Una ligera lluvia golpeaba mi rostro, creo que eran un poco más de las seis de la tarde, la noche estaba llegando, el frío se hacía presente pero eso no importaba. Tenía tanto que contarle a mis padres, por un lado estaba triunfando, por el otro, en temas del corazón no me iba nada bien. -¿Qué debo hacer? No entiendo por qué a veces soy tan débil, es increíble que un hombre elimino por completa mi autoestima. Dice que todo pasa por algo, que hay personas que llegan para enseñarte, Miguel fue uno de ellos. Mientras le cambiaba las flores escuché autos llegar. A lo lejos vi a Máximo bajar, casi corriendo llego a mi lado. -¡Martina!- mencionó cubriéndome con su saco, la lluvia se había intensificado.- -¿Qué haces aquí?- pregunté -Vine por ti, vamos a casa.- suplicó -Querrás decir tu c

