excedí anoche con las bebidas, el problema es que no me acuerdo.
Un delicioso olor a café recién preparado inunda mis fosas nasales, eso en definitiva me puso alerta. ¿Dónde estoy? Me pregunté rascando un poco mis ojos, según veo estoy en una habitación de hotel lujosa, las sábanas que cubren mi cuerpo se sienten como una fina seda.
-¡Dios! Que dolor de cabeza.- mencioné sentándome en la cama, mis ojos poco a poco se están acostumbrando a la luz, quería revisar dónde carajos estaba entonces fue cuando mi corazón se detuvo del susto.
Un hombre bebía una taza de café mientras me observaba, no tenía idea quién era o qué hacía aquí, es más. ¿Yo qué rayos hago aquí? Y lo peor ¿por qué estoy desnuda?.
-Quien.. ¿quien eres?.- pregunté tratando de cubrirme un poco con la sábana.-
El hombre tenía su pierna cruzada, vestía de traje completamente n***o, no soltaba su taza de café mientras me observaba, no era mucho lo que podía verlo, él estaba a contra luz así que me hacía imposible ver su rostro con claridad.
-He dicho ¿quién eres?- Volví a preguntar, me puse de pie envuelta en la sábana, miraba a mi alrededor, era vital encontrar una ruta de escape.-
-Ve a darte una ducha, tú y yo debemos hablar.- mencionó el hombre entrelazando sus dedos.-
No sé si me causaba miedo o intriga el personaje, su voz era ronca y varonil, también sentía gracia y elegancia en sus movimientos, pero el temor que fuera alguien que quisiera hacerme daño estaba presente.
-Pero..-
-Anda, te espero en el lobby, tienes que darme muchas explicaciones.-
-¿Yo?-
-Si, es mejor que te apresures, jamás llego tarde a mi trabajo.- mencionó el hombre poniéndose de pie, estoy segura que mide más de 1.90, pude detallar su cuerpo bien trabajado bajo ese traje italiano, yo salí corriendo hacia el baño, al menos aquí le sentirá a gusto.
Deje caer la sábana al suelo evidenciando el horror, mi cuerpo tenía marcas rojas, creo que eran chupones y algunas de presión de dedos, mientras giraba revisando todos los daños descubrí lo que para mí era impactante.
-¡Ah! ¿Que es esto?- grité asustada.-
La puerta del baño se abrió con fuerza, el hombre estaba observándome, quizás se asustó por mis gritos.
-¿Por qué haces tanto escándalo?- preguntó enojado, yo trataba de cubrir un poco mi cuerpo, estaba completamente desnuda.-
-Tengo… tengo un tatuaje en el trasero.- mencioné girándome.-
-Entonces es eso.- mencionó soltando un suspiro.-
-¿Te parece poco? Tengo un tal Máximo tatuado en mi trasero y no sé quién es.-
-Soy yo, me llamo Máximo y supongo que eres Martina.-
-Si… ¿cómo es que lo sabes?-
Vi como soltó los botones de su camisa, la abrió un poco dejándome ver su pectoral, mi nombre estaba tatuado, era mucho más grande que el que yo tenía.
-Apresúrate.- mencionó y cerró la puerta, esto cada vez se veía más enredado, sobre todo por la argolla que reposaba en mi dedo anular, según veo me casé, me tatué y tuve sexo con este hombre que se supone que se llama Máximo.
Pasé a la ducha, traté de arrancar todo rastro de ese hombre en mi cuerpo, el agua se sentía bendita, se estaba llevando la cantidad de fluidos que tenía en mí y que estoy segura que eran de ese hombre, pero los pensamientos y recuerdos llegaron a mi, todo para hacerme sentir peor de lo que estaba.
-Yo… yo le ofrecí un trago, estoy segura que me acerqué a él en un bar, pero también tengo en mi mente a mi amiga Lorena, ella estaba conmigo, ¿cómo es que me abandonó?.- me pregunté
Salí de la ducha, buscaba ropa que ponerme, solo encontré mi vestido de novia, un golpe de recuerdos llegó, ayer se suponía que sería mi boda, yo me casaría con Miguel, mi novio por dos años y el que se supone que es el amor de mi vida.
Tome el vestido y como pude me lo puse, estaba rasgado, muy dañado para ser usado, no me importó y me vestí, quería huir y lo lograría así que tomé mi celular y mi pequeño bolso, dejé 500 dólares sobre la mesa de noche con una disculpa.
“No sé quién es pero lamento mucho si utilicé su cuerpo, le dejo 500 dólares que es lo que tengo en mi poder, sé que no compensa el abuso pero juro que me arrepiento”
Espero que la nota sea suficiente, el tema del matrimonio no me importaba, en este estado no era tan fácil casarse así no más en una noche, así que quizás solo fue un tema simbólico, tomé mis zapatos en la mano y salí a correr, se que mencionó que me esperaba en el lobby pero no deseaba verlo, tomé la salida trasera del hotel y huí como una cobarde.
