Despedida

1829 Words
¿Nunca les ha pasado que aunque estén en espacio abierto sientan que se ahogan?. Es justamente lo que estoy sintiendo, este despacho es más grande que mi departamento y aún así siento que me voy morir sin aire. -Quiero que me digas para quien trabajas.- -El noticiero RTC.- me apresuré a responder.- -Eso ya lo sé, quiero saber quién es tu verdadero jefe.- -No lo entiendo ¿cómo que mi verdadero jefe?- -Se que no eres tonta Martina, te estoy dando la oportunidad de contarme la verdad.- -Espera, todo esto es un error, no tengo idea de lo que hablas, pero sí sé que debemos hablar del supuesto matrimonio.- -¿Error? Vaya cinismo el que tienes.- mencionó recostándose un poco en su silla.- -Divorciémonos, firmaré lo que sea y cada uno por su lado ¿te parece?- -¡Claro! ¿Por qué no lo había pensado?, firmemos un documento y listo.- mencionó abriendo su gaveta, su voz estaba cargada de sarcasmo.- -Si. Es fácil.- respondí El puso un archivo sobre el escritorio y lo empujó hacia mi, yo lo tomé y lo abrí, creo que volvía la asfixia. -¿Qué es esto?- pregunté. Habían fotos de los dos, eran de nuestra extraña boda, el certificado de matrimonio donde claramente decía el tiempo de validez, también una carta escrita de manera anónima donde decía que conocía toda la verdad del primer ministro.- -Ya deja tu farsa, dime mejor que planeaste todo esto, a parte me estás chantajeando ¿cuánto quieres?- mencionó poniéndose de pie, caminó hacia lo que parece ser su caja fuerte, vi como saco lo que creo que son billetes.- -Yo no sé nada, ni siquiera sabía quién eras tú, es más no me acuerdo de lo que pasó anoche.- El hombre se acercó a mí, puso el dinero sobre el escritorio cerca de mis manos. -Aquí tienes suficiente dinero para que detengas tu farsa, dime los nombres o el nombre de quien orquestó todo esto, sigo pensando que solo eres una herramienta.- -Le he dicho que no sé de qué hablas.- mencioné poniéndome de pie, en verdad todo esto era confuso.- Quería escapar pero él me tomó del brazo, me tiró con fuerza, me estrellé en su pecho, estábamos tan cerca que mi estómago se revolvió, su aroma estaba trayendo recuerdos, precisamente los de cama, los más candentes. -Todas las mujeres son iguales, siempre queriendo escalar en su estatus social, debo reconocer que tú fuiste más audaz, me drogaste para conseguirlo.- -Mire la verdad ya me cansé de decirle que no sé nada, por favor divorciémonos y ya, haremos de cuenta que no lo conozco y todo solucionado, además yo no lo drogue.- -Sigues mintiendo, esta mañana me realicé exámenes de todo tipo, el primero ha salido y dice que tengo en la sangre una especie de alucinógeno.- -¿Droga? Yo no lo hice.- -Por supuesto que lo hiciste, tengo el video en el bar, anoche te acercaste con un trago, después de que lo bebí perdí la noción del tiempo, no supe que hice.- El me entregó su celular, efectivamente estaba yo con mi vestido de novia, iba con dos tragos, le hablé un par de minutos, él tomó el licor y yo también, después salimos del lugar entre besos. -No, esto no puede ser cierto,- -Lo es, el video llegó junto con la carta de chantaje, aseguran que tienen más pruebas.- -Esto es una maldita pesadilla.- mencioné caminando hacia el gran ventanal, trataba de respirar mientras aventaba aire con mis manos.- -Finges muy bien, casi me creo tu cuento.- -¡Ya basta! Le he dicho que no sé nada.- grité entre llanto, en verdad estaba asustada, todo esto era una locura.- -Quiero saber algo.- -No sigas, si es para volver a culparme mejor no hables.- pedí entre llanto.- Él se acercó a mí, me entregó su pañuelo, yo lo tomé con desconfianza, de igual manera comencé a limpiar mis lágrimas. Una vez lo hice se lo entregué. -Supongo que quiere mi ADN, aquí se lo entrego.- mencioné -Ese ya lo tengo.- -¿Cómo lo obtuviste?- -¿En verdad quieres que te responda? Lo que pasó en esa habitación fue algo rudo, tus uñas marcaron mi cuerpo, tus fluidos quedaron en mi, ni hablar que en mis uñas había tejido tuyo.- -No quiero saber más.- mencioné -Pero yo sí, ¿te estás cuidando? Cómo verás producto de tu droga yo no me protegí, un examen más que tuve que hacerme, no tengo idea que enfermedades tengas.- Levante mi mano y le di una bofetada, sé que él no lo esperaba, sus ojos se abrieron de par en par, ya había aguantado mucho, no me parece que deba seguir escuchándolo. -Yo no soy una puta que se revuelca con cualquiera, lo que pasó contigo anoche no puedo explicarlo por qué simplemente no lo recuerdo, en cuanto a si me cuido diré que no, pero no se preocupe, ya me tome la pastilla para evitarlo, no crea que pretendo embarazarme de un tipo petulante y arrogante como tú.- -Quizás es eso lo que buscas, un hijo mío para chantajearme pero no lo lograrás.- mencionó sobando su mejilla.- -Piense lo que quiera yo ya me voy, si quieres envíame un abogado con la disolución del matrimonio, lo firmaré.- mencioné huyendo de él, esta mañana pensaba que jamás lo volvería a ver y ahora estoy metida en un gran problema.