El edificio es sumamente grande y tiene ese aspecto de antiguo como en las películas; las puertas de la entrada están abiertas y pueden visualizarse gente adentro. El pequeño bolso que conseguí lo aprieto con fuerzas al momento de entrar. Puedo distinguir el olor a flores con medicamentos haciendo que me pierda de mi rumbo. Estoy apunto de entrar pero un paciente es forcejeado al momento de querer cortarse las venas, miro la escena perpleja y simplemente me quedo en mi lugar. Por un momento quiero retroceder y irme, pero la curiosidad le gano al gato. Hay un gran mostrador, dos pequeñas señoras regordetas están rodeadas de flores y buenas vibras. — ¡Buenos días! Bienvenido al hospital florence recuerde que nada esta perdido. ¿En que puedo ayudarla? — La mas amigable me pregunta mie