Un taxi fue mi ruta de escape, mientras recorría las calles revisaba mi celular, algunas llamadas y mensajes de Miguel, en todos pedía hablar conmigo pero eso no sería posible, las palabras mencionadas en la puerta de la iglesia me dolían cada vez que las recordaba.
“Perdóname Martina pero no puedo ser tu esposo, sabes que te amo pero amo más mi carrera, mi padre logró un acuerdo matrimonial con Jessica Sáenz, como sabrás ella es hija del dueño del canal, mi ascenso está listo.”
Necesito recordar que pasó ayer, sé que Miguel me dejó en la puerta de la iglesia con el corazón roto, pero como es que termine entré las piernas de un hombre extraño.
Le marqué a Lorena pero no contestaba, quizás lo mejor era olvidar lo que pasó, un hombre como Máximo estará acostumbrado a pasar la noche con mujeres desconocidas, es probable que jamás nos volveríamos a ver.
Llegue a mi casa, tome la pequeña llave que estaba bajo la matera, en el primer piso había un local, exactamente un bar llamado “El patrón”, era de mi padre y ahora mío. En el segundo piso estaba el que se consideraba mi hogar, antes una bodega pero ahora adaptado como un departamento.
Me quité el vestido y lo metí en una bolsa de basura, rápidamente preparé café y me vestí para salir, yo debía ir a trabajar, aunque se supone que sería nuestra luna de miel, Miguel y yo planeamos que lo haríamos después, los dos teníamos trabajos que reportar así que dejaríamos para otra ocasión el viaje.
Hoy debía cubrir la llegada del primer ministro al país, por fin el presidente había elegido su representante, en pocas palabras su mano derecha, me puse un pantalón blanco alto bota ancha, un crop top del mismo color, dejaba ver un poco de piel en mi abdomen, encima mi saco y algunos accesorios dorados, quería verme muy bien, sé que los ojos de todos en el noticiero estarán en mi, ya la gente sabe que Miguel me dejó en el altar.
Recogí mi cabello en una coleta prolija, maquillaje suave con brillo en los labios, me revisaba una y otra vez en el espejo, ¿que tiene Jessica que yo no?.
Soy una mujer de 27 años, mido 1.75cm de estatura, mi piel es trigueña, mi madre me decía canela, tengo el cabello castaño oscuro, mis ojos son de color miel, labios gruesos, nariz respingada, senos moderados, trasero generoso, cintura pequeña y piernas largas muy tonificadas, el ejercicio es parte de mi vida.
Escucho la bocina del rayo, así es como Pablo mi camarógrafo le llama a su camioneta, tomo mis cosas y salgo a su encuentro, sé que debo poner mi mejor sonrisa, nadie debe saber el dolor que llevo dentro.
-Hola Pablo buen día.- mencione subiéndome a su lado.-
-Marti… wow mujer debo decir que hoy luces más bella que nunca.-
-Bueno debemos reportar desde la casa blanca, todos los grandes políticos de este país estarán presente, no puedo desentonar,-
-Pues los vas a enamorar a todos, estás muy bella.-
-Gracias cariño, tu siempre me llenas de halagos.- mencioné tomando su mano, él ha sido mi amigo por 5 años, nuestra amistad se basa en decirnos la verdad, también en la confianza, el un gay que no ha querido salir de clóset y yo, una mujer caótica.-
-Lamento mucho lo que te hizo Miguel, sé muy bien que lo amas, quisiera verlo y romperle la cara.-
-Pablo no te preocupes por eso, la verdad estoy mejor sin el.-
-Dime qué fue lo que te dijo en el altar, ninguno de los presentes pudo escuchar, solo vimos cómo saliste llorando de la iglesia con Lorena.-
-Te lo resumiré, mencionó que se casara con la hija del gran jefe.-
-¡¿Qué?! Estás hablando de la hija del señor Sáenz …-
-Así es, ya hay acuerdos, ella lo ayudará a consagrarse como el presentador de noticias más importante de este país.-
-Es un desgraciado, te cambio por poder.-
-Básicamente, pero debo estar agradecida, él detuvo la boda, imagínate donde nos casáramos, toda la vida viviría engañada por el.-
-Tienes razón.- mencionó besando mi mano, solo vi como frunció el ceño.-
-¿Y esta argolla? No me digas que la usas por su recuerdo.-
-No, es mejor que pongas el auto en marcha, por el camino te cuento el problema en que me metí.- mencioné ajustando mi cinturón.-
Aún no entiendo cómo es que ayer parecía tener todo resuelto y ahora estoy metida en un lío, debo ver a mi ex con su nueva novia en el trabajo, también rogar para que mi supuesto esposo jamás aparezca.