- Busque la camioneta de Pablo, en mi celular habían mensajes del canal, el dueño pedía hablar conmigo, conteste que iría después de cubrir el juicio del ex magistrado. Me subí y ajusté mi cinturón, Pablo solo me veía de reojo. -De una vez te digo que no deseo hablar, solo diré que ese hombre que dice ser mi esposo es un ser despreciable.- Pablo no quiso preguntar nada, nos marchamos al concejo, tuve que retocar mi maquillaje, había llorado haciendo que sé corriera un poco, respire profundo anhelando que solo fuera una pesadilla. Pude tener un momento de paz mientras me encontraba en el juzgado, cubrí la noticia sin complicaciones, el magistrado había sido juzgado por delitos políticos contra el estado, la próxima audiencia sería de sentencia. Pablo y yo nos dirigimos al noticiero, el pasaría a edición y yo a la cita con el señor Sáenz, lo bueno es que en este lugar tengo personas que me quieren, pero también están los que me miran con tristeza, todos saben que pasó ayer, la mayoría habían sido invitados a la boda. -Hola Holly, el gran jefe me está esperando.- mencioné llegando a la presidencia, la secretaria estaba sentada con mil pendientes.- -¡Martina! Cariño que bueno verte ¿dime cómo estás?- esa pregunta venía con una cara de pena, sabía muy bien por qué lo decía.- -Holly estoy perfecta, concentrada en el trabajo y así será.- mencioné -Por supuesto, por favor pasa, el señor Sáenz te espera.- mencionó Respire profundo e ingrese, el señor Sáenz se encontraba con su hija, la miserable Jessica… -Aquí estoy señor, ¿me necesitaba?- mencioné ingresando.- -Hola Martina gracias por venir, primero quiero decirte que hiciste un gran trabajo esta mañana con el primer ministro.- -Gracias señor, pero algo me dice que no estoy para recibir sus halagos.- -Lastimosamente tienes razón, te he citado por qué.- -Estás despedida.- se apresuro a responder Jessica, ella estaba de pie junto a su padre, hoy vestía de rojo intenso, no puedo negar que la condenada tiene buen cuerpo y cara de ángel, pero su malicia brota por los poros.- -¿Qué? ¿Por qué?- -Lo siento mucho Martina pero como verás aquí hay un conflicto de interés, mi preciosa hija se casará con Miguel y tú estás en el medio.- -Señor sé que usted es consciente que ayer me iba a casar con Miguel ¿cómo es que acepta que hoy ya esté comprometido con tu hija?.- -Martina, Miguel y yo llevamos tres años saliendo, no lo habíamos anunciado por qué papá así lo decidió, como verás somos una familia que está en el ojo de país, pueden secuestrarnos, así que mantuvimos un perfil bajo.- Mencionó Jessica sonriendo.- -Esto no es cierto, estás mintiendo.- -No es así querida, Miguel y mi hija sostienen una relación formal, le pedí que no lo hablara en público hasta que las amenazas que teníamos cesaran, como esto ya terminó, mi princesa ya se puede casar, en verdad lamento que estuvieras involucrada pero alguien debía salir herido y no sería mi hija.- -¡Son unos malditos los dos!.- mencioné Lo mejor era largarme de este lugar, abrí la puerta con fuerza, quería destrozar todo el lugar, como es posible que se burlaran así de mí todo este tiempo. -Martina espera.- mencionó Jessica, ella venía contoneando sus caderas, todos se embelesaban viendo a la rubia plástica que ejercía poder en este lugar.- -¿Qué quieres?- pregunté limpiándome las lágrimas.- -Miguel me contó que estabas tratando de embarazarte pero no lo lograste.- -Que bueno que no pasó, ¿no lo crees?- mencioné sonriendo con ironía.- -Claro fue lo mejor, pero me siento en la obligación de decirte que mi prometido influyó en eso, el cambio tus vitaminas con anticonceptivos, no iba permitir que te embarazaras.- -¿Qué?- -Querida, no sabes cómo Miguel hablaba del asco que sentía cada vez que tenía que acostarse contigo, sé que fue solo un par de veces, pero era tanto su repudio que corría a mi lado, solo con mis besos y caricias podía borrar su asqueroso olor.- Levante mi mano y la abofetee, creo que hoy rompería un récord, ya van dos personajes que golpeó. -¡Martina! ¿Cómo te atreves a lastimar a mi bebé? Te juro que me encargaré que ningún noticiero te contrate.- -Váyase a la mierda viejo decrépito Sáenz.- mencioné mostrando mi dedo del medio y salí del lugar.- Dejé mi gafete tirado por el pasillo, a todo pulmón grité que estaba siendo despedida del noticiero, también que le deseaba mala suerte a los Sáenz. Salí a la avenida y pedí un taxi, ya había sido suficiente por hoy. Llegué al bar, hoy lo abriría más temprano, tomé ducha rápido, mientras el agua caía mis lágrimas también lo hacía. -¿Por qué fui una tonta?- me preguntaba una y otra vez.- Dure una hora en la ducha, me preparé un sandwich, me vestí con un jean n***o igual que la blusa, recogí mi cabello, llevaba unos botines y bajé al primer piso. Era hora de abrir el bar, sé que me enfrentaré a los comentarios de la gente, yo los tenía aburridos contándoles de la gran boda. Le di un beso a la fotografía de mis padres, este lugar era su legado y debía honrarlo, sonreí de manera falsa y abrí las puertas. “Supongo que no merecía nada del cuento de hadas que me ofreció Miguel, mi destino siempre ha estado aquí, bajo estas cuatro paredes”.
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